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El sexo les pilló en fuera de juego

  • Los escarceos de Benzema y Ribéry no son los últimos ni serán los primeros
  • Terry fue uno de los casos recientes de infidelidad más sonados en el fútbol
  • Salvo excepciones, las consecuencias deportivas de los escándalos son leves

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Benzema y Ribéry han protagonizado el último gran escándalo de futbolistas y sexo.
Benzema y Ribéry han protagonizado el último gran escándalo de futbolistas y sexo.

El futbolista francés del Real Madrid Karim Benzema y el también internacional galo del Bayern de Múnich Franck Ribéry han sido imputados en su país por haber solicitado la contratación, presuntamente, de los servicios de una prostituta menor de edad conocida como Zahia, dentro de la investigación contra una red de proxenetismo que actuaba en un club de los Campos Elíseos de París.

El futbolista francés del Real Madrid Karim Benzema y el también internacional galo del Bayern de Múnich Franck Ribéry han sido imputados por un juez de instrucción por haber solicitado la contratación, presuntamente, de los servicios de la prostituta menor de edad conocida como Zahia.

Los jugadores son sospechosos de haber contratado los servicios de la prostituta cuando ésta aún no había cumplido 18 años. Aunque la propia implicada ha declarado ante la policía que los futbolistas desconocían su edad, la investigación sigue su curso y en caso de probarse que contrataron sus servicios a sabiendas de que no era adulta, podrían enfrentarse a tres años de cárcel y además una multa de hasta 45.000 euros.

El caso sigue candente, porque Ribéry ha reconocido que participó en una orgía con ella, otra chica y un amigo del jugador, pero asegura que no sabía que eran prostitutas. Y por si era poco, asegura que la segunda noche fue su cuñado el que se acostó con Zahia mientras él mantenía relaciones sexuales con la amiga de la prostituta.

Este caso es uno de los más serios que se han vivido en los últimos tiempos, porque a la amenaza deportiva de ser apartados de la selección francesa, ya muy vituperada por su actuación en el último Mundial de Sudáfrica, se une la posibilidad de acabar en la cárcel. Pero lo cierto es que es una más de las afrodisíacas historias por las que ha pasado el futbol profesional y en la que se han visto implicadas estrellas de este deporte.

Las juergas de los futbolistas no son, desde luego, noticia de última hora. Desde hace décadas las correrías nocturnas de los profesionales del balón han dado mucho de que hablar. Escapadas en la noches de luna llena, infidelidades, travestis, bigamia, bacanales y proxenetismo, aunque, la mayoría de las veces, con mayor impacto en los medios de comunicación y el papel cuché que en el campo de fútbol.

A Terry le costó la capitanía

La vida de los futbolistas no tiene nada que envidiar a los dramas románticos de cine. El argumento quedaría así: hombre casado se lía con la novia de su mejor amigo, que además es la mejor amiga de su esposa. De auténtica película.

Pues esto es lo que le pasó hace unos meses a John Terry, uno de los casos de infidelidad más sonados, que engañó a su mujer con la novia de un compañero de equipo, Wayne Bridge, lo que le costó la capitanía de la selección inglesa. A unos pocos meses del Mundial de Sudáfrica se desató el escándalo que propició que Bridge renunciase a jugar en Sudáfrica por principios, y salpicó de polémica la información deportiva y de sucesos -que a veces son lo mismo- en Inglaterra.

Pero Terry ya tenía antecedentes. Tal vez sólo quería celebrar un cumpleaños, el de su amigo Wright Phillips, y por eso en 2007 acudieron a un club de alterne inglés en el que las chicas del local les ofrecieron su propio regalo de cumpleaños. La juerga les costó 75.000 euros, incluidas botellas de champán y de vodka.

Y por si esto fuese poco, el ex capitán de Inglaterra también ya había sido sorprendido cobrando por guiar visitas de aficionados por los pasillos del estadio y campos de entrenamiento del Chelsea a espaldas del club. Es decir, lejos de un tropiezo esporádico, tras las aventuras sexuales se suele esconder un historial de ética dudosa.

¿Sensualidad brasileña?

En el país de la samba y el carnaval, también ha habido casos sonados. Robinho también aprovechaba su tiempo libre para convertirlo en noches de lujuria. El jugador de la selección brasileña, junto a compañeros como Adriano o Ronaldinho, se lo pasaron en grande en una fiesta organizada en Río de Janeiro a finales de 2007.

A la fiesta acudieron varias modelos y una transexual a divertirse y duró más allá del amanecer. Pero la fiesta terminó porque los músicos contratados se negaron a seguir actuando. Por lo visto los jugadores no tenían ningunas ganas de marcharse y hasta se dejó escuchar por allí que necesitaban ¡más camisinhas! (preservativos). ¡Que el ritmo no pare!

