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Mourinho enseña el camino para ganar la Copa

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Mourinho dirige desde la grada

Parecía que al Real Madrid le había caído encima un maleficio con la  Copa del Rey. Muy, pero que muy lejos, queda ya aquel 26 de  junio de 1993 cuando Manolo Sanchís recibió de Su Majestad el  trofeo después de que el equipo que dirigía por entonces Benito Floro  venciera 2 a 0 al Real Zaragoza en Mestalla.

No tan lejos en el recuerdo están los capítulos del ‘Centenariazo’ en  2002 con el 'Depor' de verdugo, la final perdida con el Zaragoza que  acabó con la ‘Galaxia Blanca’ en 2004, o las trágicas eliminaciones a  manos del Real Unión de Irún en 2008 y el inolvidable ‘Alcorconazo’ de  la temporada pasada.

Y a todo esto había que sumarle que el equipo de Chamartín no era  capaz de vencer en una eliminatoria a doble partido (entre Copa y  Champions) desde la temporada 2006/07.

Este año con Mourinho la historia es otra. El  portugués ha imprimido al equipo, como  reconocía Valdano al término del  partido contra el Murcia, un espíritu ganador que les hace "jugar  cada partido como si fuera el último".

Un espíritu que además aparece desde el minuto uno de cada partido.  Ya pasó en los dos partidos de mayor entidad que ha jugado el equipo  blanco esta temporada (frente al Atlético y frente al Milan), un  comienzo de partido frenético origina que el marcador se desequilibre  y el partido ya se afronta con el viento de cara.

El primero en dar ejemplo de actitud es el entrenador. Contra  el Murcia, Jose Mourinho, vivió casi toda la primera parte, hasta  que llegó la expulsión, al borde del área técnica, sin sentarse,  y motivando continuamente a sus jugadores.

'Mou' no estará en Gijón pero llegará con las pilas cargadas al Camp  Nou.

Ha sido la primera vez que el técnico luso ha visto la tarjeta roja  desde que está en España y la causa fue, según  el acta de Paradas Romero, por invitar al colegiado a irse  “a la mierda”. La sanción le costará a Mourinho el perderse el  partido del domingo en El Molinón pero estará con mayor ambición y con  las pilas cargadas en el Nou Camp.

Lo  dijo en la rueda de prensa, sabía “como iban a jugar cada uno de  sus jugadores” porque entrena con ellos todos los días. De ahí que no le  temblara el pulso a la hora de dejar en el banquillo a Canales debido a  la gris actuación que había llevado a cabo. En su lugar colocó al  hombre que como  él manifestó tras el  partido de ida “da ritmo y creatividad al equipo”, Xabi  Alonso.

Con el de Tolosa en la dirección de orquesta  el equipo funciona mejor, mucho mejor. Por si fuera poco, al  centrocampista se le unieron otros dos jugadores que se caracterizan por  su entrega por encima de todo: Cristiano Ronaldo y Ángel Di María. Fue  la demostración de que en esta plantilla los titulares aprovechan sus  minutos, aunque no sea imprescindible su participación al máximo nivel,  como si no fueran a tener más oportunidades en todo el año.

Los tres mejores fueron los 'titularísimos': Xabi Alonso, Di María y Cristiano.

Por último, el partido copero sacó a la luz el lado más  solidario de Cristiano Ronaldo. El portugués, como no podía ser  menos, buscó con ansia marcar su gol nada más incorporarse pero daba la  sensación de que prefería que lo marcara Benzema antes que él mismo.

Fue a favor del francés la concesión del privilegio de lanzar la pena  máxima que provocó Di María. Benzema necesitaba marcar para  que su autoestima no se suicidara y por eso CR7 le cedió el balón.

Minutos después,  Cristiano hizo feliz a Xabi Alonso  (los dos mismos jugadores que el año pasado la tuvieron por lanzar un  penalti) cuando le dijo que tirara él la falta que el árbitro se había  inventado al borde del área. La suerte quiso además que para redondear  la noche, el disparo rebotase en un defensa y acabara convirtiéndose en  el quinto gol.

Sin duda alguna, para volver a ver al Real Madrid ganando una final  de la Copa del Rey se necesitará que Mourinho siga haciendo ver a sus  jugadores, aunque le cueste la tarjeta roja, que el único camino es el  que se vio frente a el Murcia: Aunque se juegue contra un  Segunda B, hay que jugar como si fuera una final.