Francia agiganta su hegemonía en el balonmano mundial ganando el Europeo
- El conjunto galo demostró ser el mejor equipo nacional de todos los tiempos
- Han ganado Mundial, Juegos Olímpicos y Europeo de manera consecutiva
Ficha técnica:
21 - Croacia: Alilovic; Cupic (-), Kopljar (1), Balic (4), Valcic (-) Strlek (2), Vori (2), Carapina (ps), Duvnjak (3), Lackovic (-), Zrnic (7, 6p), Gojun (-), Vukovic (2), Mataija (-), Buntic (-) y Musa (-)
25 - Francia: Omeyer; Abalo (4), Sorhaindo (3), Dinart (-), Karabatic (6), Fernandez (2), Guigou (3, 1p), Karaboue (ps), Barachet (-), Guillaume Gille (1), Narcisse (3), Joli (1p), Junillon (-), Bosquet (2), Ostertag (-) y Detrez (-)
La selección francesa de balonmano entró en la historia al convertirse en el primer equipo que encadena los títulos olímpico, mundial y continental, tras imponerse a Croacia (21-25) en la final del Campeonato de Europa de Austria, en un choque en el que el conjunto galo demostró ser el mejor de todos los tiempos.
En una final que parecía destinada a convertirse en un duelo entre el francés Nikola Karabatic y el croata Domagoj Duvnjak, todo el protagonismo recayó, al menos de inicio, en los guardametas Thierry Omeyer y, sobre todo, el balcánico Mirko Alilovic.
El portero del Reale Ademar de León se agigantó en cada ataque francés hasta convertirse en un muro casi insalvable para el conjunto galo, que echó de menos los tantos de un Karabatic que cerró los primeros veinticinco minutos de juego con un gol. Una cifra inusitada para el jugador del Montpellier, que no sólo no fue capaz de mostrar el demoledor juego que exhibió ante Islandia, sino que apenas inquietó la meta croata con dos únicos lanzamientos en el arranque de partido.
Pobre estadística que calcó la estrella croata, el central del Hamburgo Domagoj Duvnjak, que en nada se pareció al jugador que destrozó en la segunda parte las ilusiones de los polacos de meterse en la gran final.
Una anómala circunstancia que obligó a centrar los focos en habituales secundarios como el extremo Michael Guigou o al también exterior Vedran Zrnic, que sustituyó apenas iniciado el choque a un desacertado Ivan Cupic.
Así, con Karabatic desaparecido, Croacia logró llevar siempre la delantera en el marcador, que llegó a reflejar una máxima ventaja para los balcánicos de tres goles (12-9) a menos de dos minutos y medio para llegar al descanso.
Tiempo suficiente para que la estrella francesa despertase de su letargo, con dos impresionantes goles, que permitieron al conjunto galo salvar antes del receso (12-12) una desventaja que empezaba a tornarse peligrosa para los de Claude Onesta.
Una resurrección que sirvió como detonante para el equipo francés, que en la segunda parte demostró que no es sólo el mejor equipo del mundo, sino posiblemente el mejor conjunto de la historia.
Supremacía que tiene su base en una espectacular defensa capaz de ahogar a los jugadores más talentosos del planeta, como son los Duvnjak, Balic o compañía, que se chocaron una y otra vez con el muro francés.
Hecho que permitió a los "bleus" adquirir antes de llegar a los diez minutos del segundo período una renta de cuatro goles (14-18), que para la mayoría de los rivales, estando Francia de por medio, supone una auténtica condena a muerte.
Pero si hay alguien capaz de revelarse una y otra vez contra su destino esa es la selección croata, que de la mano de Ivano Balic y especialmente de Alilovic, se situó a tan sólo un gol (18-19) de los galos apenas superado el ecuador de la segunda mitad.
Sin embargo, los errores ante Francia siempre se pagan caro y así, en plena remontada, la expulsión de Mataija, que dejó en inferioridad a los balcánicos durante dos minutos, fue suficiente para que Francia volviera a dispararse en el marcador (18-22). Un duro golpe para el conjunto croata, que en ataque volvió a enredarse en la tela de araña del equipo francés y en defensa se vio obligado a recurrir a una dureza que sólo le sirvió para ser castigado con exclusiones.
El escenario perfecto para que Francia culminase su camino hacia el olimpo del balonmano con un triunfo (21-25) que no sólo le permitió alzarse por segunda vez en su historia con el trono europeo, sino, lo más importante, entrar en la leyenda al ser el primer equipo que encadena los títulos olímpico, mundial y continental.