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Champions League | Bayern - Chelsea

La Champions League, la obsesión de Roman Abramovich

  • El ruso llegó a Londres para hacer al Chelsea campeón cueste lo que cueste
  • En 2008 rozó la Champions en Moscú pero Anelka y Terry fallaron en la tanda
  • El Bayern de Múnich se encuentra en el lado opuesto al derroche económico
  • Final de la Champions en directo, sábado a las 20:45h. en La 1 y RTVE.es

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Imagen del propietario del Chelsea Roman Abramovich.
Imagen del propietario del Chelsea Roman Abramovich.

Top-5 de fichajes de Abramovich:

1. F. Torres: 60,5 millones de euros (2011)

2. Shevchenko: 36,3 millones de euros (2006)

3. Essien: 29 millones de euros (2005)

4. Drogba: 29 millones de euros (2004)

5. Mata: 27,8 millones de euros (2011)

Top-5 de fichajes del Bayern de Múnich:

1. Mario Gómez: 30 millones de euros (2009)

2. A. Robben 25 millones de euros (2009)

3. F. Ribery 25 millones de euros (2007)

4. M. Neuer 22 millones de euros (2011)

5. J. Boateng 13,5 millones de euros (2011)

Con el objetivo de levantar la 'orejuda' llegó y de no conseguirlo puede que se vaya. Esa es la relación que tiene el magnate ruso Roman Abramovich con la competición de clubes más importante del mundo, la Liga de Campeones. [La final de la Champions en directo

El empresario aterrizó en el norte de Londres en 2003 con 160 millones de euros bajo el brazo para convertirse en propietario de un equipo de fútbol, había que hacer al Chelsea el mejor club de Europa costara lo que costara. Sus caprichos han ido variando, de ser gobernador de la lejana Chukotka pasó a ser un friki de los yates luego entró dando un portazo en el fútbol, quiso comprar el castillo del Conde Drácula y ahora pretende meterse poco a poco en la Fórmula Uno y convertirse en un coleccionista consorte de obras de arte.

El dueño del Chelsea, el multimillonario ruso Roman Abramovich, se gastó mas de 47.000 dólares, (unos 35.000 euros) en una cena en un lujoso restaurante de Nueva York.

Este capricho del fútbol le ha salido bastante caro hasta el momento. Se dice que Abramovich ha invertido la friolera de 1.000 millones de euros entre fichajes, sueldos e indemnizaciones desde que llegara a Stamford Bridge en junio de 2003.

Todavía quedan muchos por gastar si es cierto que la fortuna del magnate asciende a los 10.000 millones de euros como asegura la revista Forbes pero ya se ha rumoreado más de una vez con la posibilidad de que Abramovich se desprenda del Chelsea. El capricho de ganar la Champions cueste lo que cueste se ha convertido en una obsesión para el ruso sí pero igualmente sería capaz de abandonar la 'empresa imposible' y ocupar su mente en otros negocios al día siguiente.

En nueve años, el Chelsea ha ganado más títulos que en sus 98 años restantes de historia: 3 de sus 4 Premier League, 3 de sus 6 FA Cup, 2 de sus 4 Charity Shield y 2 de sus 4 Carling Cup. Pero falta conquistar Europa, falta la Champions.

En 2008 lo rozó. Era el escenario perfecto, en su amada Moscú y frente al Manchester United, pero el resbalón de John Terry y el fallo de Anelka en la tanda de penaltis despertó bruscamente a Roman de su sueño.

El United gana la Champions

Ahora la cita con la historia no es tan idílica a priori, el rival es el Bayern de Múnich, el estadio es el Allianz Arena y el Chelsea que arrancó la temporada con Villas Boas y transformado sobre la marcha por Roberto Di Matteo acude mermado por las bajas a la final.

El Bayern no gasta un euro más de lo que pueda generar

En el otro lado está el equipo que defiende una idea de fútbol antagónica respecto a la de Abramovich. La idea de que el control del gasto tiene que preponderar por encima de todo.

En Alemania los equipos no pueden endeudarse como en España o convertirse en propiedad de multimillonarios al estar prohibido que un particular posea la mayoría de las acciones de un club.

El Bayern de Múnich puede demostrar este sábado que por este camino se pueden alcanzar los dos objetivos esenciales que tiene que tener el fútbol: conseguir títulos para que tus aficionados llenen el estadio sin que les cueste un ojo de la cara.

De no ganar la 'orejuda', Abramovich podría encontrar en el Allianz Arena de Múnich un nuevo aliciente para continuar en el mundo del fútbol: la construcción de un megaestadio que sustituya al limitado Stamford Bridge.