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Plushenko se pone por delante en el programa corto masculino

  • Los tres primeros patinadores están a menos de un punto de diferencia
  • El español Javi Fernández debuta en unos Juegos y se coloca en 16º posición

Ver también: Especial: Juegos Olímpicos de Vancouver 2010

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Actuación del genio Plushenko

"Casi perfecto". Así describía, aún con los patines puestos, el ruso Yevgueni Plushenko su programa corto de estos Juegos Olímpicos de Vancouver. Un ejercicio, como él mismo explicaba a RTVE.es, que le ha colocado en la primera posición y que ha levantado pasiones en el Pacific Coliseum. "Estaba muy nervioso antes de salir al hielo, porque en el calentamiento no estuve fino, pero ahora, tras competir, estoy muy contento por las notas, por mi actuación y por todo", reconocía.

El objetivo de Plushenko es conseguir, por segunda vez consecutiva, el oro en unos Juegos, aunque tendrá que lucharlo mucho. En un programa corto masculino de los que no se recuerdan hace años, los tres primeros patinadores -Plushenko, el estadoundiense Evan Lysacek y el japonés Daisuke Takahasi- terminaron a menos de un punto de diferencia. Por detrás, otros tres hombres que darán mucha batalla en la final del jueves: el también japonés Nobunari Oda, el suizo Stephane Lambiel y el estadounidense Johnny Weir.

El primero en salir al hielo de los grandes favoritos de la noche fue el ruso. "Competir en unos Juegos es lo más importante que te puede pasar, y yo aquí tenía muchísima presión, pero estoy contento con lo que he hecho", decía. No es para menos. Salió al hielo serio, sereno, y en apenas 30 segundos bordó un triple axel, un cuádruple-triple y un segundo triple limpios y con un muchísima altura. "Al hacer el cuádruple escuché al público cómo me aplaudía y eso me ayudó, me vine arriba", reconoció. Los jueces le dieron un 90.85, una nota que a esas alturas de la noche parecía inalcanzable y que dejó al ruso sumamente contento.

El siguiente rival en salir al hielo fue el japonés Daisuke Takahashi, que hizo el programa de su vida y se quedó a sólo unas décimas de Plushenko, pero cuando parecía que la cosa iba a estar entre ambos, llegó el turno del suizo Stephane Lambiel, actual subcampeón de Europa y olímpico. Es probablemente el patinador que más conecta con el público, que más sentimiento pone a sus programas, y eso lo sabían los espectadores dep Pacific, que ya antes de que arrancaran las primeras notas de su Guillermo Tell hacían sonar los cencerros como si el que estuviera en el hielo fuera canadiense.

Lambiel hizo un programa de esos que sólo le salen cuando se siente presionado, cuando tiene una gran responsabilidad, y pese a que sus saltos no fueron tan limpios como los de Plushenko o los japoneses -hizo un doble axel y la combinación de cuádruple no fue del todo limpia, aunque la hizo) las horas de ballet que lleva en el cuerpo hicieron el resto. "Estaba un poco nervioso al principio del programa. Pero luego me dejé llevar por la música y dejé a mi cuerpo hacer lo que tiene que hacer", explicaba al terminar su programa. Y vaya si lo hizo. Lambiel hizo lo que mejor sabe hacer: expresar, bailar, patinar, con el público aplaudiendo y puesto en pie desde la mitad del programa. Su serie de pasos y la pirueta final, una de las más bellas de la historia del patinaje, levantó de sus asientos hasta a los periodistas y comentaristas de televisión.

Su programa, eso sí, no convenció tanto a los jueces, que fueron abucheados por el público tras dar sus notas al suizo, que terminó la noche en una quinta posición que le permite seguir pensando en las medallas. "En el programa libre lo haré lo mejor que pueda" dijo.

Pero la noche reservaba otra sorpresa final. Cuando quedaban apenas tres patinadores por salir, llegó el turno del estadounidense Evan Lysacek. El actual campeón del mundo salió al hielo tranquilo, sin nada que perder y fue in crescendo hasta terminar un programa casi perfecto. Ni él se creía el ejercicio que acababa de hacer, y recibió las notas de los jueces llorando a lágrima viva. No era para menos. Segundo y a menos de 50 centésimas de Plushenko, con todo por decidir en la final del jueves.