Peor fue para el ex jugador del Real Madrid cuando fue investigado por una presunta violación a una joven de 18 años ocurrida en un club nocturno en Leeds (Inglaterra) aunque finalmente fue puesto en libertad bajo fianza.

Otro brasileño conocedor de la noche y de la fiesta, Ronaldo, se montó su propia juerga. Se llevó a un hotel a una prostituta y contrató por teléfono a otras dos. Cuál sería su sorpresa cuando resultó que las chicas eran en realidad travestis. Susto y vergüenza para el delantero a partes iguales. Los cuatro acabaron en comisaría y una de ellas afirmó que Ronaldo le había mandado a comprar drogas, aunque éstas no aparecieron.

Y lo que algunos calificaron de orgía, otros simplemente de juerga y otros de mentiras se quedó hace años bajo el velo del misterio. El caso del Hotel Hesperia.  Kluivert y varios jugadores más del Barça decidieron pasar un buen rato, según ellos, con aficionadas que sólo querían un par de autógrafos.

Pero en los pasillos del Hotel Hesperia de Madrid no dejaba de escucharse que había ocurrido algo más. Se habló de mujeres y de habitaciones como lugar de reunión. Aún así los jugadores desmintieron que hubiesen participado en fiesta alguna.

Y la lista que parece no acabar nunca también tiene un huequito para jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo y Beckham. El primero volvió a ser noticia sexual cuando cinco prostitutas contaron que habían participado en una orgía en la casa del jugador. Beckham fue acusado por la niñera de sus hijos, Rebeca Loos, de que había sido su amante. De nuevo, mucho ruido mediático convenientemente explotado.

Tan viejo como el propio fútbol

Tampoco hace falta ser un 'galáctico' de los de ahora para verse envuelto en líos de faldas. En 2003, los devaneos amorosos pasaron factura a Oliver Kahn, el guardameta de la selección alemana de fútbol. El alemán engañó a su mujer embarazada con una chica más joven. Y él, ni corto ni perezoso, lo admitió: "Sí, hay otra mujer en mi vida y lo hablo con mi esposa Simone".

Más claro que él, aun si cabe, fue Tony Schumacher, cuando era portero de la selección: "Queremos que la Federación contrate a prostitutas". Sin pelos en la lengua. Una mera promiscuidad manifiesta. El problema es cuando los jugadores se enfrentan a penas mayores, como la cárcel.

Queremos que la Federación contrate a prostitutas

Y dependiendo del país y de la legislación, los escándalos de faldas también pueden pasar factura. Hacer nuevas amigas, y aún peor, casarse con más de una mujer, por ejemplo, puede traer conscuencias legales. Así le paso a Mehdi Mahdavikia 'el misil' iraní del Hamburgo. En Alemania la bigamia se castiga con hasta tres años de cárcel, aunque no fue el caso del jugador ya que contrajo matrimonio en Teherán ambas veces. Es lo que tienen los flechazos.

No con consecuencias tan graves como la cárcel pero si con despidos se saldaban las 'reuniones del amor' de seis jugadores checos, entre ellos, el jugador de Atlético de Madrid, Tomas Ujfalusi, todos ellos expulsados de su selección por salir con prostitutas.

Por no entrar en el filón de otros casos muy sonados de deportistas y 'líos de faldas', aunque no futbolistas, como son el caso del golfista Tiger Woods, que al fin rompió su silencio y reconoció compungido su adicción al sexo ante los medios de comunicación, o el NBA ruso Andrey Kirilenko que le toma la palabra a su mujer, quien le deja ser infiel a menos una vez al año.

Desenfreno también en altos cargos

Sin ir más allá, el primer ministro italiano y dueño del Milán, Silvio Berlusconi, que siempre ha tenido fama de mujeriego, también ha sido acusado de utilizar su poder para organizar bacanales, y fiestas subiditas de tono en las mansiones que tiene por toda Italia.

El verano de 2009 se hicieron públicas en España unas fotos de Silvio con unas amiguitas, algunas de las cuales habrían recibido 1.000 euros a cambio de servicios sexuales, en su Villa Certosa, la mansión que el primer ministro de Italia posee en Porto Rotondo, en la isla de Cerdeña.

Pero 'Il Cavaliere' no para, y poco más tarde se publicaban unas grabaciones en las que una prostituta de lujo, Patrizia D'Addario, aseguraba haber mantenido relaciones sexuales con Berlusconi tras acudir a cenas privadas en su residencia. Entre ellas había una en la que un amigo informaba a la meretriz de que el líder italiano no usa preservativo.

Dinero, fama, estrellato, fútbol y sexo. Un cóctel que se agita en las cabezas de los futbolistas, que se dejan llevar por la tentación, ahora como antes, con una vida licenciosa que no deja de ser comentada, pero pocas veces reprobada, en los medios de comunicación.

Precisamente por eso, y aunque a veces el exceso llegue a pasar factura, futbolistas y demás figuras del deporte seguirán pensando con algo que probablemente no sea la cabeza.