Un torbellino llamado Gozalo
- Gozalo es Radiogaceta de los Deportes, Gozalo es RNE y es un buen montón de recuerdos, la mayoría de ellos buenos
- De Radiogaceta al cielo, por José Luis Toral
Permitidme que os diga que soy un tipo de suerte. Tengo un buen trabajo, una buena familia y buenos amigos. Pero este comentario no trata de mí, trata de Juan Manuel Gozalo. Y digo que tengo suerte porque durante casi dos décadas aprendí todo lo que sé de esta profesión a su lado, al lado del visceral, discutidor, contradictorio y profundamente humano Gozalo.
Durante muchos años recorrí el pasillo de la Casa de la Radio, de la Redacción al Estudio, junto a Juanma y a Miguel Ángel Fernández Devesa. Ninguno de los tres, ni estirando mucho el cuello, superábamos el metro sesenta. Y la primera inyección de optimismo, antes de empezar Radiogaceta de los Deportes, era el comentario de un viejo locutor, Fernando Molero, que al ver al grupo decía: "Fíjate, han desmontado el futbolín". Después del programa, El Rubio, respiraba profundamente y me decía: "Pedazo de programa hemos hecho hoy".
Gozalo es Radiogaceta de los Deportes, Gozalo es Radio Nacional de España y es un buen montón de recuerdos, la mayoría buenos. Era Gozalo y su carácter, Gozalo y su cigarro, o Gozalo y su cultura enciclopédica.
Le recuerdo en los Juegos Olímpicos de Atlanta, subido a una mesa y golpeando los sensores de humo para inutilizarlos. Menudo era Gozalo para que los yanquis le prohibiesen fumar. En el día a día no daba tregua. No había tema del que no discutiese, y lo hiciese con una pasión arrolladora. Muchas veces conseguía sacarte de tus casillas y no le importaba. Todo lo contrario. Para él, discutir significaba estar vivo.
Once Juegos Olímpicos, diez Mundiales de fútbol, miles de programas en la Radio... Cuando Gozalo hablaba, lo suyo era callar y escuchar. Marcó un estilo y su estilo nos marcó a muchos. Sabía de deportes de los que los demás ni siquiera habíamos oído hablar. Y nos transmitió una obsesión a los que trabajamos con él. Hacíamos Radiogaceta "de los Deportes", de todos los deportes. A eso de media tarde empezaba a escribir su largo comentario, que marcó historia en el periodismo radiofónico. Con talento, con humor, con una pluma que lo mismo acariciaba que se hundía hasta lo más profundo.
Gozi, "Kubalita", como le llamaban por su incuestionable parecido con Ladislao Kubala, tuvo problemas económicos. Cuando empecé a trabajar me pregunté por qué un periodista de su nivel llegaba a la Casa de la Radio en ese "algo" que difícilmente podría ser considerado coche: un R12 que arrastraba sus tripas por el aparcamiento de Prado del Rey. Para los negocios no fue un lince. Le dejaron tirado en una situación económica más que complicada. Cuando, por fin, resolvió sus problemas, todo el equipo de Radio Nacional compartió con él una comida para celebrarlo. Era tan generoso de cartera como de verbo.
A Juanma le ha faltado poco para que se cumpliera lo que seguramente habría sido su gran sueño: morir con el micrófono puesto. El pasado martes, todavía, le escuché cuando ya las fuerzas casi le habían abandonado. Terminó como lo hizo siempre, hablando, convenciendo, discutiendo hasta el infinito...
Seguro que ha decidido subir al cielo en coche, a toda velocidad, como siempre, y seguro que ya ha tenido tiempo para emprenderla con San Pedro que, con las llaves en la mano, ha puesto a toda velocidad la sintonía de su programa más querido: "Radiogaceta de los Deportes".
José María Coto fue coordinador de Radiogaceta de los Deportes