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"En el boxeo no hay discriminación entre hombres y mujeres, hay la misma exigencia"

  • "Guti", seleccionador de boxeo femenino, cree en la igualdad en esta disciplina
  • Fue deporte exhibición en los JJ.OO. de 1904, en Londres 2012 será olímpico
  • Tamara, nº 5 del mundo, es una de nuestras opciones a medalla

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Jennifer Miranda y el seleccionador nacional, José Luis Gutiérrez "Guti", entrenan para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en el CAR de los Narejos (Murcia).
Jennifer Miranda y el seleccionador nacional, José Luis Gutiérrez "Guti", entrenan para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en el CAR de los Narejos (Murcia).

Se llaman Tamara Fabiana, Jennifer Miranda, Yazmina Muza, Yudit Barbosa, María Carmen Romero y Esther Rafi. Son mujeres de nuestro tiempo. La más veterana tiene 25, y la más joven, 21.Trabajan y estudian. Alguna ha sido madre y sigue en el boxeo, un deporte hasta ahora sólo para hombres. Son pioneras en esto.

Hay una maestra, una mujer soldado (de Infantería de Marina) y hasta una contable, que lo ha dejado todo por el boxeo, la gran pasión que les une a todas. Hay dos andaluzas, una murciana, una catalana, una gallega y hasta una hispano-argentina. Forman el equipo nacional de boxeo femenino, una disciplina que se estrenará como deporte olímpico en Londres 2012.

Unidas como una familia

Llevan un año y medio enclaustradas en el Centro de Alto Rendimiento “Infanta Cristina”, en Los Alcázares (Murcia), preparándose física y mentalmente para poder estar en los Juegos de Londres, que es el gran sueño de estas boxeadoras, aunque no es tarea fácil.

Sólo hay tres categorías olímpicas: mosca, entre 48-51 kilos, Ligero, 57-60, y Medio, 69-75. Y además pocas plazas, ya que Europa, la gran potencia mundial, dispone de 4 plazas por categoría y queda poco tiempo.

“Es lo que peor llevamos. Estar lejos de la familia”, afirma Jennifer. Las boxeadoras sólo pueden ver a los suyos en el verano y en navidad, un tiempo que aprovechan para hacer algún exceso con la comida. Otras tienen más suerte como la murciana Mari Carmen Romero, que tiene muy cerca a los suyos, su marido y su hijo.

El boxeo te acerca mucho a la persona

El seleccionador nacional es José Gutiérrez, "Guti", que ha sido el responsable de formar un equipo."Vivimos juntas. Todo el día somos una familia. Compartimos momentos fuera y dentro del gimnasio”, recalca Yazmina, la capitana mientras que la más veterana, Tamara, añade que "el boxeo te acerca mucho a la persona". Y todas cuentan que a veces salen con otras boxeadoras extranjeras, rivales en el ring, y amigas después cuando acaba la pelea.

Las mujeres se dejan la piel en el ring

El seleccionador nacional del boxeo femenino pertenece a una saga de boxeadores, los Guti. No pudo ser olímpico en Pekín por una lesión, pero atesora un récord difícil de igualar: seis campeonatos nacionales consecutivos. No tenía rival en el ring y ahora trabaja para que sus pupilas logren estar en las olimpiadas, un sueño que él no pudo cumplir.

"Aguantan los entrenamientos. Son valientes. Se dejan la piel en el ring”, afirma con admiración de sus boxeadoras, a las que somete a un trabajo físico y mental realmente espartano.

Su primera decisión, nada más asumir el cargo, fue precisamente esa, pedir la misma exigencia a hombres y mujeres. Y las mujeres cumplen. Sólo Irene Gordo, plata en el Campeonato de la Unión Europea, abandonó por motivos personales.

Todas se levantan a las seis de la mañana para someterse a cuatro horas de trabajo físico, en la pista de atletismo y en el gimnasio. Después tienen tiempo para estudiar. "Es el compromiso que mantenemos mientras están concentradas. No pueden dejar sus estudios", aseguran desde la Federación.

Por la tarde toca el trabajo teórico, y la llamada escuela de boxeo, donde la boxeadora tiene que superar a un rival (un sparring) superior. Es la forma de aprender y adquirir la depurada técnica que requiere el boxeo.

“ Hay que trabajar de forma individualizada, de forma diferente con cada una”, señala “Guti”, que demuestra conocer bien a sus boxeadoras.

“Cualquier deporte es bueno para hombres y mujeres. El boxeo es un deporte como cualquier otro, y viene bien para la mente y el cuerpo”, señala Tamara, nº 5 del mundo y una de las favoritas a colgarse una medalla olímpica, si le respetan las lesiones.

Combates sin sangre

En el boxeo olímpico no hay morbo, no hay sangre, porque las normas protegen especialmente la salud del boxeador. Hombres y mujeres llevan un casco en la cabeza (rojo y azul, las mujeres) y un protector dental. Además, las boxeadoras pueden usar un tercer protector en los pechos.

