Holanda canta su derrota contra el 'tirano' español
- El himno nacional de Países Bajos es el más antiguo del mundo
- Recoge el lamento de Guillermo de Orange tras ser expulsado por Felipe II
- Orange trató con la letra sin éxito de movilizar a los suyos para la victoria
- Décadas después Holanda conseguiría la independencia siguiendo sus acordes
Si el pulpo Paul tiene razón y España se impone a Holanda en la final de la Copa del Mundo de este domingo las palabras de Guillermo de Orange recogidas en el himno nacional de su país hace la friolera de 434 años cobrarán más actualidad que nunca:
"Mi alma se atormenta, oh noble pueblo fiel, viendo cómo te afrenta el español cruel", llega a decir en una de las últimas estrofas del Het Wilhelmus, la canción que pasa por ser el himno nacional con letra y música más antiguo del mundo (aunque no fue reconocido oficialmente como tal hasta 1932) y que es, curiosamente, un canto de derrota.
Estamos a finales del siglo XVI. El príncipe Guillermo de Orange abandona los Países Bajos junto a miles de opositores al dominio español después de abanderar la rebelión contra "la tiranía" del imperio español de Felipe II, contra el que se levanta por reprimir a los protestantes y por no dar a la provincia holandesa la autonomía que desea.
El poema, de quince estrofas formadas por ocho versos -aunque solo se cantan la primera y la sexta- relata en primera persona la lucha en favor del pueblo holandés de Guillermo I, que quiere ganarse a los suyos y de paso a los mercenarios del Sacro Imperior Alemán para acometer la lucha contra los españoles desde el exterior.
Oda de Guillermo
El autor, que toma la melodía de una antigua canción de los soldados franceses, refleja a un príncipe de Orange preocupado por la situación de su pueblo y expone los motivos de su lucha contra el Rey de España.
"Me veo proscrito / Sin pueblo, sin hogar / Por el sólo delito / De a Dios servir y amar / Mas el Rey de los Cielos / En su suma bondad / Colmará mis anhelos,
Remediará mi mal", señala.
En realidad, Guillermo se vió proscrito por su paso de apoyo tibio al Rey de España dentro de la nobleza local a su paso al liderazgo de la rebelión contra la regente Margarita de Austria y Parma, hermanastra de Felipe II.
La persecución religiosa contra los protestantes por parte del cardenal Granvela de la Inquisición hizo de caldo de cultivo del levantamiento que dió lugar a la Guerra de los Ochenta Años, que acabaría con la independencia de facto de los Países Bajos bajo la dinastía de Orange en la Paz de Westfalia.
Pero, en realidad, la aventura de Guillermo de Orange queda lejos de acabar bien. Sus tres intentos de invasión con los mercenarios alemanes fracasan y sus descendientes tendrán que esperar décadas para ver un triunfo definitivo.
De hecho, Orange acabó asesinado por Balthasar Gerard, un ferviente católico que le acusaba de traicionar a la fe cristiana en 1584.
Eso sí, motivado por la recompensa que ofrecía Felipe II de 25.000 coronas para quien matase al príncipe, que calificaba de "peste del conjunto de la cristiandad y enemigo de la raza humana".
Así, cuando los Sneijder, Robben y compañía canten a voz en grito transformándose por unos instantes en el príncipe Guillermo aquello de "No me dejes jamás / Haz, Dios, que hasta la muerte / Te sirva noche y dia / Que con ánimo fuerte / Venza la tiranía", los españoles, también conquistadores por unos segundos podrán recordar que los españoles, ya entonces, les ganamos...aunque al final perdimos.