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Casado: "A los veinte minutos de entrenamiento en Kenia exploté"

  • Ha experimentado durante un mes la dureza de los entrenamientos en Kenia
  • El campeón de Europa de 1.500 metros destaca "la fuerza de los kenianos"

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El atleta Arturo Casado (dorsal 109) lidera la prueba del Campeonato de España de atletismo campo a través en la localidad riojana de Haro.
El atleta Arturo Casado (dorsal 109) lidera la prueba del Campeonato de España de atletismo campo a través en la localidad riojana de Haro.

Arturo Casado, campeón de Europa de 1.500 metros, ha experimentado durante un mes la dureza de los entrenamientos en Kenia, la calidad deportiva y humana de sus atletas y la enorme carga de trabajo físico que soportan para ser los mejores fondistas del mundo.

Este domingo, en el campeonato de España de cross, celebrado en Haro (La Rioja), Casado olvidó su condición de mediofondista y durante varios kilómetros tiró del grupo en una carrera de doce. "Me encontraba muy bien y se me fue la olla, pero fui el cuarto español. Una buena experiencia con miras al Mundial de Punta Umbría".

Desde el 25 de enero, en que llegó al centro de entrenamiento de Lornah Kiplagat en Iten, Kenia, a 2.400 metros de altitud, Casado ha compartido 30 días de entrenamiento con un grupo de 800 atletas.

Los jueves estaban reservados a cambios de ritmo. "El primero", recuerda, "fue durísimo para mí. Cuando llevaba menos de veinte minutos con ellos exploté y tuve que gritar a mi amigo Mathew: "finish your training!!" (acaba tu entrenamiento), ya que quería esperarme por miedo a que me perdiera".

La semana siguiente ya mejoró: "El segundo jueves conseguí realizar 40 minutos con ellos y eso me dio una gran alegría por el buen síntoma de progreso y adaptación que estaba teniendo".

Casado destaca la calidad humana de sus compañeros en Kenia. "Siempre han estado pendientes de nosotros. Si un día lo pasabas mal en el entrenamiento, ellos se frenaban y te esperaban. Siempre tenían una sonrisa para animarte y su apoyo nos ha venido genial para poder mejorar", indicó Casado.

El atleta madrileño está dispuesto a repetir una experiencia que no olvidará: la llegada a Nairobi el 25 de enero, el traslado en taxi y "matatu" (furgonetas con capacidad para ocho a doce personas) durante cinco horas a Eldoret, todo por seis euros, y desde allí al campo de entrenamiento de Iten.

"Los paisajes que pude observar", recuerda, "son dignos de mención y la forma de vida que llevaba esta gente me impactó desde el primer momento". "Después de parar a comer en un puesto de carretera en el que pude probar parte de su gastronomía como el ugali y el chapati (platos típicos con mucha carga de carbohidratos) pasamos por Nakuru y después llegamos a Eldoret. Otro matatu me llevó directo a Iten en 40 minutos", añade.

Un tanto alarmado por los arriesgados adelantamientos en las carreteras, de un carril por sentido, el campeón de Europa llegó al centro de Lornah Kiplagat, donde le recibieron "con los brazos abiertos". "Las instalaciones son de mayor calidad que todo lo que te encuentras alrededor. Mi amigo Francisco España, que llevaba ya una semana aquí, se alegró mucho de verme y me dijo: "por fin puedo hablar en español".

Maratonianos superdotados... y anónimos

España, hermano menor de Jesús, el actual subcampeón de Europa de 5.000, le presentó a sus nuevos amigos y compañeros de entrenamiento Mathew, Mark y Felix. "Tres corredores kenianos completamente desconocidos para mí, dado que nunca han salido de Kenia, con piernas de alambre y una gran sonrisa en sus bocas".

Desconocidos pero de gran calidad como atletas. "Eran mucho mejor que yo en largas distancias, auténticos maratonianos capaces de ganar cualquier carrera en Europa, sólo que probablemente nunca llegarán a tener la oportunidad de salir de allí, como muchos otros".

"Los jueves nos juntamos unas 80 personas en el mismo sitio para realizar un 'fartlek' (cambios de ritmo). Un minuto fuerte y un minuto suave es una opción. La otra es dos minutos fuertes y un minuto suave. Wilson Kipsang (2:04 en maratón), al frente de todos, habló como si fuera el gran jefe de la tribu. Todos callamos para escuchar el tipo de entreno que ha decidido que todos hiciéramos".

"Nos dice que dos minutos fuerte y uno suave veinte veces. Una hora en total de intenso esfuerzo. En voz alta, Wilson empieza a contar la cuenta atrás: ten, nine, eight... one, go! El primer minuto es suave para que no haya problemas de contacto entre todos los que estamos allí".

Cuando empieza "realmente" el entrenamiento, en el segundo minuto, "los empujones se sucedían uno tras otro en una nube de polvo rojo de los caminos de Iten. La intensidad era altísima y la falta de aire te ahogaba".

Después del "durísimo" primer jueves, el segundo ya pudo hacer 40 minutos con ellos. "Eso me dio una gran alegría por el buen síntoma de progreso y adaptación que estaba teniendo". Después de una semana en Kenia llegó el resto de la expedición española, Fabiana Lafuente y Elena García, que poco a poco se fueron dando cuenta de que "a 2.400 metros si empiezas muy fuerte lo acabas pagando con una buena pájara".

"Pero también estaban encantadas con el trato humano y se deshacían cuando los niños pequeños se ponían a correr a su lado preguntándoles "How are you?". En cuanto se corrió la voz de que las "musungus" (hombre o mujer de raza blanca en suajili) repartían lapiceros y pinturas, todos los niños les buscaban".

Un pueblo de atletas

En Iten, 800 de sus 2.000 habitantes son corredores de fondo y medio fondo, y pese a la escasez de medios materiales, todos llevan camisetas técnicas de entrenamiento y de buenas marcas. "Es cierto que muchas de ellas tienen agujeros de tanto uso y que sus zapatillas pueden tener parte de la suela despegada.

Toda la energía de los kenianos la mantienen unida y esto les hace imparables. Para nosotros es difícilmente comprensible

Preguntándoles a ellos dónde las conseguían, respondían que todos los atletas son amigos, y si a uno muy bueno le manda ropa una marca comercial, todo lo que no es necesario para él lo reparte entre los demás".

"La fuerza de los kenianos", concluye Casado, "se basa, aparte del gran trabajo de entrenamiento realizado y de la enorme calidad como atletas, en el espíritu de equipo que reside en todos ellos. Toda su energía la mantienen unida y esto les hace imparables. Para nosotros es difícilmente comprensible en un deporte individual como el atletismo".