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Liga de Campeones | Apoel Nicosia 0 - Real Madrid 3

El fútbol en blanco y negro de Marcelo resuelve en Nicosia

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Marcelo da alas al Madrid

La delantera del Real Madrid disfrutó de su velocidad, inherente a su edad, una media de 24 años. Disfrutó también de la exhibición de los colores de sus botas, propias de su fama y de su capacidad expendedora en el ‘merchandising’ mundial, pero no disfrutó del objetivo que su entrenador les había marcado: el sencillo gol, valor doble fuera de casa cuando la necesidad aprieta

Tuvo que aparecer Marcelo, con un fútbol sencillo, tan añejo como los catones del a-b-c, para plantar sus botas en la banda izquierda y combinar con su compatriota Kaká de manera que este pusiera un balón a la cabeza de Benzema, y en el GSP Stadium de Nicosia se pudiera disfrutar de un bello clásico.

La obsesión de Jovanovic, entrenador del Apoel, por mantener la portería del ‘parapenaltis’ Chiotis inmaculada necesitaba una defensa experimentada, esa la tenía con una media de edad de 32,4 años; también que fuera seria para no caer en el cebo que Mourinho tiró en Nicosia.

Las botas de colores no pasaron por el centro

Esas botas de colores deberían moverse a toda velocidad, como la mosca de un pescador truchero, pero la cerrada defensa chipriota, de origen portugués y brasileño, entendió perfectamente el idioma del entrenador blanco y no se descompuso.

Aprovechó la fuerza que la unión otorga a una defensa cerrada, nadie se salió del cardumen atraído por el señuelo de los colorines que los tiburones blancos les mostraban y las escasas faltas se produjeron lejos del área del Apoel.

Y así, empatados a cero, llegaron los chipriotas con la mitad de sus objetivos cumplidos a la primera parte del partido. Quedaba por jugarse otra y en ella estaba el febril deseo blanco de desbaratar las intenciones del equipo revelación de la Champions.

No hubo muchos cambios en la disposición de los medios para conseguirlo, la demoledora posesión de balón blanca, el 70% durante todo el partido, con un ataque continuo, con la continua intención de entrar por el centro de la defensa chipriota y con la fortuna negada para los juveniles colores.

Marcelo, el extremo clásico que rompió la defensa

Mourinho había dispuesto que en el once inicial estuviera Coentrão como lateral izquierdo en previsión de unos hipotéticos ataques por esa banda de Charalambides y Poursaitides, pero en Nicosia parecía que los únicos capaces de generar peligro eran los 23.000 habitantes de las nutridas gradas y ni eso, el comportamiento del público fue ejemplar aplaudiendo el escaso fútbol que le dejaban ver.

En el minuto 64 llegó la inspiración al banquillo madrileño. Ya que los de amarillo no nos atacan pues hagamos fútbol clásico, debió pensar su entrenador dejando entrar a Marcelo para que sacase los colores a la inexpugnable defensa por el extremo izquierdo.

Benzema acabó con el fútbol rácano

Coentrão se sentó a disfrutar y diez minutos después pudo ver la estampa de un delantero tirándose de cabeza a por un balón que le había llegado volando desde un extremo, el izquierdo para más señas, adonde había llegado Kaká en veloz carrera, habilitado por Marcelo, para buscar a Benzema que también llegó veloz dejando plantados a unos defensores que habían hecho muy bien su trabajo: no sentirse atraídos por los colorines.

Pero debe ser cosa de la edad no poder con la arrogante velocidad juvenil. Luego los delanteros del Real Madrid hicieron otros dos goles, pero esa fue otra historia que se copió de la original.