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Guardiola, artífice del éxito que no cesa en el mejor Barça de la historia

  • En cuatro años como técnico, el Barça no ha dejado de renovarse y mejorar
  • Los jugadores y los sistemas evolucionan en torno al balón y la cantera
  • Ninguno de sus rivales ha sabido hallar el modo de batirle en el campo

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Japón despide al Barça

Un Barça del siglo XXI, moderno, arrollador, joven y carismático, universal y en apariencia invulnerable. En menos de cuatro años, Pep Guardiola ha reconstruido y superado la obra de su maestro Cruyff y de sus epígonos Van Gaal y Rijkaard. Ha elevado al Barça al olimpo del fútbol mundial, con doble certificación de calidad como mejor equipo del mundo.

No en vano el Mundial de clubes es el único de los seis títulos conseguidos en su primer año como entrenador del Barça que le hizo llorar de emoción sobre el campo, y es el título al que más importancia ha dado en esta temporada, el que ha centrado su planificación, por encima de los duelos con el Real Madrid en la Supercopa de España o en la Liga.

El Barça culmina, que no cierra, un ciclo de oro que le corona, con 13 títulos de 16 disputados, como el mejor equipo del mundo en este siglo XXI y le emparenta con la Holanda de los 70 o el Brasil del ‘jogo bonito’.

"Son números”, simplifica el artífice de esta obra maestra y, en apariencia, aún inacabada. Guardiola, estudioso obseso del fútbol, que ha aprendido de Johan Cruyff, de Marcelo Bielsa, de Juanma Lillo, a los que reconoce padrinazgo e influencia, heredó un buen equipo, pero con fisuras en sus estrellas, que ha sabido ahormar y mejorar sobre las bases anteriores. Las llegadas, entre otros, de Alves, Keita, Abidal, Mascherano, Villa, Alexis o Cesc , han, más que recompuesto, apuntalado un equipo que no parecía posible mejorar cada final de curso. Casi todo aciertos, salvo dos sonoros fracasos: Chygrynskiy e Ibrahimovic, en la temporada en la que el Barça ‘solo’ ganó Liga y Supercopa de España.

“Intentamos que los de delante aprieten, que los de detrás sepan salir y poner gente en medio para monopolizar el juego”. Y todos los mandamientos de Guardiola se encierran en dos: al fútbol se juega “en torno al balón” y el sistema se subordina a este objetivo y a hacer que Messi se sienta especial y desarrolle libremente su talento, rodeado de cómplices y jugadores que entienden y atienden sus necesidades.

Parece fácil, pero nadie ha logrado meterle mano, no solo por el increíble talento de esta generación de futbolistas, sino porque Guardiola ha desarrollado una capacidad sin límite para reinventar conceptos tácticos (el juego en triángulos, el ‘falso delantero’) y variantes de juego que descolocan a los entrenadores rivales, que aunque conocen de memoria las características de este Barça, son incapaces de abrir una brecha en su estrategia.

Delirio futbolístico

Así ha pasado de no alinear extremos naturales a tenerlos por ambas bandas, del 4-3-3 al 3-4-3 o, como se ha dicho tras el delirio futbolístico del partido ante el Santos, a una suerte de 3-7-0, sin un referente claro en la delantera –más aún con la lesión de Villa-, pero sin necesidad de él, porque todos pueden aparecer con opciones de peligro.

Hasta hace apenas una semana, una alineación distinta en cada encuentro esta temporada se consideraba una anomalía, un signo de debilidad cuando no de duda de un equipo que en ninguna de las últimas temporadas ha alcanzado sus mejores prestaciones en el primer trimestre.

Guardiola no deja de hacer descubrimientos, no siempre espontáneos en una plantilla corta y casi siempre golpeada por lesiones de larga duración, que a la postre no han hecho sino aportar nuevos hallazgos en la inagotable cantera de La Masía, un manantial inagotable que ha suministrado a nueve de sus once titulares este domingo en Japón, cuyo principal exponente es un Messi que se exhibe ante el mundo en cada final.

Lejos de aburguesarse, el Barça es un organismo vivo, que, gracias a la concienzuda labor deportiva y psicológica de su entrenador, evoluciona, se adapta al entorno, a los rivales e incluso a su propia saciedad de ser y saberse los mejores, que crece por sí mismo y a base de confundir y diluir la identidad a los rivales, que ni sueñan con tutear a los azulgrana.

