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Fútbol | Real Zaragoza

El Zaragoza celebra su 80 cumpleaños inmerso en su peor crisis

  • El conjunto aragonés nació un 18 de marzo de 1932
  • Atraviesa la peor crisis deportiva, económica y social de su historia
  • El dueño, Agapito Iglesias, sufre un rechazo social nunca visto antes

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REAL ZARAGOZA-VILLARREAL
Los jugadores del Real Zaragoza se abrazan tras un encuentro

El Real Zaragoza cumplie ochenta años este domingo inmerso en su peor crisis deportiva, económica y social de su historia.

El conjunto aragonés, que nació un 18 de marzo de 1932, ha pasado por muchos avatares complicados a lo largo de su dilatada historia pero difícilmente tanto como en la actual en la que la celebración de sus ocho décadas va a quedar empañada por la situación que vive en todos los ámbitos. Dicho trance ha sido provocado por la nefasta gestión de su presidente y propietario, Agapito Iglesias, que sufre la mayor contestación social que nunca un presidente del club ha tenido.

En el plano deportivo el equipo es colista de Primera división y con una plantilla y una afición resignadas al descenso porque nadie cree que se pueda producir el milagro de la salvación, algo que ya ocurrió la temporada anterior.

En su último choque liguero, el conjunto maño empató con Osasuna (1-1). Aunque el equilibrio fue la nota predominante del duelo y los hombres de Jiménez fueron los que más ganas pusieron en conseguir los tres puntos, las oportunidades más claras fueron para Osasuna.

La plantilla actual se ha empobrecido progresivamente y cualquier comparación con tiempos pasados más recientes no resiste la comparación. Con jugadores como los hermanos Milito, Gaby y Diego, David Villa, Savio Bortolini, Gerard Piqué, Pablo Aimar o Ricardo Oliveira, por solo citar algunos ejemplos cercanos, no hay punto de comparación con la actual.

Ahora solo existe una plantilla devaluada con jugadores cedidos en su mayoría, otros cuyos propietarios son fondos de inversión o cuya calidad deportiva está muy por debajo de lo que exige la Primera división. Por ello se puede convertir, salvo que ocurra un milagro en lo que resta de temporada, en el único presidente que ve descender a su equipo en dos ocasiones bajo su mandato.

En el aspecto económico Agapito Iglesias compró el club a Alfonso Solans con una herencia de unos 70 millones de deuda que la ha elevado hasta el récord de 145 millones de euros en cinco años y medio, lo que ha provocado que tenga que acogerse a la Ley Concursal para evitar su desaparición. Ésta, una vez que se saque adelante la propuesta anticipada de convenio, supondrá reducir la deuda, por condonación de los acreedores de aproximadamente un 50% de la deuda, y que quede rebajada hasta aproximadamente unos 90 millones.

Sin embargo, los negros nubarrones económicos siguen cerniéndose sobre el club, que posiblemente en Segunda va a tener muchos más problemas para generar dinero, principalmente por el descenso del ingreso por la transmisión de partidos televisados.

Además, el empresario soriano es un día sí y otro también noticia en todos los medios de comunicación por su especial forma de dirigir el club. La más reciente es la puesta en venta de su paquete accionarial en el Real Zaragoza, pero también se ha visto salpicado con noticias por sus innumerables fichajes de directores deportivos, jugadores y entrenadores temporada tras temporada, por poseer un par de sociedades para representar jugadores, por su interesado cambio del G-6 al G-33 o por movimientos empresariales denunciados por medios de comunicación como poco transparentes con el dinero del club.

En el aspecto social jamás hubo entre el zaragocismo una mayor unanimidad en señalar a un presidente como el culpable de todos los males del club, y en el minuto 32 de cada tiempo de cada partido, coincidiendo con el año de su fundación, se ha instaurado la denominada 'Agapitada'.

Las peñas, la plataforma "Salvemos al Zaragoza" y la Asociación de Pequeños Accionistas son las cabezas visibles de la oposición al que se considera el peor presidente de la historia de un club que podría hace suyo aquella parte del himno de Aragón del desaparecido José Antonio Labordeta que dice "desde tiempos a esta parte vamos camino de nada".