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Inglaterra hace aguas por la retaguardia

  • El equipo inglés, uno de los favoritos, empata a un gol con los americanos
  • Un tremendo fallo del portero inglés, Green, da el empate a Estados Unidos
  • Rooney revolucionó a los 'pross', sin suerte de cara a puerta
  • Ver también: Especial Mundial 2010 | Así va el Grupo C

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Resumen del Inglaterra 1-1 EE.UU.

Ficha técnica:

1 - Inglaterra: Robert Green; Glen Johnson, John Terry, Ledley King (Jamie Carragher, m.46), Ashley Cole; Aaron Lennon, Frank Lampard, Steven Gerrard, James Milner (Shaun Wright-Phillips, m.31); Wayne Roney, Emile Heskey (Peter Crouch, m.79).

1 - Estados Unidos: Tim Howard; Steve Cherundolo, Jay DeMerit, Oguchi Onyewu, Carlos Bocanegra; Clint Dempsey, Michael Bradley, Ricardo Clark, Landon Donovan; Jozy Altidore (Stuart Holden, m.86), Robbie Findley (Edson Buddle, m.77.)

Goles: 1-0, m.4: Gerrard. 1-1, m.40: Dempsey.

Árbitro: Carlos Simon (Brasil). Tarjetas amarillas, por parte inglesa, a Milner, Carragher; y por Estados Unidos, a Cherundolo, Demerit, Findley.

Incidencias: primer partido del grupo C del Mundial, disputado en el estadio Royal Bafokeng de Rustenburgo. 38.000 espectadores. EFE

La selección inglesa se ha llevado un inesperado empate a uno ante Estados Unidos. Y merecido, sin embargo. Porque el conjunto de Bob Bradley ha demostrado que haber llegado a la final de la Copa Confederaciones el año pasado en el mismo escenario sudafricano no fue una casualidad, y porque el propio conjunto inglés, casi impoluto en la fase de clasificación, ha caído presa de sus propios errores [Asi  hemos contado el Inglaterra - Estados Unidos]

El gol tempranero de Steven Gerrard en una irrupción en el área al más puro estilo Liverpool fue un leve espejismo. Promisorio, porque el fútbol directo del equipo 'pross' estaba funcionando, pero con el transcurso de los minutos descubrió algunas de sus debilidades.

A saber, en un país un poco dado al tremendismo histórico como Inglaterra, al menos en lo tocante al fútbol, se ha vuelto a aparecer un viejo fantasma a las primeras de cambio. La calamitosa cantada del portero Robert Green (West Ham) que supuso el gol del empate tras un disparo de Dempsey en el minuto 40, y que pesó como una losa el resto del partido, fue el punto de inflexión del encuentro.

Capello, que decía que tenía su equipo claro desde hacía días, no supo con qué carta quedarse bajo los palos. Ni James, ni Green ni Hart le acaban de convencer, en una selección que, lejos de encontrar un meta a la altura, consideró seriamente nacionalizar y convocar a Manolo Almunia, portero manchego del Arsenal. Volverá el debate a la voz de ya en las islas.

Y no sólo eso. Aunque a ratos el conjunto inglés fue una máquina de velocidad, no hubo precisión. También tendrán los 'pross' que lamentar las ocasiones falladas en ataque, por Lennon, tan voluntarioso como precipitado, por Heskey, elección del técnico italiano en lugar de Crouch, que entró en la recta final como medida desesperada para peinar alguna.

Sobre todo el gigantón, mal compañero de baile de un genial Rooney, malogró un uno contra uno clarísimo contra Howard, que estrelló en el muñeco al poco de haber comenzado la segunda parte.

Todo dependía de Rooney, de largo el mejor de su equipo, aunque eso no es sorpresa. Un disparo con la derecha, un cabezazo al que le faltaron centímetros de altura, regates, desborde y diabluras, intentos de pared... 

Será claro candidato a mejor jugador del Mundial si sus compañeros están a la altura. Fue una y otra vez, en la velocidad, en el disparo, e incluso en el remate de cabeza, una pesadilla para la defensa estadounidense.

Lampard y Gerrard no encajan

Pero quizá todo pase por que las cuentas no cuadran en el centro del campo. Antes del partido se recordaba en Inglaterra, vía Ballack en su columna en The Times, que en el caso de Lampard y Gerrard, uno más uno es menos que dos.

Es frustrante tener a los dos mejores futbolistas ingleses de los últimos tiempos y no encontrar la llave para que jueguen juntos. Su alineación, uno al lado del otro, sin atreverse a dar la manija con claridad y a empujar a otro hacia la delantera, no deja brillar al otro en sus mejores cualidades. Y ahí tendrá Capello  mucho que rascar. Quizá tenga que mirar hacia Barry. A buen seguro las tribulaciones y el ruido mediático perturbarán la paz de su concentración.

Se lo veía venir Fabio Capello, acompañado de David Beckham, acompañante de lujo y 'animador' de sus compañeros. A ambos les cambió el semblante cuando el recurso de los tiros lejanos, aparentemente inofensivo, al que se veía abocado Estados Unidos, se convirtió en gol.

Un tiro normal de Dempsey, lejos del área, que llegó recto, con el portero posicionado esperando recibir el balón en sus palmas. Pero el regalito vino envenenado y el esférico rebotó de las manos de Green para entrar botando en la portería con el infructuoso y humillante intento del guardamenta de subsanar su error, persiguiendo al travieso Jabulani, que había dado un vuelco al corazón del partido.

El meta, apenas una decena de internacionalidades con Inglaterra, no sabía dónde meterse, sabedor de que había entrado en el libro de oro de las 'cantadas' y que ponía a su equipo en una difícil tesitura.

Bob Bradley, entrenador de los norteamericanos, había presumido en la previa de que sabía cómo ganar a la metrópoli, a los creadores de esto que allá llaman 'soccer'. Y aunque no lo consiguió, estuvo a punto de repetir la victoria que consiguieron los norteamericanos sobre los ingleses en su último partido oficial en un Mundial, allá por 1950.

El equipo de las barras y estrellas vivía de Landon Donovan, su estrella, escorado en la banda, un clon de Iniesta en lo físico, no en lo deportivo, pero que se bastaba para suministrar de balones peligrosos a jugadores como Dempsey y Altidore, que tuvieron sus ocasiones.

Howard en la portería tuvo trabajo y lo resolvió todo bien, excepción hecha del gol, en el que su defensa le dejó vendido. Onyewu volvió a ser ese defensa granítico y agresivo que desesperó a la selección de Vicente del Bosque el año pasado en la Copa Confederaciones. Y con esas credenciales se presenta Estados Unidos, a los que convendrá seguir teniendo en cuenta.