José Mourinho, el brillante provocador
- El nuevo técnico del Madrid asegura éxitos y polémicas
- Busca nuevos retos tras ganar todo en Portugal, Inglaterra e Italia
- Un obsesivo de la táctica, siempre ha negado ser defensivo
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"Como decimos en Portugal, ellos se compraron un autobús y lo pusieron delante de la portería. Estaría frustrado si fuera un aficionado que hubiera pagado 50 libras para ver este partido". El Chelsea acababa de empatar a cero en casa ante el Tottenham y Jose Mourinho, entonces técnico de los 'blues' y frecuentemente criticado por su obsesión defensiva, clamó contra el ultradefensivo juego de su rival.
Un hecho paradójico en la carrera de un entrenador ambivalente, de una de las personas más criticadas y, al tiempo, valoradas, en el mundo del fútbol. El nuevo entrenador del Real Madrid siempre ha negado ser defensivo, aunque su obsesión por ganar le haya llevado en más de una ocasión a terminar poniendo no "un autobús" sino un "Airbus 370". Y si no, que se lo digan al Barça.
Mourinho es un entrenador defensivo, resultadista, polémico, divo, millonario, altivo, provocador... es ganador, inteligente, exitoso, políglota, comprometido, doctor Honoris Causa... son tantos los calificativos que acumula Mourinho que cuesta discernir cuánto hay de realidad detrás del personaje público que todos conocemos.
Independientemente de los calificativos, sí sabemos que Mourinho, como entrenador, ha ganado dos Ligas, una Copa y una Supercopa en Portugal; dos Premier League, una FA Cup, una Carling Cup y una Community Shield en Inglaterra; y dos Ligas, una Copa y una Supercopa en Italia. Además, con el Oporto levantó una UEFA y una Champions y con el Inter otra Champions. Ocho años de éxitos para el entrenador del año de la UEFA en 2003 y 2004.
A partir de ahí, aunque a veces cueste reconocerlo, Mourinho parte desde una cierta altura futbolística. No siempre fue así. Portugués, de Setúbal, nació el 26 de enero de 1963, hijo de futbolista y entrenador, y pronto aprendió las bases del deporte al que le ha dedicado su vida. El pequeño Mourinho era el mejor ayudante de su padre. Como lo fue de Bobby Robson, cuando comenzó a dejarse ver en el Vitoria de Setúbal y en el Barcelona.
Mourinho, el "traductor"
Pero entonces tan sólo era un "traductor". Mourinho, el "traductor". Nadie se fijaba en él, pero por su prodigiosa cabeza ya se cocinaba un futuro dorado y quien sabe si una venganza de su primer entrenador en la etapa posterior a Robson, ni más ni menos que Louis Van Gaal. Con él dió por cerrada la etapa de ayudante y se probó al frente del Benfica. El holandés aseguró el pasado viernes que "nunca pensó que llegaría a ser importante".
Su primera aventura sólo duró nueve partidos. La personalidad de Mourinho salió a relucir con el cambio de directiva en las 'Águilas'. Pusieron en duda su futuro y Mou echó un órdago. El técnico acabó en la calle pero con su imagen revalorizada, lo que le valió, tras una brillante temporada en el União de Leiria, un contrato con el Oporto.
El éxito fue inmediato. Tras su buen hacer en la segunda parte de la temporada 2002/03, Mourinho alzó el vuelo y ganó su primera Liga imponiendo un nuevo récord de puntos y callando las bocas que criticaron sus métodos en la pretemporada. Ese mismo año llegó la Copa, la Supercopa portuguesa y la Copa de la UEFA. Éxito rotundo para el todavía inexperto Mourinho.
Carrera meteórica
Una temporada después no pudo reeditar la Liga pero tocó el cielo al lograr la Liga de Campeones ante el Mónaco. La carrera de Mourinho había cogido velocidad y ya nunca pararía. Los grandes se lo rifaron y acabó en el que más critico. "El Chelsea es un proyecto ambicioso pero frágil. Si el equipo no gana todo, Abramovich tendrá que retirarse". 4,2 millones de libras anuales después, Mourinho acabó sentado en el banquillo de Stamford Bridge.
“El Chelsea es ambicioso pero frágil“
Con sólo cuatro años de experiencia a primer nivel, el técnico de Setúbal ya era el mejor pagado del mundo. 'The special one' -tal y como se autodefinió a su llegada a Londres- materializó los sueños de su presidente y le dio la primera Liga al Chelsea en 50 años, el primero de los dos que conseguiría al frente de los 'blues'. Sin embargo, la comunión entre entrenador, equipio y afición se rompió por el desencuentro entre Mou y Abramovich, lo que provocó la salida del técnico "por mutuo acuerdo" el 20 de septiembre de 2007. Se fue tras dejar seis títulos en las, hasta entonces, semivacias vitrinas londinenses.
A pesar de sus constantes polémicas, de nuevo media Europa se peleó por sus servicios. Mou acabó en Milán y dirigió al Inter en busca de lograr un nuevo título en una nueva liga. Como todo lo que se propone, lo consiguió, lo revalidó y se despidió de una Italia que le adoraba con un triplete coronado por la Champions conseguida, precisamente, en Madrid.
“Italia no me respeta“
Desengañado con el país transalpino -"Italia no me respeta", aseguró al término de su última temporada en Milán-, Mourinho aterrizó en Madrid en busca de renovar sus títulos en una nueva Liga. "Me gustan los retos difíciles", aseguró tras levantar la Champions en el Bernabéu.
El proyecto de Florentino entra en su segunda etapa y busca en él la clave para hacer frente a su eterno rival, el Barcelona. El eterno rival que tiene como "enemigo público número uno" al nuevo entrenador blanco, a ese entrenador polémico, arrogante, resultadista... pero ganador, efectivo, inteligente y, sí, Doctor Honoris Causa por la Universidad Técnica de Lisboa.