Nadal se rompe ante un pétreo Ferrer
- Ferrer vence al número uno del mundo en tres sets (6-4, 6-2 y 6-3)
- Se enfrentará en semifinales a Andy Murray, verdugo de Dolgopolov
- Así hemos contado el Nadal - Ferrer, con todos los datos y estadísticas
Hay un español en semifinales del Open de Australia, pero no es el número uno del mundo. Es David Ferrer, el número siete, que ha vencido a Rafa Nadal en cuartos de final. El de Jávea, que tenía hasta ahora un balance en contra de 11-3 en los duelos con su compañero, ha ganado el pase a la penúltima ronda del Abierto de Australia a costa de un Nadal mermado físicamente, pero gracias también a su mejor tenis (6-4, 6-2 y 6-3, en dos horas y 33 minutos de juego) [Así hemos contado el Nadal-Ferrer] [Resultados del Open de Australia].
El partido de cuartos de final entre los dos españoles prometía, envuelto en la osadía épica de un Ferrer que intentaba vencer a un tenista al que considera superior. Y el alicantino comenzó el encuentro como un tiro, agresivo, con potentes golpes, consciente de que sólo de esta manera podía doblegar al mejor tenista del mundo. Una rápida rotura fue sin embargo contestada por el manacorense en el tercer juego, pero ahí empezaron los problemas.
Nadal requirió la atención médica y entró en el vestuario: problemas musculares en los isquiotibiales, es decir, rotura de fibras, dolor y el muslo izquierdo resentido, aunque no se apreciara demasiado cojeo. Pero la cara era un poema, y buscaba soluciones mirando al suelo, a su tío y preparador, Toni Nadal, sin hallar respuesta.
Empezaba su vía crucis en un torneo en el que hasta ahora caminaba con mano de hierro. Pero Nadal, batallador y orgulloso, no quería renunciar a nada, no quería abandonar como le ocurrió el año pasado en el mismo escenario ante Andy Murray, entonces con una rodilla maltrecha. Muy tocado, pero nunca hundido del todo. "Sólo me retiro cuando no puedo más de dolor", afirmó al final del encuentro.
Sin embargo, pese a que fue capaz de remontar un 4-1 adverso hasta el 5-4, ya se había abierto una brecha entre él y su rival, entre el empuje de Ferrer y el malestar de su cuerpo, que no le acompañaba.
El número uno no tuvo reacción
No funcionaba el servicio, no aparecían golpes ganadores, lo que no hablaba únicamente de un Nadal mermado,sino de un Ferrer genial, centradísimo, muy entonado en todas las facetas del juego, eficaz con su servicio, temible al resto, que inevitablemente levitaba hacia la semifinal, mientras que el balear no podía ni de lejos seguirle el ritmo. El set acabó con 6-2 y con la sensación de que no se iba a vivir una de las legendarias remontadas del actual número uno.
Con esta nueva losa en contra, sufriendo por el dolor y con la derrota, pero negándose a abandonar, Nadal, rehuyendo con la mirada a su rival, se resignó a ver desvanecerse el sueño de llegar a su cuarta final consecutiva de un Grand Slam y luchar por un póquer de grandes en el último curso, después de 25 partidos invicto.
Apretó los dientes para defender su territorio en cada punto, pero no había mucho más que hacer. El sueño de convertirse en el tercer jugador de la historia en lograr los cuatro grandes consecutivos, después del australiano Rod Laver y del estadounidense Bill Tilden, que lo hicieron en una misma temporada no iba a cumplirse.
El tercer set discurrió por la misma senda de la impotencia, desconocida para Nadal en los últimos tiempos en un torneo del Grand Slam, para encumbrar a un Ferrer, crecido físicamente, maduro y más prometedor que al principio. Ahora toca refrendar su aspiración al trono ante Andy Murray, en las segundas semifinales de su carrera en un grande, después del US Open de 2007, en el que precisamente también eliminó a Rafa Nadal.
Ahora, el alicantino se enfrentará al escocés, al que ha vencido en tres de las cinco ocasiones en las que se han cruzado hasta ahora, aunque todas sus victorias fueron en tierra batida y sus dos derrotas tuvieron lugar en pista dura.
Por el otro lado del cuadro, un clásico, Federer contra Djokovic, para pugnar por la otra plaza en la final (viernes, a partir de las 9:30h, hora española).