El último en constatarlo ha sido el entrenador del Santos, Muricy Ramalho, el enésimo en fallar blindando atrás a su equipo y condenarlo a ser espectador y testigo de la superioridad de los azulgranas. Resultado: tres goles en 45 minutos y un indiscutible 76% de posesión para el equipo español. Una superioridad casi insultante a tan alto nivel competitivo.

Sinfonía técnica

Aquella alineación que ganó el Mundial de Clubes en 2009 a Estudiantes de La Plata (Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Busquets, Xavi, Keita; Messi, Ibrahimovic y Henry) se conserva intacta en sus mejores virtudes y ha mejorado en rendimiento en casi todos sus puestos. Todas las teclas que ha ido pulsando Guardiola en las grandes citas han dado como resultado una sinfonía, y los cambios han conducido a un Barça más rápido, más cohesionado, más fuerte, coleccionista de títulos en este 2011 que acaba.

  • Liga. En el torneo de la regularidad es donde más claramente se ve el potencial de la máquina azulgrana. Al principal rival, el Real Madrid de Mourinho, no le han valido los trivotes, los triángulos de presión alta, empotrar a un central como Pepe persiguiendo a Messi, renunciar al balón o tratar de arrebatarlo. Guardiola siempre ha leído el partido mejor que Mourinho o que cualquiera de sus predecesores, en especial en el jugado hace una semana en el Bernabéu, donde por primera vez en mucho tiempo el equipo blanco se puso por delante, pero terminó perdiendo por 1-3, una nueva y memorable paliza.
  • Champions League. Todo un referente de los banquillos como Alex Ferguson hincó la rodilla por segunda vez ante el joven Barça de Guardiola, un 3-1 parecido al 2-0 del Olímpico de Roma apenas dos años antes. Diez minutos le duró la energía al Manchester United (36% de posesión) en la final jugada en su país. “Nadie nos ha dado una paliza así”, afirmaba el entrenador escocés. Los héroes de la final de Wembley fueron Valdés; Alves, Mascherano, Piqué, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta; Messi , Villa y Pedro, el famoso MVP del Barça, los autores de los tres goles de la final, y un detalle para la historia, con Puyol ofreciendo la Copa a un Abidal recuperado de un tumor en el hígado.
  • Supercopa de España. El mejor Real Madrid ante el Barça de la temporada no pudo superar a los azulgranas en el doble duelo por el primer título de este curso, el más igualado entre ambos desde que Guardiola está en el banquillo. 2-2 en la ida, donde el Madrid casi logra quitarle el balón al Barça, con el que rivalizó en posesión, pero no así en el 3-2 de la vuelta. Dos goles y asistencia de Messi en el Camp Nou, que desequilibró por completo un duelo planteado desde la superioridad física por Mourinho, al que -de nuevo- no le valieron el mayor ímpetu y la presión.
  • Supercopa de Europa. Messi anotó el primer gol y dio el segundo a Cesc Fábregas en la victoria por 2-0 al Oporto. Sin la defensa titular, con Puyol y Piqué ausentes, jugaron Valdés; Alves, Mascherano, Abidal, Adriano; Sergio Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Villa y Messi. Entre todos, ningunearon a un Oporto fuerte y duro que acabó con nueve jugadores. El equipo acusó el bajo tono físico de la pretemporada, pero ello no le impidió acaparar el 66% de la posesión. Duodécimo título de la era Guardiola, el que le sirvió en tres años para superar los títulos conseguidos por Cruyff con el ‘Dream Team’.

Y donde parecía que no cabía un centrocampista más, llegaron Cesc Fábregas y Alexis Sánchez, para añadir más opciones en los extremos, en la delantera, en la permutación continua de posiciones y la apertura de pasillos que caracteriza a este Barça. Y un nuevo truco de Guardiola en su alquimia: la defensa de tres, puesta a prueba esta temporada.

13 de 16 títulos

¿Hasta dónde llega el horizonte de este equipo? “Lo que más nos admira es la continuidad, nos admiramos de tanto tiempo estando arriba. Lograr 13 de 16 títulos en 3 años y medio habla por sí solo”, explica Guardiola, que da a continuación la clave: “Eso solo es posible con la mentalidad competitiva tan grande que tienen estos jugadores. Eso les sale de dentro. Si hemos estado tanto tiempo tan arriba ha sido por el trabajo de unos jugadores que son fantásticos, capaces de ganar dos Mundiales de Clubes en una sola generación".

Y ‘amenaza’: “En el futuro, tal vez habrá un equipo mejor que éste”. Tras los Puyol, Xavi o Iniesta, juegan y empiezan a destacar los Fontás, Thiago, Cuenca, Rafinha, Soriano, Jeffren. La fórmula del éxito no se agota.