Enlaces accesibilidad

El club de los rehabilitados, por Goyo Manzano

  • 'El profesor' ha recuperado para el fútbol a la mitad de su equipo
  • Aouate, Rubén, Martí, Borja Valero, Josemi y Julio Álvarez sonríen en Mallorca

Por
Julio Álvarez, Aouate, Borja Valero, Martí, Rubén y Josemi
Julio Álvarez, Aouate, Borja Valero, Martí, Rubén y Josemi

Denle un equipo sin dinero y convulso institucionalmente que él lo hará grande. Déjenle sin plantilla que él hará una nueva y más competitiva. Da igual si el 90 por ciento del talento de la pasada campaña (Cléber Santana, Jurado y Arango) se marcha en verano. Da igual si no se los sustituye. Si no hay calidad, créela usted mismo. ¿Cómo? Para eso está el psicólogo. Para eso está Goyo Manzano, 'el profesor'.

Casi sin fichajes, sin apoyos y sin garantías de absolutamente nada. Así ha metido Gregorio Manzano al Mallorca en puestos de Champions a falta de una jornada para el final de la mejor primera vuelta de la historia del club. Ha convertido Son Moix en un fortín, donde hasta la fecha hace pleno con nueve victorias de nueve posibles (27 puntos). Y lo ha hecho con una plantilla por la que a principio de temporada nadie daba un duro, literalmente (cuando los jugadores arrancaron el campeonato aún no habían cobrado la totalidad de las fichas del curso anterior).

Manzano, que reconocía en alguna entrevista que no era fácil jugar sin cobrar, sabía que este año iba a tener que emplearse al 200% para sacar el barco a flote. Decidió confiar en las cualidades de sus futbolistas con una fe ciega, sin importarle si las habían mostrado hasta entonces o no, y a día de hoy podemos decir que ha 'rehabilitado' a seis futbolistas para la causa (cinco de ellos, fijos en su equipo titular).

  • Julio Álvarez. Su técnica deslumbró a los ojeadores del Real Madrid cuando jugaba en el filial del Depor y se marchó a la capital de España en 1998 como una de las grandes promesas del fútbol español. Pero no cuajó. Pasó con más pena que gloria tanto por el Real Madrid B y cada una de sus cesiones (Rancing, Rayo y Murcia), como por Numancia y Almería. Julio ha ido quemando equipos y años sin asentarse en ningún club ni categoría. En Mallorca parece un jugador distinto. En plena madurez (28) y cuando pocos creían en él, es un fijo en el centro del campo y lleva cuatro goles en Liga.
  • Dudu Aouate. Su paso por el Depor fue un verdadero tormento. Munúa le sentó en banquillo, le partió la cara en un entrenamiento por quejarse de su suplencia y Lotina le apartó del equipo. Salió por la puerta de atrás de Riazor en el mercado invernal de la pasada temporada y llegó a la isla por la lesión de Moyá. Se afianzó bajo los palos, ayudó al equipo a esquivar el descenso y este año es casi un seguro de vida, sobre todo en casa, donde sólo ha encajado tres goles.
  • Borja Valero. Era del gusto de Capello cuando jugaba en el Castilla. De hecho, fue con él con quien debutó en el primer equipo del Real Madrid. Era de los que 'pintaban' bien en 'la fábrica'. Tenía una técnica depurada, buen golpeo de balón y marcaba goles. Pero no tuvo continuidad y ese mismo verano se marchó al Mallorca, donde jugó una temporada, hasta que llegó el West Bromwich Albion y pagó su claúsula. En la Premier no marcó un solo gol. Este verano, la crisis económica del equipo inglés obligó a cederlo y Manzano tuvo su refuerzo más deseado. Borja le ha devuelto la confianza y se ha apropiado de la parcela creativa del equipo. Lleva 4 goles y 5 asistencias en quince partidos y, lo que es más importante, está empezando a despuntar.
  • Pep Martí. Fue el motor del Sevilla de Caparrós y Juande, con el que ganó dos Copas de la UEFA, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España.  Ya con Jiménez en el banquillo fue perdiendo sitio y en 2008 inició una andadura en la Real Sociedad que resultó ser un fiasco. La sombra del adiós se agrandaba cuando llegó a su Mallorca natal ya con 33 años, pero lejos de hacer de esta etapa un retiro dorado, está demostrando que aún le queda fútbol. A sus 34 años, vive una segunda juventud: es la prolongación de Manzano en el campo, y prueba de ello son los 17 partidos disputados en la presente Liga.
  • Josemi. Rafa Benítez le dio la oportunidad de jugar en un grande llevándoselo al Liverpool en el año  2004, pero una lesión de rodilla le cortó la progresión en su mejor momento. Una vez recuperado, las puertas del carril del '2' de Anfield estaban cerradas. En diciembre de 2005 se marchó a probar suerte al Villarreal. Sin embargo, durante los tres años que estuvo en Castellón nunca llegó a ser el mismo defensor aguerrido que destacó en Málaga. Pero ahí estaban el Mallorca y Goyo Manzano para devolverle la autoestima en 2008. Hoy es el dueño del lateral derecho bermellón.
  • Rubén González. Su caso es especial por la dificultad que entraña recuperar a un jugador que lo pasó tan mal. El Real Madrid se lo trajo del Compostela, con rebote de Caneda incluido, a los 19 años. Su estatura y rapidez proyectaban sobre él la figura de un central de garantías para suplir en un futuro a Fernando Hierro, pero las lesiones en los hombros por un lado, que parecía que le retirarían, y los nervios por otro, le machacaron. Llegó incluso a llorar en el banquillo cuando fue sustituido por Queiroz en el minuto 25 de un partido que el Madrid perdía ya por 3-0 en el Pizjuán. Era la imagen de un jugador destruído, devorado. Hizo las maletas y probó sin éxito en Borussia Mönchengladbach, Albacete y Racing. Pero le vino bien volver a Galicia. En su tierra, el Celta le dio minutos y Manzano se fijó en él. No es titular, pero 'el profesor' confía en él (ha disputado 6 encuentros de Liga, entre ellos los 90 minutos del Bernabéu) y ha dejado atrás los fantasmas.

Cuando un jugador funciona de repente puede ser fruto de la casualidad, ¿pero seis? Manzano se ha ganado a pulso un tercer apelativo para su currículum. Era 'profesor', 'psicólogo' y ahora también 'rehabilitador'.