Es un deporte que engancha cuando lo pruebas

El número de asaltos en el boxeo femenino es de cuatro, de dos minutos cada uno, con descansos de un minuto. “Es un deporte que engancha cuando lo pruebas. Se suelta adrenalina, al máximo. El boxeo es, por otra parte, superdeportivo. No hay mal rollo. El boxeo es siempre un deporte de juego limpio. Te aleja de la mala vida”, asegura convencida Jennifer, uno de los jóvenes valores del equipo, que en apenas un año, se codea con las grandes.

Las reglas prohíben el juego sucio, los golpes bajos y premian la mejor defensa. Además, obligan siempre a saludar al rival antes y después del combate, por lo que Jennifer asegura que les da seguridad. “Te hace ser menos agresivo. Te autocontrolas más”.

Prima la inteligencia

“Una persona que no es inteligente jamás llegará a nada en el boxeo. Hay que estar psicológica y mentalmente muy preparado para ser un deportista de alta competición”,afirma Yazmina. “Aquí ser bruta no vale. Aquí hay que ser lista y más rápida”, confiesa Jennifer.

Ser bruta no vale. Hay que ser lista y rápida

Además, las lesiones graves no abundan y lo más habitual suele ser un esguince o una luxación de hombro. “Ninguna tiene rota la nariz” asegura Jennifer, que confiesa que siempre duele el deporte de alta competición.

Hay golpes más duros que los físicos y entre otros está la propia concentración, lejos de casa, o el orgullo herido del primer combate perdido. Tamara recuerda su primera derrota, a los 17. “ Me llegó la primera en unos Juegos Panamericanos. Al principio, mal. Después ,intentar superarme y que no volviera a pasar" afirma cuando han pasado ocho años desde aquello.

No se busca el K.O.

Pero en este deporte, hay aspectos que escapan al profano. Los guantes, por ejemplo, son iguales que los profesionales y pesan 10 onzas (284 gramos). Pero en el boxeo olímpico-amateur los guantes no buscan la sangre. Tienen una cámara de aire, que aminora el impacto de los nudillos sobre el cuerpo del contrincante. Se evitan así los cortes y la sangre.

Además el vendaje es más liviano que el mundo profesional donde se emplea un vendaje llamado de escayola por su dureza. “Clavan el nudillo”, dice "Guti” con conocimiento de haberlo probado. "No queremos el K.O. (knock-out). Ni nosotros ni los jueces” afirma el seleccionador de boxeo femenino.

Pero si el K.O. llega, la boxeadora tiene que estar fuera del ring y del gimnasio un tiempo de 28 días, según aparece en la reglamentación.

Esclavas de la báscula

Otro de los sacrificos de esta disciplina es el peso. Las boxeadoras están pendientes de la báscula mientras están concentradas y en la competición. No se pueden pasar ni un gramo en el peso, porque si eso ocurre pueden ser descalificadas y perder un combate para el que llevan años preparándose.

Y pese a ser esclavas de la básculas, estas mujeres han practicado el deporte desde niñas, y saben alimentarse. "Desde pequeña llevo una dieta muy equilibrada", reconoce Yazmina. "La dieta, bien" añade Tamara, que con 75 kilos, es la boxeadora que más problemas tiene con el peso.

El boxeo engancha

“El boxeo es toda mi vida”, asegura Tamara, que quiso empezar a hacer guantes a los doce, pero tuvo que esperar dos años por la oposición de sus padres.

El boxeo es toda mi vida

Otras se engancharon al boxeo por casualidad, cuando buscaban una actividad extraescolar y sólo quedaba el boxeo. Ese fue el caso de Yazmina cuando tenía 15 años. "Era la típica empollona, y caí en un estrés. El médico me mandó hacer deporte y así empezó todo”, afirma.

Con los años Yazmina llegó a simultanear su trabajo de contable con el boxeo, aunque al final dejó los números por los guantes. “El boxeo me ha cambiado la vida”, asegura mientras se prepara para ser profesor de educación física en plena concentración con la Selección nacional.

Una oportunidad para la vida

Otras integrantes llegaron al boxeo por caminos más inesperados, como Jennifer que buscaba en el boxeo su oportunidad de entrar en la Facultad de Educación Física.

"No tenía nota suficiente. Mi padre fue nadador olímpico, en Costa Rica. El deporte lo llevo en los genes”, asegura y añade “llevo dos medallas, y eso sin saber de boxeo.”

Por otro lado “Guti” señala que una de las dificultades más graves que tiene el boxeo en nuestro país es que no se puede empezar a boxear hasta los 15 años. A esa edad, siendo cadete, se disputan tres asaltos, de dos minutos cada uno.

En otros países llevan ventaja pues empiezan a boxear a los ocho, con el llamado trabajo de escuela, sin golpear.

Desde la Federación destacan el ostracismo al que es sometido el boxeo desde la televisión. "Nos ignoran, e incluso, borran nuestro logo, pese a ser un deporte olímpico más, el único auténticamente amateur", afirman desde este estamento oficial.

"Los medios de comunicación no recogen la realidad del boxeo. Especialmente, el cine" asegura Yazmina. "Exageran mucho las cosas", agrega.

Con este mal cartel el boxeo no atrae y tampoco hay un un ídolo de masas como Nadal, tal y como ocurría antes, cuando el boxeo se podía ver en televisión.