¿Es Phelps el más grande de todos los tiempos?
- El presidente del comité organizador dice que no es el mejor atleta
- Su gran cantidad de medallas se beneficia de las peculiaridades de la natación
- La sombra de otros estadounidenses, Lewis y Owens, pende sobre su reinado
- Historias como las de Zatopek, Nurmi o Bikila captan más el espíritu olímpico
"Michael Phelps probablemente no es el atleta más grande de toda la historia de los Juegos Olímpicos, a pesar de ganar más medallas que nadie, con 19. Creo que se puede decir y es evidente, que él es el más exitoso, pero no estoy seguro de que sea el más grande".
Las palabras del doble campeón olímpico en 1.500 y presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de 2012, Sebastian Coe, reflejan la siguiente pregunta que plantea la hazaña lograda el pasado martes por Michael Phelps: ¿Es lo mismo tener más medallas que nadie que ser el mejor?
Tras su plata en mariposa y su oro en el relevo 4x200 libres, el nadador estadounidense se ha convertido el atleta más laureado de la historia por delante de la gimnasta soviética de origen ucraniano Larisa Latynina, que logró 18 metales entre 1956 y 1964.
"48 años es un tiempo casi suficiente para mantener un récord", declaraba Latynina, de 77 años, que seguirá siendo la atleta femenina más laureada.
La ucraniana quiso estar en la piscina olímpica animando a Phelps, que le arrebataría su récord, y escuchó la pregunta que en voz alta lanzaba el 'speaker' mientras Phelps y sus compañeros de relevo enseñaban su medalla de oro: "¿Es el más grande de todos los tiempos?".
Hay tres factores a tener en cuenta para juzgar su lugar exacto en la historia más allá de la euforia del pasado martes.
Primera cuestión: La ventaja de nadadores y gimnastas
Aunque Phelps no está en su mejor momento, aún es capaz de conseguir metales, en parte por la propia estructura del medallero de natación, que permite una versatilidad de atletas como Phelps o Mark Spitz, pero también otros que compiten en estos Juegos como el propio Ryan Lochte.
Un repaso al 'top ten' de medallistas olímpicos muestra que deportes como la natación y también la gimnasia -donde hay competiciones individuales, por equipos y por aparatos- facilitan a sus atletas 'coleccionar' medallas si tienen un dominio de la magnitud del que tuvo Phelps o Latynina en su época.
Ocho de los diez primeros atletas en el ránking de medallistas de todos los tiempos son gimnastas o nadadores.
Como prueba de esta ventaja cuantitativa, si en el ránking se coloca a los atletas solo por su número de oros -es decir, sin tener en cuenta los bronces y platas que han podido lograr por las múltiples pruebas en las que han participado- el número de gimnastas y nadadores pasan de ocho a seis.
Los principales beneficiados son los atletas, que cuentan con menos pruebas para demostrar su potencial.
El atleta finlandés Paavo Nurmi y el estadounidense Carl Lewis, con nueve oros, y la palista Birgit Fisher y el también atleta Ray Ewry con ocho, compartirían el ránking con nadadores como Phelps, Spitz, Biondi y Thompson y los gimnastas Latynina y Kato.
De hecho, los nadadores tienen incluso una ventaja adicional sobre los gimnastas: la presencia de diferentes relevos por equipos (4x100 libres, 4x100 estilos, 4x200) que hacen que si pertenecen a un equipo de la magnitud de Estados Unidos su 'balance' de medallas engorde.
Así, aunque Phelps no ha conseguido la hazaña de ganar por tres veces consecutivas el oro en 200 mariposa, ha logrado otros dos metales en dos relevos (4x100 libres y 4x200 estilos) y tiene muchas papeletas para conseguirlo en un tercero (4x100 estilos).
En total, ocho de las medallas de Phelps se han producido en relevos, frente a las dos que consiguió Latynina en la competición por equipos de gimnasia y las otras dos conseguidas por Carl Lewis en los relevos 4x100. Descontados los oros por relevo, la ventaja de Phelps sobre ambos pasa de seis (15 a 9) a dos (9 a 7).
