Weir, el más 'fashion' sobre el hielo
- El estadounidense mostró el modelo más llamativo de los patinadores
- Terminó sexto en el programa corto
Ver también: Especial: Juegos Olímpicos de Vancouver 2010
Igual utiliza música para sus programas del lago de los cisnes como de Lady Gagá. Sus trajes pueden llevar plumas, transparencias o incluso un corsé. El estadounidense Johnny Weir es uno de los deportistas más carismáticos del circuito internacional del patinaje artístico, y más cuando, como lo ha hecho en el programa corto de Vancouver, no sólo levanta pasiones entre el público sino que encima las notas la acompañan. Con su polémico traje-corsé de cuero negro y cintas rosas y la música del "I love you, I hate you", el estadounidense terminó sexto el programa corto, y peleará en la final del jueves por estar en el podio.
La carrera de Weir en el patinaje artístico empezó cuando tenía 12 años, mucho más tarde que lo habitual en los deportistas de su nivel. Y lo hizo tras ver a la patinadora ucraniana Oksana Baiul ganar el oro en los Juegos Olímpicos de Lillehamer. Ese día intentó hacer los mismos saltos y movimientos en el garaje de su casa de Quarriville, en Pennsylvania. Dos años después ya formaba parte de un equipo de jóvenes promesas del patinaje estadounidense y en el 2001 ganó el Mundial junior.
Desde entonces, su carrera ha ido en ascenso aunque con algunos pequeños baches. Bache fue el que tuvo en los Juegos de Turín, donde hizo un programa corto casi perfecto pero tras el programa largo terminó en quinta posición. Y bache el de la temporada 2007, cuando sólo pudo ser octavo en el Mundial. Pero en medio se llevó tres años seguidos el campeonato estadounidense (que es ya casi como un Campeonato de Europa por el nivel de aspirantes al título) y se colgó el bronce en los Mundiales de 2008.
Pero lo que nunca ha abandonado a Weir es su peculiar estilo de entender y practicar el patinaje. En Turín sorprendió a propios y extraños con un traje de cisne -con el que hacía el programa de 'El lago de los cisnes'- que llevaba un guante naranja -el pico del pato- al que el patinador llamaba Camille. Luego llegó el momento de convertirse en una megastar de la televisión: una película sobre su vida, y ahora, justo antes de los Juegos de Vancouver, una serie de televisión, Pop Star Queen, que protagoniza con soltura.
Eso sí, él sigue con la misma filosofía con la que empezó a patinar. "Yo sólo quiero disfrutar de cada vez que salgo al hielo. Me gusta vestirme así porque yo soy así, no interpreto ningún papel, sólo hago lo que me gusta y me visto como me gusta", explicaba a RTVE.es un par de días antes del comienzo de la competición en los Juegos. Ahora tiene que volver a salir al hielo por última vez para intentar lo que siempre ha soñado: emular a Oksana Baiul y subirse al podio en unos Juegos Olímpicos.