Domenech, el catalán de Lyon
- El seleccionador francés se ha consagrado como un polemista
- Su carácter le ha enfrentado con algunos jugadores
Raymond Domenech era prácticamente un desconocido en 2004, pero empezó a hacerse famoso cuando se hizo cargo del banquillo de la selección francesa tras el fiasco en aquella Eurocopa por parte del combinado dirigido por Jacques Santini.
Desde entonces, el seleccionador galo no ha parado de acaparar la atención, para bien o para mal, gracias a su franqueza.
Nacido en Lyon hace 58 años, Domenech es hijo de emigrantes catalanes que huyeron de la dictadura franquista. Nunca ha ocultado sus simpatías hacia el nacionalismo catalán, como cuando suscribió el documento de Perpiñán por la lengua catalana junto al ex barcelonista Oleguer Pressas.
En lo meramente deportivo, tampoco sus decisiones ni sus declaraciones se han caracterizado por la mesura. En el Mundial de 2006 sorprendió a los franceses al no convocar a Ludovic Giuly (campeón de Europa con el Barça) y relegar al banquillo a Trézéguet.
Su apuesta le dio resultado y Francia llegó a la final, dejando en la cuneta a selecciones como España, Brasil y Portugal. Pero se encontró con la rocosa Italia y no pudo contar con la ayuda de Zidane, debido al cabezazo sobre Materazzi.
Domenech resumió aquella final con unas palabras, cuando menos, sorprendentes: "Ya podría haber sido yo Materazzi. En la final de un Mundial, metes un gol, provocas la expulsión del mejor futbolista del equipo contrario y conviertes tu pena máxima. Materazzi fue el mejor jugador del partido". Genio y figura.