Segunda cuestión: La trayectoria olímpica
Phelps tiene hoy 27 años, pero ya ha anunciado su retirada tras los Juegos. Es decir, acumulará el grueso de sus títulos en un periodo relativamente normal dentro de la trayectoria de los 'heroes' del Olimpo, tres Juegos.
De hecho, la propia trayectoria del nadador en Londres muestra que sería improbable que pudiese optar con 31 años a alguna medalla en Río de Janeiro, una opción muy diferente a la de Lewis, el compatriota de Phelps que se erige como uno de sus principales competidores en la lucha por el reinado olímpico.
Lewis tiene nueve oros, pero conseguidos en una disciplina donde la dificultad para conseguir títulos olímpicos en varias pruebas se acrecienta.
Aún así, el 'hijo del viento' fue capaz de conseguir cuatro oros en Los Ángeles, dos en Seúl y Barcelona y uno en Atlanta, quizá el más meritorio, cuando con 35 años fue capaz de colgarse el oro pese a haber perdido buena parte de su explosividad.
"En mi corazón, Carl Lewis es aún el rey de los Juegos. No solo corría, también saltaba. Michael Phelps, con todo el talento que tiene, solo nada", decía la decatleta olímpica estadounidense Trey Hardee a Los Ángeles Times.
Pero más allá de Lewis, otros atletas han conseguido el oro olímpico en más de cuatro Juegos distintos. Así, el remero Steve Redgrave ganó medallas de oro en cinco Juegos consecutivos (entre 1984 y 2000) mientras que el tirador húngaro Aladar Gerevich lo hizo en seis citas distintas, al igual que la palista alemana Birgit Fisher.
Tercera cuestión: El espíritu olímpico
Pero quizá el mayor pero al reinado de Phelps lo puso sin decirlo Carl Lewis al hablar poco antes de que su compatriota consiguiese su récord de medallas con la agencia Reuters.
"Yo estaba cuando los Juegos Olímpicos se convirtieron en modernos. Si no hubiera sido por el profesionalismo de los Juegos Olímpicos no habríamos visto a gente ir a tres o cuatro Juegos. Creo que eso es grande, especialmente en mi deporte. Cuando empezé pensaba que quizá podría ir a unos juegos, dos como mucho, porque tendría que conseguir trabajo como la gente de mi edad", señalaba el 'hijo del viento'.
Por eso, hay atletas olímpicos que, aunque han tenido menos medallas que Phelps y quizá han participado en menos citas olímpicas, pueden reclamar con todo derecho un puesto en la historia de los juegos igual o mayor que el chico de Baltimore.
Historias emocionantes como la de George Eyser, un gimnasta estadounidense que ganó tres oros, dos platas y un bronce en los Juegos de 1904 con una pierna de madera tras ser arrollado por un tren, o la de Abebe Bikila, el guardia imperial etíope que corrió descalzo y ganó la maratón de Roma, o la de Lis Hartel, la amazona que pese a estar paralizada desde sus rodillas por la polio ganó la plata en doma en 1952 y 1956.
Otras de superación constante, como la de Ray Ewry, atleta estadounidense con ocho oros de principio de siglo que tuvo la polio y pasó parte de su infancia en silla de ruedas; Paavo Nurmi, el atleta más laureado de la historia capaz de ganar una carrera, tomar aire, y correr la siguiente; Emil Zatopek, la 'locomotora' humana, capaz de ganar los 5.000, los 10.000 metros y la maratón, que nunca antes había corrido, o Nadia Comaneci, la primera gimnasta que logró un 10, ganadora de nueve medallas, cinco de ellas de oro.
Y hombres que, sin quererlo, insertaron sus hazañas en la historia, como los cuatro oros de Jesse Owens en los Juegos de Berlín del 36 delante de Hitler y el de Mohamed Alí en los de Roma en 1960, en el arranque de una década donde se jugaría la importante batalla de los derechos civiles.
Al lado de todos ellos, la figura del chico discreto de Baltimore puede que mengüe, pero sea antes o después, él ya pertenece a la historia olímpica.
"Creo que está guay estar allí con algunos de los más grandes de la historia olímpica", dijo Phelps hacer unos meses cuando se encontró con Latynina.