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Copa del Rey

El Athletic no pasa del 0-0 ante el Albacete

  • Los manchegos sacan un valioso empate en el Carlos Belmonte
  • El Albacete ejerció una presión asfixiante y puso en apuros al Athletic

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Muniain intenta llevarse el balón ante los jugadores del Albacete Colorado y Núñez.
Muniain intenta llevarse el balón ante los jugadores del Albacete Colorado y Núñez.

Ficha técnica

0 - Albacete: Campos, Alba, Castillo, Santamaría, Zurdo, Tete, Rocha (Añón, m.79), Candela (Colorado, m.69), Adriá, David Torres (Núñez, m.60) y Calle.

0 - Athletic de Bilbao: Iraizoz, Iraola, Javi Martínez, Amorebieta, Aurtenetxe, Susaeta (San José, m.46), Iturraspe, De Marcos (Ibai, m.46), Muniaín, Ander Herrera y Toquero.

Árbitro: Mateu Lahoz (Colegio Valenciano). Mostró cartulinas amarillas a los locales Castillo, Rocha y Candela y al visitante Iturraspe.

Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey disputado en el Carlos Belmonte ante 12.000 espectadores.

El equipo pequeño no ejerció de víctima ante uno de los equipos más coperos de España. Un aguerrido Albacete logró un valioso empate a cero ante el Athlétic de Bilbao en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, disputada en el Carlos Belmonte. Los albaceteños ejercieron una presión asfixiante ante un cuadro vizcaíno que aunque no dominó el encuentro dispuso de la mejor ocasión en un disparo al palo de Iraola en el primer periodo. No pudo ser y la eliminatoria se tendrá que resolver en la 'Catedral' de San Mamés [Datos y estadísticas del Albacete 0-0 Athletic.

Al igual que ante el Atlético de Madrid, en la eliminatoria previa, el Albacete recurrió a la fórmula que le dio la victoria, una presión asfixiante en terreno rival desde el primer minuto, estrategia que imposibilitó que el cuadro vizcaíno pudiera desarrollar su juego con soltura.

Los primeros quince minutos fueron un monólogo albaceteño en el que los futbolistas de Antonio Gómez impidieron que los bilbaínos tuvieran el control y, a través de triangulaciones, entre Adriá, Tete y los delanteros Calle y Torres buscaban acercarse a la meta de un Iraizoz que no tuvo trabajo. Al Albacete le faltaba llegada.

Todo lo contrario que al conjunto de Marcelo Bielsa, que aunque no dibujaba sus habituales diagonales se plantó un par de veces ante el meta del Albacete, Campos, aunque no lo batió por mala fortuna.

Primero, Iraola hizo una pared con Ander Herrera, que elevó el pase por encima de Castillo para que el lateral diestro controlase el esférico y lo mandase al palo izquiero de Campos. Y pasada la media hora de juego un pase en largo de Amorebieta dejó también a Susaeta ante el portero local, pero su control fue tan deficiente que perdió la oportunidad de batirle.

Fueron los mejores momentos del equipo de Primera, que volvió a sufrir en la recta final las acometidas de un equipo castellano-manchego que siguió adoleciendo de profundidad.

Bielsa entendió que sus hombres no controlaban el centro del campo y tras el paso por vestuarios dio entrada a Ibai y San José para ganar presencia en esa zona. Javi Martínez dejó la zaga para formar dupla en la medular con Ibai.

Sin embargo, en los primeros minutos del segundo tiempo, el Albacete siguió dominando sobre el verde del Carlos Belmonte. Y fruto de esa superioridad, Calle dispuso de un disparo desde la frontal que Iraizoz blocó en el suelo. Era el primer tiro entre los tres palos del conjunto de Antonio Gómez.

Tras unos minutos de desorden futbolístico, Aurtenetxe tuvo la primera oportunidad del segundo acto para los hombres de Bielsa aunque su lanzamiento con la derecha, desde la frontal del área, lo mandó a las 'nubes'. Al mismo lado envió Tete otro lanzamiento, en la frontal contraria más tarde. El gol, de uno o de otro, se estaba cociendo.

La pesadilla del Albacete, Muniain -al que cosieron a patadas- puso un nudo en la garganta a la afición local cuando tras cabalgar cerca del área del cuadro blanco soltó un latigazo que se marchó ajustado al poste izquierdo de Campos. Al final, ni uno ni otro consiguió tanto alguno, en un enfrentamiento marcado por la tensión y la deportividad, que se decidirá en San Mamés.