Nadal, a ahuyentar los fantasmas
- Rafa Nadal afronta ante Soderling la prueba más exigente del torneo
- El sueco, nº5 del mundo, ha sido finalista los dos últimos años
- Rafa ha confesado sentir ansiedad y ciertas dudas en su juego
- Nadal - Soderling en directo, a las 16:00h en Tdp y RTVE.es
- Todos los datos y estadísticas del Nadal - Soderling
Rafa Nadal necesita alegría. El vigente campeón de Roland Garros afronta la edición de 2011 con una presión inusitada, que él mismo ha reconocido partido tras partido. Pero está en cuartos, ronda en la que le espera el verdugo de los campeones: Robin Soderling.
El de Tibro (Suecia) eliminó a Rafa en 2009 y alcanzó la final, donde perdió contra Federer. Casualmente eliminó al suizo en cuartos de 2010 para de nuevo llegar a la final, pero volvió a estrellarse con un Nadal que recuperaba su cetro.
Este año surgen demasiadas comparaciones con el nivel de juego del actual número uno y el de 2009. El de Manacor gana, pero se le ve sufriendo sobre la pista y los gestos le delatan. La urgencia es máxima, puesto que Soderling es el primer 'top ten' con el que se cruza y, de no mediar una reacción, podría ser el último.
Contra Isner en su debut perdió dos sets y reconoció haber sentido "ansiedad"; el siguiente fue el español Pablo Andújar, al que ganó por tres sets, aunque admitió haber tenido "dudas"; contra el croata Antonio Veic se dio un respiro, no sin advertir que el mundo "no cambia en un día".
En octavos de final eliminó al croata Ivan Ljubicic, un rival algo más duro que los anteriores, que ya le ganó en semifinales de Indian Wells 2010. A pesar de volver a firmar un 3-0, Nadal volvió a ser su más exigente crítico al afirmar que debía jugar "con más alegría". Sin embargo, la 'bomba' la soltó en rueda de prensa cuando dijo que no se veía "con el nivel suficiente para ganar el torneo".
Ansiedad, dudas y alegría
Ansiedad, dudas y alegría. Ansiedad que se traduce en querer acabar los puntos antes de tiempo. Nadal ha sido siempre letal en 'rallys' largos, donde terminaba ganando los puntos por agotamiento físico y mental de su contrincante. Estos días se le ha visto en ocasiones muy apresurado a la hora de rematar los puntos, y su 'drive' de derecha se resiente en efectividad.
Dudas en forma de falta de contundencia a la hora de conectar los golpes. Restos cortos que dan al rival espacio para poder subir a la red, cuando a Nadal lo que le gusta es el intercambio de pelotazos desde el fondo.
Y alegría... la que no se ve aún en su rostro, ni siquiera cuando celebra los puntos con su habitual gesto con el puño cerrado y el "vamos" que resuena en toda la grada. Es más bien un gesto de rabia, que ojalá no se convierta en impotencia.
La exigencia de Nadal
"La exigencia es grande. La mía y también la vuestra, no se puede ganar siempre", le dijo a los periodistas para tratar de matizar sus palabras. "Ya gané cinco veces aquí, no tengo la obligación de ganar seis", añadió harto de la presión.
Rafa volvió a insistir en la idea de recuperar la alegría, puesto que no se le nota que esté disfrutando con el torneo: "Estoy donde estoy y parece que hubiera perdido en primera ronda. Dejemos los problemas, lo que hay que buscar es jugar bien, con alegría".
Con esta desconfianza es normal que Soderling, que no se caracteriza por su amabilidad con los rivales, haya dicho: "Tal y como está jugando Nadal, me siento favorito". "Me puede destrozar a tiros", decía paralelamente Nadal.
Al balear le icomoda bastante el juego de derechazos planos del sueco, así que tendrá que mentalizarse y exigirse mucho más si quiere alzarse con su sexto Roland Garros, una marca que, no obstante, solo uno más en la historia ha podido alcanzar: Bjon Börg, que es sueco.