El campeón de la NBA, los Lakers, a un paso de la eliminación
- El equipo angelino se asoma al precipicio al caer en casa ante Dallas (81-93)
- La serie está 2-0 a favor de los Mavericks del alemán Dirk Nowitzki
- La afición del Staples Center despidió a los suyos con pitos tras el mal partido
- Gasol: "Si nos reprochamos cosas ahora, estamos muertos"
Ficha técnica:
81 - Los Ángeles Lakers (20+29+13+19): Fisher (4), Bryant (23), Artest (11), Gasol (13), Bynum (18) -cinco inicial-, Odom (6), Brown (6), Barnes (-) y Blake (-).
93 - Dallas Mavericks (26+25+17+25): Kidd (10), Stevenson (9), Marion (14), Nowitzki (24), Chandler (6) -cinco inicial-, Stojakovic (4), Terry (9), Haywood (5), Barea (12) y Brewer ().
Los Dallas Mavericks han dejado en coma al vigente campeón de la NBA, Los Ángeles Lakers, cuya noche aciaga en el tiro (2/20 en triples) y su absoluta incapacidad para reaccionar cuando más lo necesitaban pusieron la serie muy a favor del equipo de Rick Carlisle, victoriosos anoche por 81-93.
Como ocurriera el pasado lunes, Dirk Nowitzki se convirtió en el gran ejecutor de los tejanos con 24 puntos y siete rebotes, ayudado por Shawn Marion, con 14 tantos y nueve rebotes. Por parte de los Lakers destacó Kobe Bryant, con 23 puntos, mientras que Pau Gasol evidenció su irregular momento de juego, con 13 puntos (5/12 en tiro) y 10 rebotes.
El primer cuarto fue de más a menos. De la perfecta distribución de balón en el ataque de los Lakers y el inicio igualmente inspirado de Dallas, que contó con la inesperada ayuda de DeShawn Stevenson con dos triples -no anotó en el primer duelo-, se pasó a la anarquía y las imprecisiones de los locales y el protagonismo de Nowitzki por parte de los Mavs.
La contundencia de Tyson Chandler, autor de dos potentes alley-oops, y la entrada en cancha de Lamar Odom, que dio algo de alegría a los californianos, fueron las notas positivas de unos minutos en los que finalmente los angelinos decidieron volcar el ataque en sus torres (muy activo Bynum) mientras el alemán mantenía por encima a los suyos (20-28 al comienzo del segundo cuarto).
La defensa de los de Carlisle, por momentos impenetrable y siempre sólida y ágil en las ayudas, impedía cualquier conato de fluidez en el tosco y deslavazado ataque local, que a pesar de los buenos minutos de Shannon Brown y Lamar Odom, no lograba la regularidad necesaria para igualar las constantes acometidas del germano.
En esas apareció Bryant para liderar una reacción (40-37) que se produjo a ambos lados de la cancha. La defensa subió varios enteros y un parcial de 10-0 devolvió la confianza a los angelinos, aunque Nowitzki, aprovechando el marcaje de Ron Artest, a quien supera en varios centímetros, dejó las cosas a favor de Dallas al descanso (49-51) con suspensiones marca de la casa.
Arrancó la segunda mitad con muchas dudas alrededor de Gasol, inadvertido hasta entonces y en el punto de mira del público tras dos fallos consecutivos. Esa presión pudo con el español, que además debía hacer frente al torrente ofensivo dispensado por Nowitzki.
El duelo, convertido en un mano a mano entre Bryant y el alemán, dio un giro importante justo en los últimos compases del tercer periodo (60-68), con Dallas rindiendo a tope (excelentes Marion y Jason Kidd) y los Lakers sumidos en la mediocridad.
La renta siguió en aumento para los Mavericks tras un triple de Jason Terry y dos tiros libres de José Barea (65-75). Los Lakers se asomaban al precipicio con todas las de la ley, y ni siquiera el regreso a cancha de Bryant con 8:15 por jugar dio otro aire al partido, roto por la velocidad de Barea y la absoluta dejadez en defensa de los californianos.
El puertorriqueño y Kidd colocaron el último clavo en el ataúd de los Lakers (69-82) con más de cuatro minutos por jugar, momento en el que el Staples Center dedicó un sonoro abucheo a los suyos. Lejos de reaccionar, los angelinos dejaron que Nowitzki hurgara aún más en la herida con un dos más uno sobre Gasol.
Bryant, en la recta final, anotó el primer triple de los Lakers cuando todo estaba ya más que decidido y tras una serie de 0/15 en lanzamientos exteriores. Dallas se llevaba así un botín de oro y Phil Jackson asistía impertérrito al despropósito de su plantilla.
Gasol: "Si nos reprochamos cosas ahora, estamos muertos"
Los Lakers, tras dos derrotas encajadas en casa, viajarán a Dallas con una eliminatoria muy cuesta arriba, aunque el español Pau Gasol confía en la remontada y en el espíritu de su equipo: "No es momento de reproches sino de ayudar; si nos reprochamos cosas ahora, estamos muertos", dijo a Efe.
"Tengo fe en que sí se puede levantar la eliminatoria", añadió el ala-pívot. "Confío en este equipo, en los jugadores y en los técnicos. Vamos a ver si nos relajamos un poco y logramos hacer nuestro juego. Tenemos que apoyarnos los unos a los otros y evitar que no haya situaciones de desesperación, como hoy", añadió.
Desde su llegada a los Lakers en febrero de 2008, Gasol sólo había vivido un 2-0 en contra en los playoffs, y fue ese mismo año en la Final de la NBA, frente a los Boston Celtics. "Es una situación nueva pero espero que con la experiencia, la calidad y el carácter de este equipo podamos darle la vuelta", manifestó el catalán a Efe.
"Si jugamos con más confianza en ataque y defensa, la calidad de los jugadores saldrá por sí sola", agregó el 16 angelino, que describió así la situación en el vestuario al término del encuentro.
"Nos hemos dicho que descansemos, que mañana revisaremos muchas cosas y que sobre todo no tenemos que estar con tanta tensión, que ha sido muy palpable hoy. Nos está perjudicando mucho", manifestó.
En declaraciones a los medios locales, el jugador admitió que el equipo vive un "colapso masivo" pero que la plantilla "no debe agachar la cabeza". "Ser positivos y tener confianza en nosotros mismo nos llevará a buen puerto", apuntó.
El español explicó que los Lakers deben comunicarse más sobre la pista, "estar ahí los unos para los otros" y no preocuparse de fallos puntuales "porque siempre habrá otra posesión para arreglarlo".
Gasol, al igual que el resto de sus compañeros, recibió un gran abucheo por parte de su afición. "Obviamente un 0-2 nos pone nerviosos a nosotros y a los aficionados", reconoció. "No es lo que esperábamos ni lo que queremos, pero es lo que hay. Es momento de ser fuertes y de ser una piña más que nunca si queremos tener éxito y superar estos problemas", comentó.
El español, crítico con su actuación, admitió que Dirk Nowitzki está jugando "con mucha confianza" y que debe dar con la clave para impedir que realice tiros sencillos. Para ello, recalcó, se requiere un esfuerzo conjunto. "Ahora mismo nos estamos esforzando demasiado... pero cada uno por su cuenta", concluyó.