¿Dónde desembocará tanta tensión Madrid-Barça?
- La concordia que reinaba en esta nueva temporada ha durado 180 minutos
- A pesar del partidazo, solo se habla de la tangana final y de 'Pito' Vilanova
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Guardiola: "Cuidado, porque un día nos haremos daño, no en el campo sino fuera, y todos somos un poco responsables en esto". Si estas fueron las palabras del personaje que más comedido ha estado cada vez que se han enfrentado el Real Madrid contra el FC Barcelona… mal vamos.
No ha comenzado la temporada y ya tenemos la primera polémica del año. Estamos en agosto sí pero los posos que dejó el cuádruple cara a cara primaveral son todavía muy grandes y de un carácter difícil de olvidar. La concordia que tanto se alabó en el Bernabéu duró 180 minutos hasta que Marcelo encendió la mecha.
Tanto blancos como culés son los dos mejores equipos de España y del mundo por lo que todo apunta a que esta temporada se jugarán de nuevo la Liga, la Copa y la Champions y será -visto lo visto- a cara de perro, de perro cabreado.
Los responsables somos todos, empezando por los jugadores y terminando por la prensa deportiva (pasando por aficionados, entrenadores y directivos) pero ¿quién va a dar los primeros pasos para cambiar el rumbo?
A los jugadores les ha faltado tiempo para atizar. Mientras Casillas hacía recordar con sus palabras el famoso "¿Por qué?" de su entrenador, Xavi calificaba de "lamentable" la imagen del Madrid y Piqué soltaba la perla de esta Supercopa: "Mourinho está destrozando el fútbol español". Para qué queremos más...
El técnico portugués esta vez sí compareció en rueda de prensa pero ni rastro de algún gesto de reconciliación en sus palabras. Para más inri, alabó las actitudes de Marcelo y Pepe al mismo tiempo que regateaba, con su estilo característico, el roce que protagonizó con "'Pito' Vilanova".
Lejos quedan ya aquellos tiempos en los que el equipo perdedor se quedaba tras el pitido final a felicitar a su rival por el título conseguido. En Valencia solo se dejó caer Piqué y en el Camp Nou hubo desbandada blanca ya que no había ni que salir a recoger una medalla.
Por último la prensa deportiva. Es obvio que con todo este caldo de cultivo no se puede mirar para otro lado. Nos quedan por delante muchos capítulos de esta historia cuyo final no podemos, o no queremos, hacernos una idea.