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Eurocopa 2012 | Polonia 1-1 Grecia

Grecia perdona a Polonia en la inauguración de la Eurocopa (1-1)

  • Grecia juega la segunda parte con uno menos y Karagounis falla un penalti
  • Polonia no ve el camino del triunfo en el choque inaugural de la EURO 2012
  • Polémico arbitraje del español Carlos Velasco Carballo
  • Así hemos contado el Polonia 1-1 Grecia de la Eurocopa en RTVE.es
  • Especial: Eurocopa 2012

Por
Pasión polaca por la Eurocopa

Ficha técnica:

1.- Polonia: Szczesny; Piszczek, Wasilewski, Perquis, Boenisch; Blaszczykowski, Polanski, Murawski, Rybus (Tyton, min. 70); Obraniak, Lewandowski.

1.- Grecia: Chalkias; Torosidis, A. Papadopoulos (K. Papadopoulos, min. 37), Papastathopoulos, Holebas; Maniatis, Katsouranis, Karagounis; Ninis (Salpingidis, min. 46), Gekas (Fortounis, min. 68), Samaras.

Goles:

1-0, min. 17: Lewandowski. 1-1, min. 51: Salpingidis.

Árbitro: Carlos Velasco Carballo (ESP). Amonestó a Papastathopoulos (min. 35), Holebas (min. 47), Karagounis (min. 54) por parte de Grecia. Expulsó a Szczesny por roja directa (min. 69) por parte de Polonia; y a Papastathopoulos por doble amonestación (min. 44) por parte de Grecia

--ESTADIO: Nacional de Varsovia, ante 56.000 espectadores.

La Eurocopa 2012 se inició con un atractivo encuentro, en el que Polonia no supo imponer su mejor ritmo inicial ante Grecia y empató 1-1. A este partido inaugural no le faltó de nada, algo de fútbol, goles, polémica y expulsiones. El equipo polaco, uno de los países anfitriones, desaprovechó un primer tiempo en el que fue mejor y le dio vida al de Grecia, que acabó perdonando a los locales en el primer choque del grupo A. [Así hemos contado el Polonia 1-0 Grecia de la Eurocopa en RTVE.es]

El peso de ser anfitrión

El abarrotado Estadio Nacional de Varsovia, 56.000 espectadores, vibró desde el primer minuto con los jugadores de Franciszek Szmuda. En las dos últimas ediciones de la Eurocopa, el país anfitrión encargado de abrirlas, Portugal, en 2004 y Suiza hace cuatro años, sufrió toda la presión del estreno y acabó perdiendo.

Algo de eso le ocurrió al pundonoroso equipo polaco, aunque en esta ocasión la cosa acabó con empate. Polonia se puso manos a la obra desde el mismo instante en que dio el pitido inicial el árbitro español, Carlos Velasco Carballo, que se lució. Así, Murawski ya puso a prueba al meta griego, Chalkias, a los cuatro minutos y con los polacos volcados.

El juego en este partido inaugural no fue el acostumbrado para este tipo de compromisos en los que los equipos se preocupan más de no perder a las primeras de cambio que de desplegar algo parecido al fútbol. Sin embargo, las oleadas del juego ofensivo polaco fueron insuficientes para que el anfitrión lograra un triunfo que casi acabó por merecer más Grecia.

Solo en la primera parte Polonia mostró rápidas y peligrosas combinaciones por ambas bandas; sobre todo por el lado derecho, con Piszczek como hombre más incisivo. Fruto del tercer intento polaco llegó el primer gol de esta Eurocopa.

A los 17 minutos, un sensacional centro de Piszczek lo remató Lewandowski con un precioso cabezazo picado, con el que el jugador estrella de Polonia se anticipó al portero.

El partido era de los anfitriones y Perquis pudo aumentar la diferencia en un tiro raso a los 36 minutos que se fue fuera, cuando el jugador tenía todo a favor para anotar el segundo de su equipo. A pesar de eso, Polonia racionó sus ocasiones de peligro claro y lo acabaron pagando.

Velasco y la crisis de Grecia

Con el resultado a su favor, Polonia refrenó sus impulsos ante un rocoso y agazapado equipo griego, que tuvo en acciones a balón parado sus mejores opciones, pero sin concretar.

Apenas una de Gekas y alguna acción de estrategia, en un equipo que basó sus luces creativas en Karagounis, incansable y el más destacado, a pesar de que no culminó la jugada clave del partido. Grecia no es un conjunto como el que le aguó la fiesta de la inauguración a Portugal en 2004, edición que acabó ganando, aunque su empeño le proporcionó el empate.

Grecia se presentó con una racha de 10 partidos sin perder, no lo hacía desde que Argentina le metió 2-0 en el pasado Mundial, pero su juego fue muy discreto. Para colmo de males, se le lesionó Avraam Papadopoulos y el árbitro se cebó con los helenos, en dos jugadas que agravaron la crisis griega.

Al filo del descanso, Velasco Carballo expulsó por doble amarilla a Papastathopoulos, tras una inexistente falta a Murawski, que resbaló antes de que lo llegará a tocar el griego. Y casi en la jugada siguiente, el árbitro español no apreció el penalti, por mano clarísima de Perquis, y le enseñó tarjeta amarilla al desesperado Holebas.

El rescate de Tyton

Sin sus dos centrales titulares y con 10 hombres, Grecia afrontó el segundo tiempo con valentía e incluso gozó de más y mejores ocasiones que su rival. Tras otro susto a cargo de Lewandowski, el recién incorporado Salpingidis empató a uno a los 51 minutos.

El griego aprovechó un fallo clamoroso de Szczesny y Perquis. Entre ambos dejaron muerto el buen centro de Torosidis a los pies de Salpingidis, que había entrado por Ninis en el descanso.

El gol sorprendió casi más a Grecia que a Polonia, que quedó en estado de postración durante unos minutos. El apoyo del Estadio Nacional no se hizo esperar, pero sí la reacción del equipo polaco que se atascó por las bandas y dependió entonces en exceso de Lewandowski, que se apagó con el paso del tiempo.

Polonia acaparó el balón, ante los replegados griegos que esperaron su oportunidad para asestar otro zarpazo. Samaras desperdició una llegada ante Szczesny que bien pudo poner en ventaja a los de Fernando Santos.

Aunque la más clara, clave en el desarrollo del choque, fue el penalti de Szczesny sobre Salpingidis que falló precisamente Karagounis en el minuto 70. Szczesny fue expulsado y salió el portero suplente, Tyton, que despejó el tiro que le "telegrafió" Karagounis desde los 11 metros.

Acción decisiva, en la que el guardameta polaco "rescató" un punto para su equipo que, en las prisas finales, no atinó a inquietar a Chalkias. Polonia salvó el empate y Grecia sacó un punto en un partido que se le puso muy cuesta arriba.