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Almagro pierde en el intercambio de golpes

  • El murciano cae en 4 horas ante el número uno suizo (6-3, 4-6, 6-3, 5-7 y 3-6)
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  • El partido de dobles, el sábado a las 16:00h en La 2 y RTVE.es

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Almagro: "Tengo que aprender de estos partidos"

En un partido mucho más intenso de lo que cabía prever mediado el partido, Nicolás Almagro terminó doblegado ante el número uno del equipo suizo, Stanislas Wawrinka, en el primer punto de la eliminatoria de la Copa Davis en la que España defiende la última Ensaladera, la cuarta de su palmarés (6-3, 4-6, 6-3, 5-7 y 3-6) [Todos los datos del partido].

Se avistaba un partido igualado, jugadores parecidos, y no sólo porque ambos fueran vestidos casi idénticos, vestidos de rojo y blanco, sino por su dominio de golpes parecidos: el saque, el revés a una mano -calificado el de Wawrinka como el mejor del circuito nada más y nada menos que por John McEnroe-, las derechas ganadoras... Desequilibrar la balanza iba a depender de destacar más en el golpe favorito o de aprovechar las flaquezas del rival.

Lo consiguió Almagro tras el tanteo inicial en el quinto juego del primer set al aprovechar dos bolas de rotura que confirmó con solidez en el siguiente juego. Y tuvo la oportunidad de marcharse 5-2, pero Wawrinka salvó al límite la rotura ante un rival inteligente que ensayaba muchas más variantes en su juego, amparado tanto en la derecha como en un revés milimétrico.

Hubo que esperar al noveno juego, a la segunda bola de set y con un punto larguísimo porfiando en el revés, para resolver la primera manga con un 6-3 que arrancó los primeros pasadobles en el coso riojano.

Con un gran -y largo- punto entre Nicolás Almagro y el suizo Stanislas Wawrinka, el tenista murciano se anotó el primer set en la eliminatoria de la Davis por 6-3.

Apenas comenzado el segundo parcial, el murciano estuvo a punto de lograr la rotura en el segundo juego. Lo importante era que hasta entonces el de Lausana no había sido capaz de amenazar el servicio de Almagro, y cuando lo había hecho, el español sacó raza, algo que no se percibia en un Wawrinka errático tirando a manso, que con su número 19 en el ranking mundial partía como favorito y baluarte del equipo suizo en esta eliminatoria.

Acumulando paulatinamente errores no forzados, y perdiendo fiabilidad con el saque, Wawrinka parecía que entregaba el set en el octavo juego, pero se resistió, igualó y con las ganas de jugar recuperadas, remontó en el siguiente consiguiendo quebrar por fin el servicio de Almagro, aprovechando una mala dejada y un fallo con la derecha. La confianza había cambiado de bando, y el suizo sólo tuvo que guardar la ropa para llevarse el segundo set por 4-6.

Almagro no pudo dar la puntilla

Con las fuerzas igualadas en lo físico, parecía claro que el partido, como tantas veces en los tácticos duelos de la Copa Davis, se inclinaría a favor de quien mantuviera mayor concentración. Por eso, no perder su primer servicio y beneficiarse de dos dobles faltas de Wawrinka -su cruz durante el partido- volvieron a poner con ventaja a Nico Almagro al comienzo del tercer set y a poner más presión para el suizo.

La consistencia, el servicio más fino del murciano y las dosis oportunas de tensión y velocidad a la pelota hicieron que el set desembocara con naturalidad en las manos de Almagro con idéntico resultado que en primero, 6-3.

Apuntaba las mismas maneras el cuarto set, pero entonces Wawrinka arremetió con decisión a por el cuarto set, sabedor de que tenía que ir a por todas. En el sexto juego, sus golpes recuperaron puntería y su afamado revés volvió a escena para poner el parcial a su favor. Aunque se movía como con cara de que la cosa no iba con él, sin brillo pero sin naufragar, Wawrinka demostraba que era un rival áspero y peligroso y que iba a forzar el quinto set.

No quiso Almagro agachar la cabeza y prolongó el pulso devolviendo el 'break' y logrando la igualdad a cinco en los dos juegos más intensos de todo el partido. Sin embargo, no pudo dar la puntilla a su rival, que terminó por volver a quebrar el saque de Almagro. Stanislas Wawrinka se golpeaba el pecho al lograr forzar el deseado quinto y último parcial.

Con tres horas largas de partido en las piernas, el tenista español se repuso y retomó la iniciativa con una nueva rotura en el tercer juego. ¿Se acabó ahí? No, Wawrinka siguió insistiendo, sustituyó la fuerza por la colocación y desarboló el servicio, el juego y el físico de Almagro, que sólo ganó uno de los siguientes doce puntos y tuvo que ser masajeado en su pierna izquierda.

Los nervios agarrotaban a todos los presentes y, sobre todo, los brazos de los dos protagonistas. Una doble falta lastró definitivamente el servicio de Almagro en el octavo juego, y Wawrinka se encontró con el camino despejado para resolver con su servicio un partido que, tratando de verle algo positivo, deja ya unos cuantos kilómetros en las piernas del número uno suizo, que quiere jugar tres partidos en tres días.