"Yo soy holandés, holandés, holandés ..."
Cerca de 400 holandeses se han reunido desde la seis de la tarde en la Casa Holanda de Madrid para vivir la final del Mundial ante España.
A primera hora de la tarde se vislumbraba un partido incierto. En los pronósticos daban, lógicamente, a su equipo como vencedor, pero por la mínima. Un 1-0 y 2-1 eran los pronósticos más repetidos.
Con el paso del tiempo y las cervezas se ha ido calentando el ambiente y han comenzado los cánticos.
A pocos minutos de comenzar el partido la tensión va en aumento y se ha producido hasta un cruce de rimas entre españoles y holandeses que trataban de ver quien cantaba más alto.
"Yo soy español, español, español" vs "yo soy holandés, holandés, holandés".
Con el pitido inicial han cesado las rimas y los nervios del partido han centrado la atención de los holandeses en las pantallas de televisión.
Los primeros 20 minutos, en los que ha dominado España y ha gozado de varias ocasiones, el silencio ha invadido el local.
A partir de minuto 20 y hasta el descanso los aficionados holandeses han comenzado a animar coincidiendo con el mejor juego de su equipo.
Ya en el descanso intercambiaban impresiones, más relajados, ante un partido que parece más abierto de lo que muchos esperaban.
"A mi me va a dar un ataque al corazón"
Más emoción y tensión en la segunda parte con ocasiones para ambos equipos.
"Los dos equipos están jugando fenomenal son muy buenos, han tenido ocasiones pero va a ganar Holanda", nos confesaba el camarero de la Casa de Holanda.
Se esta viviendo con gran tensión cada jugada del equipo holandés que se celebra con gran vehemencia y cada decisión del árbitro es discutida.
Los comentarios hacia su figura van subiendo de tono. "El arbitro está mostrando demasiada tarjetas no deja jugar a los equipos", nos comentaba un aficionado que pocos minutos más tarde afirmaba directamente que el árbitro "es malísimo".
Con la prórroga una holandesa gritaba: "A mi me va a dar un ataque al corazón".
Desolación y lágrimas
El gol de España en el minuto 116 del partido ha dejado el local en completo silencio, incluso muchos aficionados han preferido irse sin esperar al pitido final.
La cara de los aficionados holandeses reflejaba la desilusión del momento.
"Yo no me recupero en todas las vacaciones", decía con lágrimas en los ojos un joven seguidor de la selección holandesa.
Al terminar el partido, un local abarrotado con más de 400 personas se ha vaciado en cuestión de segundos sin oírse un solo ruido.
En la calle la desolación de los holandeses contrasta con la alegría de muchos españoles que ya se han lanzado a la calle a festejar la victoria.