Gran debut de Javier Fernández

Otro que tuvo una gran noche en el Pacific Coliseum de Vancouver fue el patinador madrileño Javier Fernández, que consiguió entrar en la final -para la que se clasifican 24 de los 30 patinadores- en  posición y además consiguiendo su mejor marca del año en el programa corto. Javi salió al hielo tranquilo -"más tranquilo que cualquier de nosotros", reconocía minutos después la vicepresidenta de la Federación de Hielo, Gloria Stefanell- y nada más arrancar su programa de James Bond hizo un triple axel perfecto.

Javier arrancó palmas y gritos de ánimo del público en las series de pasos y las piruetas, y pese a un pequeño fallo en la combincación triple-triple salía del hielo "muy, muy contento". "He tenido un fallito pero he hecho el programa que quería y de momento ya me he metido en la final del jueves", explicaba a RTVE.es nada más terminar su ejercicio, antes de saber que no sólo se iba a meter en la final sino que lo haría en la 16 posición.

La cara amarga de la moneda tuvo dos nombres propios: Brian Joubert y Patrick Chan. El francés, campeón del mundo en 2007, volvió a demostrar que bajo presión no funciona bien. La combinación se quedó en sencilla, y dio con sus huesos en el suelo en otro de los saltos, lo que acabó de un plumazo con sus aspiraciones a luchar por el podio. De hecho, Joubert terminó el programa corto en . "No lo entiendo, no puedo explicarlo", decía desalentado al terminar. "No sé lo que me ocurre pero siempre fallo en los Juegos Olímpicos -es su tercera participación y en las tres ha quedado fuera de las medallas-. Esta competición no es para mí, aunque lucharé hasta el final en el programa largo", señaló.

EL otro derrotado fue el canadiense Patrick Chan, ídolo de masas en su país, y que aparecía en todas las quinielas para luchar por el podio, pero que terminó el programa corto en séptima posición, lo que le deja con pocas aspiraciones a subirse al cajón.

Polémica con los jueces

Con su actuación de hoy, y con la debacle Joubert y Chan, entre otros, Plushenko acalla las semanas de rumores, acusaciones y descalificaciones. La guerra empezó tras los Europeos, en los que el ruso arrasó con unas notas altísimas,para algunos demasiado altas en los componentes artísticos, que nunca han sido el punto fuerte del ruso. 

Pero la guerra se recrudeció apenas unos días antes de la competición en Vancouver. Diversos medios de comunicación internacionales sacaron a la luz que un juez de EEUU había mandado emails a sus colegas de todo el mundo instándoles a no "inflar" las notas de determinados patinadores europeos, y recomendaba a los jueces "mirar especialmente que hay algunos (europeos) que obtienen notas muy altasn en componentes artísticos y transiciones cuando no las merecen". Se refería, sin dar nombres, sobre todo a Plushenko.

Según se aproximaba la fecha de los Juegos, la cosa derivó en una guerra europeos-americanos, encabezada por el lado canadiense por el ídolo local Patrick Chan, que acusó a Plushenko de ser "demasiado mayor para patinar" y denunció que sus programas "son sólo secuencias de saltos sin interpetación ni componentes artísticos ningunos". Plushenko se negó a hablar del tema y pidió silencio y respeto, como también hicieron Lambiel o Joubert.

Y algunos estadounidenses, como Johnny Weir, solo pedían que comenzara la competición para que pusiera a cada uno en su sitio. "Yo vengo aquí a competir, a representar a mi país y a dar lo mejor de mí mismo en unos Juergos Olímpicos, y eso es lo único que importa ahora. Eso sí, creo que a ese juez -el estadounidense que envió los emails- deberían prohibirle volver a juzgar, porque con este escándalo lo único que ha conseguido es que ahora cada vez que yo salga a competir si me puntúan bien la gente pueda pensar que las notas noson porque lo hago bien sino porque un juez ha presionado a alguien apra que me suban las notas, y eso no puede ser", declaraba a RTVE:es después de un entrenamiento dos días antes de comenzar la competición masculina.