Paraguay, en cuartos de final de un Mundial por primera vez en su historia
- Los americanos vencen a Japón en los penaltis (5-3)
- El partido terminó 0-0 después de dos horas de fútbol gris
- El fallo en la pena máxima de Komano condenó a los japoneses
- Ver también: Mundial 2010 | Así te lo hemos contado | Estadísticas
Ficha técnica:
0 - Paraguay: Justo Villar; Bonet, Paulo Da Silva, Antolín Alcaraz, Claudio Morel; Néstor Ortigoza (Edgar Barreto, m.75), Enrique Vera, Cristian Riveros; Roque Santa Cruz (Cardozo, m.96), Edgar Benítez (Haedo Valdez, m.60) y Lucas Barrios.
0 - Japón: Kawashima, Komano, Nakazawa, Marcus Tulio Tanaka, Nagamoto, Abe (Kengo Nakamura, m.82), Endo, Matsui (Okazaki, m.66), Hasebe, Okubo (Tamada, m.105) y Honda.
Penaltis: Edgar Barreto: gol (1-0); Endo: gol (1-1); Lucas Barrios: gol (2-1); Hasebe: gol (2-2); Cristián Riveros: gol (3-2); Komano: falla (3-2); Haedo Valdez: gol (4-2); Honda: gol (4-3); Cardozo: gol (5-3)
Árbitro: Frank De Bleeckere (BEL). Mostró tarjeta amarilla a Matsui (m.57), a Nagamoto (m.72), a Honda (m.90+) y a Endo (m.113)
Incidencias: encuentro correspondiente a los octavos de final del Mundial de Sudáfrica 2010 disputado en el estadio Loftus Versfeld de Pretoria ante 36.742 espectadores.
Paraguay está en cuartos de final de un Mundial y hace historia después de vencer a Japón en la tanda de penaltis (5-3), en un partido gris que terminó 0-0 después de dos horas de poco fútbol (Así te lo hemos contado). Los sudamericanos esperan en cuartos a España, que se ha impuesto 1-0 a Portugal.
En un partido que estaba destinado a pasar a la historia del equipo vencedor, se vio un fútbol que precisamente no quedará grabado en las hemerotecas de los Mundiales.
Ambos equipos se demostraron demasiado respeto mutuo y el partido fue decayendo en intensidad a medida que las defensas corregían errores de marcaje.
Los argumentos de Paraguay eran el control de balón y los balones colgados al área para buscar a Roque Santa Cruz, que salió de inicio como único punta. Los de Okada se confiaban a los rápidos contragolpes tras robos de balón en el centro del campo.
Demasiado previsible como para que los técnicos de ambos equipos no tuvieran ya estudiada la manera de parar a sus rivales. El miedo a no conceder, las pocas ganas de arriesgar, hicieron el resto.
Y eso que empezó el partido con un 'toma y daca' gracias a unos minutos en los que Japón lo intento desde fuera del área. De hecho, la mejor ocasión de los primeros 45 minutos la tuvo Matsui, enviando al larguero un trallazo desde casi 30 metros.
Por fútbol, aunque poco, mereció más Paraguay, como en una jugada en la que Barrios se deshizo de su marcador a la media vuelta y se quedó solo delante de Kawashima para terminar de enviar su tiro a los pies del meta.
No se vio mucho más en la reanudación. Los dos líderes, los que debían 'tirar del carro' de sus equipos tuvieron una gris actuación. Roque Santa Cruz mandó un balón fuera con todo para él en un saque de esquina, mientras que Honda le ponía ganas en el equipo japonés, pero escaso acierto.
La prórroga en el horizonte
A medida que transcurrían los minutos y el cansancio se apoderaba de las piernas de los futbolistas, parecía más claro que se iba a disputar la prórroga.
En el tiempo añadido fueron menguando las ocasiones de gol salidas de jugadas trenzadas y el peligro sólo se veía a balón parado. Tuvo tiempo Valdez de intentarlo en posición forzada, pero mandó su tiro desde el suelo al cuerpo de Kawashima.
La intensidad física del choque quedó reflejada en un golpe fortuito del meta japonés a su compañero Tulio Tanaka, que tuvo que ser atendido en la banda doliéndose del hombro izquierdo.
Tensión y emoción en las gradas entre los aficionados de uno y otro equipo, en mayor número los japoneses. No obstante, el público 'neutral' bostezaba delante del televisor.
Todavía tuvo Tamada una última ocasión. El delantero salió de refresco en la segunda parte de la prórroga, pero su internada no encontró rematador. Ganas y velocidad, pero poca precisión.
Los temidos penaltis
Llegaron los penaltis, siempre temidos. Uno por uno los fueron transformando hasta que el tercero de Japón, de Komano, se estrelló en el larguero para alegría del paraguayo Justo Villar.
Alegría contenida, porque todavía quedaban otros dos en las botas de cada equipo para celebrar el pase. No fallaron Valdez ni Honda, pero Cardozo puso el punto final con un disparo raso y ajustado al palo, como mandan los cánones.
Paraguay celebraba por fin el pase a cuartos de un Mundial y el resto del público el final de un partido que duró demasiado.