Edurne Pasaban cuenta su experiencia en 'Catorce veces ochomil'
- Pasaban es la primera mujer que sube las 14 cumbres más altas del planeta
- Publica el libro con la colaboración del escritor Josep María Pinto
- Se marchará al Everest, a coronar la cima del techo del mundo sin oxígeno
Edurne Pasaban, la primera mujer que ha conquistado las catorce cumbres más altas del planeta, ha cumplido otro reto: contar en su libro "Catorce veces ochomil" todo "lo que ha pasado" en 12 años de entrega a la montaña, en los que se han mezclado el amor, la muerte y un alto coste personal que no ha impedido que la alpinista vasca tenga la sensación de que todo "ha merecido la pena".
Con la colaboración del escritor Josep María Pinto, Edurne Pasaban (Tolosa, 1973), resume en el libro lo que ha supuesto subir los 14 ochomiles de la tierra, sus miedos, sus amores, y el coste personal que ha supuesto su hazaña en el Himalaya.
“El coste personal ha sido muy grande“
"El coste personal ha sido muy grande, ya que para conseguirlo he tenido que dejar muchas cosas de lado y he pagado con problemas personales, pero puedo decir que ha merecido la pena", señaló Pasabán en la presentación del libro que tuvo lugar en Madrid.
La primera experiencia en el Himalaya no tuvo el premio esperado, pues Pasaban no coronó el Dhaulagiri. Fue una historia de amor con un alpinista italiano, lo que le hizo regresar a dicha cordillera, la que le dio todo en lo deportivo y le quitó algunas cosas en lo personal.
En 2006 pasó uno de sus peores momentos. Sus miedos más íntimos la condujeron durante cuatro semanas a un centro psiquiátrico y a un intento de suicidio. La muerte, dentro y fuera de la montaña, "siempre está presente", aunque no se habla de ella, "si no, no iríamos a la montaña".
Se va al Everest
Próximamente se marchará al Everest, a coronar la cima del techo del mundo sin oxígeno. Otra despedida y otro objetivo de volver "de una pieza". "Cuando me despida de mis padres y de mis amigos en el aeropuerto, pensaré que lo principal será volver para disfrutar de vacaciones e irme a la playa. Si piensas en la muerte no subes al avión", explicó.
Retar al gran coloso sin oxígeno no es la principal preocupación de Pasaban. "La principal dificultad será evitar las congelaciones", declaró, a la vez que señaló como otra complicación la masificación en "la morada de los dioses", donde un alpinista de una expedición comercial que ocupe una arista en un momento determinado podría retrasar el ascenso de Pasaban, con el consiguiente riesgo de sufrir congelaciones.
“La principal dificultad será evitar las congelaciones“
Pasaban ha cumplido su reto personal de "poder vivir de la montaña", su pasión desde niña. Actualmente, dando conferencias y escribiendo libros, puede vivir de su afición.
La alpinista vasca admite que físicamente no es "igual que un hombre", pero deja claro que las "mujeres se adaptan a todo". "Somos luchadoras y sufridoras, y además somos muy cabezonas y conseguimos todo lo que nos proponemos", recalcó.
"No hay dopaje en el alpinismo"
Sobre si hay dopaje en el alpinismo. Pasaban fue rotunda. "No hay dopaje en el alpinismo. En la montaña generamos de forma natural los glóbulos rojos, que es lo que busca el dopaje, luego no nos hace falta. Además el dopaje da una imagen muy mala del deporte, pero hay que saber qué hay de verdad y de mentira. Hay que hacer deporte de manera pura y limpia", señaló.
“No hay dopaje en el alpinismo“
El libro también recuerda momentos emocionantes, por ejemplo el hecho de haber conocido al primer conquistador del Everest, sir Edmund Hillary o a los integrantes del programa de TVE "Al filo de lo imposible". Otros de esos momentos tuvieron tintes trágicos, como el fallecimiento de Pepe Garcés o el paisaje de restos humanos que en ocasiones salpican las laderas de las montañas.
Con la misma ilusión que en sus comienzos y sin sensación de vacío tras convertirse en la primera mujer en conquistar los 14 ochomiles de la tierra, Edurne Pasaban ya tiene la mente puesta en el Everest. Sigue el sueño, sigue su vida.