Alemania saca brillo a su nueva máquina
- Alemania muestra su candidatura goleando a una débil Australia (4-0)
- Podolski, Klose, Müller y Cacau marcan, en un gran partido del joven Özil
- El equipo de Löw muestra la solidez y calidad de su nuevo equipo y estilo
- Ver también: Mundial 2010 | Así va el grupo D | Selección alemana
Ficha técnica
4 - Alemania: Manuel Neuer; Philipp Lahm, Arne Friedrich, Per Mertesacker, Holger Badstuber; Bastian Schweinsteiger, Sami Khedira, Mesut Özil (Mario Gomes, m.74), Thomas Müller, Lukas Podolski (Marko Marin, m.81), Miroslav Klose (Cacau, m.68).
0 - Australia: Mark Schwarzer; Luke Wilkshire, Craig Moore, Lucas Neill, Scott Chipperfield; Brett Emerton, Jason Culina, Vince Grella (Brett Holman, m.46), Carl Valeri, Tim Cahill, Richard García (Nikita Rukavytsya, m.64).
Goles: 1-0, m.8: Podolski. 2-0, m.26: Klose. 3-0, m.68: Müller. 4-0, m.70: Cacau.
Árbitro: Marco Rodríguez (México). Tarjetas amarillas: por Alemania, a Özil y a Cacau; por Australia, a Craig Moore, Lucas Neil y Carl Valeri. Roja directa a Cahill (m.57) por una entrada a Schweinsteiger.
Incidencias: partido del grupo D, disputado en el estadio Moses Mabhida de Durban ante unos 60.000 espectadores.
No hay más que ver el marcador del partido entre Alemania y Australia para sacar la principal conclusión del partido. Goles de Podolski, Klose, Müller y Cacau a una selección australiana, convidada de piedra apisonada por el equipo de Löw. Veteranos y jóvenes, vino joven en odres viejos, los de la camiseta de Alemania, con todo lo que representa en el mundo del fútbol pero con un mensaje nuevo. La tricampeona está preparada para revisitar la elite [Así hemos contado el Alemania - Australia]
No llevamos visto mucho de Mundial, pero en el cuaderno de viaje podemos abrir una nueva entrada para la renovada selección alemana, que se ha restaurado y reinventado de aquel equipo rocoso, casi castrense, al que las metáforas sobre los Panzer y la disciplina teutona habían convertido casi en un estereotipo. Al menos, tras los primeros partidos, más bien rácanos, que se han visto en los tres primeros días de Mundial, no viene mal ilusionarse con un poco de buen fútbol cuando llega al paladar.
Soplan aires nuevos en un equipo menos teutón, más mestizo, en el que el baluarte no es el metrónomo del veterano y gruñón Ballack, sino un joven llamado Mesut Özil, de ascendencia turca, que milita en el Werder Bremen y que, a sus escasos 22 años, es el símbolo de la selección alemana más joven y mestiza de los últimos tres cuartos de siglo.
Özil y Müller, la nueva Alemania
Por lo visto en este primer partido, y si supera la irregularidad que ha sufrido hasta ahora, Özil, un zurdo talentoso y atrevido, pugnará con los Messi, Rooney y Cristiano Ronaldo -además de los españoles, con permiso- para salir de Sudáfrica como una de las nuevas estrellas a la que muchos querrán fichar.
Porque tiene talento, técnica y desparpajo para asociarse con sus compañeros, romper las líneas y ante la defensa adelantada y poco agresiva del equipo australiano, se lo pasó en grande y explotó sus virtudes, de lo que se beneficiaron viejos aliados como Podolski y Klose.
Sin forzar mucho la máquina, la 'Mannschaft' de Löw, a la que habíamos visto por última vez derrotada por España en la final de la Eurocopa, se ha reinventado, con caras nuevas, un plantel mucho más joven -25'3 años de media-, y con estilo no carente de capacidad de combinación, que se suma a las conocidas virtudes de velocidad y remate en la delantera.
Así, una combinación por la derecha entre Özil, Müller y Podolski terminó con el zapatazo de este último, un jugador que siempre responde con su selección, para anotar el primer gol en el minuto ocho.
Y por el mismo derrotero, perdonando ocasiones y sin concederlas al rival, Klose remató a la red la especialidad de la casa, un cabezazo tras un centro medido de Lahm, que abarcó toda la banda derecha, con la inestimable colaboración de una nefasta salida del meta australiano, Schwarzer.
Ni toque ni falta que hace
Por lo demás, es obvio que los alemanes no son el paradigma del tiqui-taca, porque ni Schweinsteiger ni Khedira están dotados para el juego y los apoyos en corto, pero el equipo de Löw, siguiendo el patrón iniciado por Klinsmann, busca la pelota y se mueve a sus anchas con velocidad y huecos por las bandas.
Demasiado pronto lo asumió el equipo australiano. Pim Verbekk, el técnico 'aussie', se vio resignado a la superioridad alemana, sobre todo cuando Podolski remató una jugada de tiralíneas por la banda derecha, con un pase de la muerte de Thomas Müller, delantero del Bayern, sucesor en el dorsal del '13' de Ballack y en el apellido de "Torpedo" Müller, histórico goleador con los teutones.
Otro que merece mención y que se mezcló de maravilla tirando paredes a diestro y siniestro, y también con la recompensa de un gol, labrado al estilo de los delanteros de clase, con recortes, amagos y dejando centrales por los suelos.
Para entonces, Australia jugaba con uno menos desde hacía un cuarto de hora, por la expulsión de Cahill tras una tarascada al tobillo de Schweinsteiger. Y Löw empezó a mover banquillo para satisfacer a su equipo, orgulloso y dinámico. Ocasión que aprovechó en seguida Cacau, otro alemán de nacionalidad, pero brasileño de nacimiento, que convirtió en gol el primer balón que tocó, culminando un servicio desde la izquierda del hombre de la noche, Özil.
De ahí, el partido se fue cuesta abajo. No hubo más goles porque Alemania no quiso y los australianos no se fueron antes porque el árbitro se resistió a pitar hasta el minuto 93.
Insistimos, esto acaba de empezar, pero pinta bien para los alemanes. La máquina se ha renovado, golea jugando a medias, aunque el rival, con toda su buena intención, es de esos que juega en un Mundial porque tiene que haber representación de todos los continentes para poder llamarse así. Habrá que ver cómo rinden con equipos de su misma 'liga', próximamente.