El Madrid espanta sus fantasmas de la Copa con una manita al Murcia
- Después de tres temporadas, el equipo blanco pasa de ronda en la Copa (5-1)
- Mourinho fue expulsado en el minuto 40 por encararse con el árbitro
- La incursión de Alonso, CR7 y Di María dio un salto de calidad al plantel blanco
- Mourinho: "Basta con ver las estadísticas del árbitro para conocer su perfil"
- Todos los datos y estadísticas del Real Madrid 5-1 Real Murcia
Ficha técnica:
5 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Sergio Ramos, Raúl Albiol, Marcelo; Mahamadou Diarra, Granero, Pedro León (Di María, m.70), Canales (Xabi Alonso, m.46); Higuaín (Cristiano Ronaldo, m.46) y Benzema.
1 - Real Murcia: Dani Hernández; Marín, Iván Amaya, Jorge Gotor, Góngora; Isaac, Urzaiz, Pedro, Abraham (Chando, m.58), Miguel Albiol (Cámara, m.64); y Rubén Rosquete (Cañadas, m.68).
Goles:
1-0, m.3: Granero.
2-0, m.44: Higuaín.
3-0, m.75: Cristiano Ronaldo.
3-1, m.81: Pedro (p).
4-1, m.84: Benzema (p)
5-1, m.89: Xabi Alonso.
Ya le tocaba a los espectadores madridistas ver a su equipo ganar una eliminatoria copera. A base de ganas, en la primera parte, y de calidad en la segunda, el conjunto merengue ha endosado al Murcia una 'manita' de goles que le hace reconciliarse con una competición que no gana desde 1993. [Estadísticas del partido]
No había empezado el combate y ambos equipos ya habían lanzado los primeros golpes. Primero el Madrid, que como equipo local sacó al césped el balón de la Champions (esférico con el que poco familiarizado puede estar un equipo de Segunda B), y después el Murcia, que ganó el sorteo y pidió el cambio de campo para romper la costumbre madridista de atacar primero en el fondo norte.
Sonó el pitido inicial y el Real Madrid, con la novedad de Diarrá en lugar de Xabi Alonso, salió a por todas con la dupla Benzema e Higuaín en el ataque. Una muestra de la importancia que Mourinho le daba al partido es que, al contrario de lo que se vio en la Nueva Condomina, el entrenador portugués no se sentaba en el banquillo y seguía muy atento el partido de pie, en el área técnica.
Ese arranque frenético con el que está encarrilando el equipo de Mourinho los partidos (véase el derbi madrileño o el choque contra el Milán) volvió a ser la mejor receta. A los cuatro minutos, Granero enganchaba un balón desde fuera del área que, gracias a una rosca tremenda, acabó colándose por la escuadra pimentonera.
Ese gol no cambió mucho las cosas ya que el equipo blanco siguió buscando incesantemente la portería contraria mientras que el equipo de Iñaki Alonso no cambió el planteamiento con el que llegó a Madrid y, lejos de achicarse, trató sin mucho éxito de buscar su oportunidad.
Se demostraba en esos minutos las ganas que Mourinho pidió a los “españoles” en las tarjetas amarillas que se ganaron tanto Granero como Canales por dos faltas calcadas en el medio del campo, o en el ofrecimiento continuo de Pedro León en cada jugada blanca.
Mourinho y Paradas Romero rivalizaron en protagonismo
Estaba el partido tranquilo hasta que Mourinho y el árbitro se encargaron de romperlo. Todo nació de una falta de Diarra que le costó al de Mali la amarilla. Eso no gustó al técnico portugués que veía excesivo que su equipo tuviera ya cuatro jugadores amonestados a esas alturas de partido y así se lo expresó al colegiado.
A ‘Mou’ lo calmó el cuarto árbitro (incluso acabaron dándose la mano) pero en cuanto este se descuidó, volvió a cargar contra Paradas Romero. Conclusión: tarjeta roja para el entrenador que tuvo que dirigirse a la grada para seguir el choque (curiosamente sentado justo al lado de un espectador enfundado en una bufanda del Real Murcia).
Tal vez como compensación, el colegiado malagueño se comió un fuera de juego de Sergio Ramos y concedió el gol de Higuaín en el 44’ tras un saque de esquina ante el que nada pudo hacer el portero venezolano Hernández ya que Ramos le entorpecía.
Romero le había ganado la pugna a Mourinho y así, como protagonista absoluto del partido, envió a los jugadores al vestuario pitando el final de la primera parte.
Paso a la artillería pesada en la segunda parte
Tras el descanso, ‘el atrevido’ Karanka (ya que en teoría era él el que dirigía) introdujo en el campo a la artillería pesada: Xabi Alonso entró en sustitución del desafortunado Canales y Cristiano Ronaldo ocupó el puesto de Higuaín.
El luso, como siempre, salió a comerse el césped y con el centrocampista tolosarra a los mandos, la maquinaria blanca comenzó a carburar con una marcha más.
Para echar más leña al fuego, Di María saltó al terreno de juego en detrimento de Pedro León. Una jugada entre los tres jugadores recién salidos propició el tercer gol en el minuto 29 del segundo período. Pase largo de Xabi a Di María, espectacular centro del argentino con el exterior, y CR7 pone la guinda rematando solo en el segundo palo alojando en el fondo de las mallas el balón.
Todavía quedaban por ver en el Bernabéu tres goles más, dos de penalti y uno de falta directa. La nota negativa la puso Álvaro Arbeloa con una expulsión innecesaria al ver de manera justa la segunda amarilla.
El penalti del Real Madrid lo cometió sin querer Xabi Alonso al tocar con la mano un balón en el área. El jugador pimentonero Pedro fue el ejecutor de un más que merecido gol del honor para su equipo, que sabe a poco pero peor hubiera sido llevarse un 5-0 de vuelta a Murcia.
La pena máxima en favor de los blancos la causó con picardía Di María. El habitual lanzador de los penaltis blancos, Cristiano Ronaldo, le cedió el balón al jugador que más falta le hacía marcar, Karim Benzema. Esta vez si pudo marcar el francés y el abrazo que le dieron todos sus compañeros demostró la confianza que todos tienen depositadas en este delantero.
Otra concesión de las que nunca se le ven a CR7 permitió a Xabi Alonso tener el honor de ejecutar un libre directo al borde del área que supuso el quinto y último gol. Su disparo rebotó en un defensa del Murcia haciendo imposible la estirada del guardameta.
Con una bonita combinación entre Di María y Cristiano que casi acaba en el sexto gol, concluyó el partido y el sueño del equipo murciano de Segunda División B.