Revancha de oro para Murray frente a Federer
- El escocés gana la final de Londres 2012 por 6-2, 6-1 y 6-4
- El suizo no logra repetir victoria sobre la hierba de Wimbledon
- El tenis británico regresa al medallero olímpico un siglo después
- Murray añade una plata en dobles mixtos junto a Laura Robson
El británico Andy Murray paladea el dulce sabor de la revancha, y sabe a oro. El oro que logró en la final de tenis masculino de Londres 2012 frente al suizo Roger Federer, que le había ganado sobre el mismo escenario en Wimbledon. El de Dunblane (Escocia) arrolla en la final, su final, por 6-2, 6-1 y 6-4.
Murray devuelve al olimpismo británico la medalla en un deporte patrio un siglo después -desde las seis de Estocolmo 1912-, y personalmente se reivindica con una victoria de prestigio para dejar atrás las cuatro finales de Grand Slam perdidas, como la reciente en la pista central del All England Lawn Tennis Club.
Y por poco no le ha salido redonda la jugada al escocés -nacionalidad que siempre sale a relucir en las islas cuando pierde- puesto que cayó en la final de dobles mixtos junto a Laura Robson. Una plata que tampoco sabe mal, y oro para los bielorrusos Max Mirnyi y Viktoria Azarenka (2-6, 6-3 y 10-8).
Plata para Federer, que también lleva dos medallas olímpicas tras el oro de Pekín 2008. Suiza no logra revalidar el oro en tenis individual masculino desde Barcelona 1992, cuando Mark Rosset ganó en la final al español Jordi Arrese.
Aunque el día comenzó con lluvia, el sol permitió que se abriera el techo de la pista central terminada la final de dobles femenina -ganada por las Williams- para que Murray y Federer calentaran a temperatura ambiente.
Un ambiente que ya llevaba caliente minutos antes con la grada de Wimbledon plagada de banderas británicas, ansiosas de ondear en homenaje a su ídolo. Solo la hierba rala de la pista -algo habitual en la recta final del torneo- deslucía un tanto el espectáculo.
Murray manda desde el inicio
El único partido a cinco sets del torneo se resolvió finalmente a tres en menos de dos horas, porque Murray quiso desde el principio llevar la batuta e imponer su ritmo. El actual número cuatro del mundo comenzó un tanto nervioso y pagó su ímpetu con dos pelotas de rotura que salvar.
Pero poco a poco fue atinando con sus bolas largas, con lo que remontó el juego y lanzaba una advertencia a Federer, que había salido a hacer de las suyas con su habitual calidad.
El escocés iba ganando en confianza a medida que aguantaba en los intercambios largos, jugando con más profundidad que el número uno del mundo. Le acompañaba la inspiración cuando enviaba 'passings' al helvético y también la suerte, porque la cinta jugó en más de una ocasión a su favor.
Murray iba dominando en el duelo mental y se mascaba el 'break'.En el sexto juego, y con algo de suspense, se hizo con el saque de Federer. Fue el mejor juego del partido, en el que el suizo todavía resistió con algo de firmeza, porque a partir de ese momento se diluyó como un azucarillo en el té de las cinco.
Los reveses cruzados de Murray, con mucha profundidad, hicieron mucho daño a Federer en ese juego y en los siete siguientes. Un parcial de 7-0 para Murray que le dio el primer set en 37 minutos y le puso con el viento a favor en el segundo.
Federer arroja la toalla en el segundo set
A pesar de que no fue tan pródigo en errores no forzados como en otros partido (11), se comió algunas voleas fáciles y no se le veía con fuerzas suficientes para restar el potente servicio del británico.
Se puede decir que el partido se acabó en el tercer juego del segundo set, aunque aún quedaba mucho por jugarse. Pero la explicación está en que Federer, tras perder su saque en el anterior, echó el resto en el servicio de Murray.
El de Basilea puso toda la carne en el asador y dispuso hasta de seis bolas de rotura -nueve en todo el partido-, pero ni por esas. A un gran resto ofensivo le respondió Murray con un 'passing' espectacular de revés, y en el siguiente punto arrojó la toalla después de más de diez minutos de acoso sin fruto.
Terminó el set como un paseo (6-1) con una nueva bola de 'break' desperdiciada por Federer. El público, que tampoco quería demasiada sangre para el heptacampeón de Wimbledon, mantuvo la tensión cuando le vio ganar su saque en blanco en el tercer set.
Pero también lo ganó sin oposición Murray, porque el suizo no fue capaz de disputar uno solo de los puntos: restos fallados y errores no forzados. La incógnita era, pues, saber cuándo hincaría la rodilla Federer y la respuesta llegó en el quinto juego. Un Murray lanzado castigó a su rival con un recital de reveses cruzados.
Le salía todo bien al de Dunblane, incluso golpes en carrera como un 'passing' de derecha cruzada, de esquina a esquina, que puso en pie a la grada. Federer salvó dos puntos de rotura en el séptimo juego, toque de orgullo para no dejar tan mal sabor de boca como en el set anterior, pero no fue capaz de restar el servicio de Murray, que tres juegos más tarde certificó la victoria con dos saques directos.
Andy Murray toma el testigo de Rafa Nadal en el medallero olímpico del tenis individual masculino y apunta maneras por fin en el circuito del Grand Slam.