Con las entradas en la mano y pendientes del cielo
- Miles de aficionados atléticos ponen rumbo a Hamburgo
- La ilusión y la fe en la victoria, una constante en los colchoneros
- Su mayor preocupación es si podrán llegar a tiempo para Neptuno
"Esto sólo le podía pasar a alguien del Atleti, que lleguemos a la Final, tengamos entradas para verlo y nos quedemos en Madrid por la nube". Lo dice con la boca pequeña Juanjo, uno de los miles de madrileños que mira ansioso las noticias sobre la evolución de la nube volcánica que tiene en un sinvivir a los aficionados del Atlético de Madrid.
Él, como Jose, Mariángeles, Maikel, Jujo o Alberto, cogerá este miércoles por la mañana un avión para ir a disfrutar en directo de su sueño: "Ver al Atleti ganar la Europe League. Y volver a tiempo de celebrarlo en Neptuno".
Otro de los que se va a Hamburgo es Maikel, acompañado de tres compañeros de trabajo y el hijo de uno de ellos. "De solo ocho años, lo va a disfrutar como un loco, cási tanto como nosotros", dice. Confían en que el vuelo, un chárter contratado directamente con una agencia de viajes, pueda despegar sin problemas. "En principio saldremos a las 12 del mediodía, pero iremos un par de horas antes a Barajas, por si acaso", explica.
"A ver si llegamos a Neptuno"
El caso de Jose, Mariángeles, Lula y Pedro es similar. Para ir a ver al Atleti "ganar el partido" -porque no se plantean otra opción- al final se han decantado por un chárter. "Salimos a eso de las ocho de la mañana, pero tenemos que estar en Barajas muy pronto, a las seis. Lo malo es la vuelta, que como no es un vuelo programado no sabemos a qué hora le darán despegue de allí, a ver si llegamos para ir a Neptuno", explica Mariángeles.
Su marido, Jose, es reincidente. Ya se hizo "una pequeña escapada" para ver la semifinal contra el Livepool. "Fue un viaje express. Cogí un vuelo Madrid-Granada-Liverpool de ida y Liverpool-Alicante-Madrid de vuelta. Un poco paliza, pero mereció la pena, vaya si lo mereció", cuenta.
Conseguir las entradas ya supuso un pequeño reto para los sufridos aficionados atléticos: los hubo que hicieron cola durante días en la puerta del Calderón para hacerse con una. Jose "sólo" cuatro horas. "El abono de mi padre es muy antiguo y tenía preferencia, algo bueno tenía que tener ser del Atleti desde pequeñito", explica sonriendo, preparando la mochila para el viaje de mañana.