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Federer ya no tiene motivos para llorar

  • El número 1 del mundo lloró tras perder la final de 2009
  • Desde entonces empezó su remontada y recuperó su trono

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Federer no pudo contener las lágrimas tras la final del año pasado, que ganó Nadal.
Federer no pudo contener las lágrimas tras la final del año pasado, que ganó Nadal.

Federer está a un paso de abrir brecha en el ránking de la ATP y, de paso, aumentar su récord de torneos del 'Grand Slam' con otro Abierto de Australia. Actualmente tiene 15, más que nadie, más que Nadal (6), que el año pasado le privó de la victoria en Melbourne y le hizo llorar.

Las lágrimas de Federer dieron la vuelta al mundo. El suizo perdió una final más ante su 'bestia negra' de 2008, Rafa Nadal, que empezaba 2009 como número 1 y lograba su primer 'grande' de pista dura.

"Me está matando", dijo el suizo en su discurso antes de echarse a llorar. No se refería a su rival, sino a la emoción que le embargaba, pero lo cierto es que el español llegó a ser un auténtico dolor de cabeza para Roger en Roland Garros, Wimbledon y finalmente Australia, entre 2008 y enero de 2009.

El llanto de Roger Federer tras perder la final del Abierto de Australia ha conmovido al campeón español, que ha tenido que consolar al suizo tras la entrega de trofeos (01/02/2009).

Ahora la moneda le ha dado cara para Federer y Cruz para Nadal. El de Manacor sufre para recuperar su nivel por culpa de sus maltrechas rodillas, mientras que el suizo continúa aumentando su cuenta de torneos -e ingresos- y, además, la vida le sonríe en lo personal.

Desde julio de 2009, Roger Federer es un feliz papá de dos gemelas. Cuando muchos auguraban que la paternidad iba a suponer un lastre para su carrera, el de Basilea se encargó de dar al mundo un ejemplo de conciliación.

"Siempre se especula cuando tienes familia, porque si echas un vistazo a la historia encontrarás algunos jugadores que no ganaban cuando la tenían. Pero el hambre permanece y estoy trabajando tan duro como lo hacía antes y no como si fuera una niñera. Estoy dedicando muchas horas y siento que mi juego está al nivel que tiene que estar", dijo en una reciente entrevista.

La venganza de Federer sobre Nadal llegó en Madrid, ante un público entregado al mallorquín para más inri, y en una final que no tuvo discusión. Luego se llevó el Roland Garros por primera vez en su carrera, aunque esta vez no fue ante Rafa, sino ante el verdugo de éste, Robin Soderling. Daba igual contra quien fuera, Federer era consciente de que había roto su 'gafe' en la pista central de París y volvieron las lágrimas, pero esta vez de alegría.

Federer no ha podido evitar las lágrimas al escuchar el himno de Suiza tras ganar la final de Roland Garros.

Faltaba el remate en Wimbledon, donde tenía que recuperar su trono tanto en el torneo como en el ránking de la ATP. El número 1 estaba a tiro con la no comparecencia de Nadal por lesión, pero además quería ganar para convertirse en el más grande de todos los tiempos y superar al mítico Pete Sampras. No se lo puso fácil Andy Roddick, pero tras un partido maratoniano logró vencerle.

Ya no había más lágrimas, todo volvían a ser sonrisas, incluso en la derrota. Como ocurrió en la final del US Open ante el argentino Juan Martín del Potro. 'Delpo' se encargó de demostrar al mundo que Federer es humano, porque de haber ganado esa final habría sido ya de escándalo.

El 'Grand Slam' es su terreno, y eso que también atesora 16 masters en su carrera, todo un logro. Y el número 1 su lugar natural, donde espera seguir por mucho tiempo si nadie se lo impide.

A la espera del regreso del mejor Nadal, el único que había sido capaz de arrebatarle el número 1 " de tú a tú", otros tenistas de la generación del español piden paso. Precisamente el último en ganar a Rafa, Andy Murray, será el siguiente en retarle en la final del Abierto de Australia.

Juventud arrolladora contra la madurez de un padre de familia que ya lo ha ganado todo y, aún así, sigue teniendo hambre de títulos. ¿Será capaz Murray de repetir la hazaña que antes lograron Nadal y Del potro? ¿Le hará llorar otra vez?