El Tour de Perico Delgado cumple 25 años
- El 24 de julio de 1988, Delgado vistió el último jersey amarillo del Tour de Francia
- La victoria del segoviano en la ronda gala marcó un hito en el ciclismo español
- Pedro Delgado tuvo que luchar contra los rivales y contra un positivo fantasma
- Indurain, Pereiro, Sastre y Contador ganaron el Tour en los últimos 25 años
El Tour de Francia que ganó Pedro Delgado en 1988 constituyó un hito para el deporte nacional. El 24 de julio de 1988, del que este miércoles se cumplen ya 25 años, el segoviano vistió el último jersey amarillo en la Plaza de la Concordia de París y selló un antes y un después en el ciclismo español, que había empezado cinco años antes.
"Parece mentira que hayan pasado ya 25 años. Recuerdo que ese 88 fue algo muy especial, porque ya en el 83 había debutado y creía que podía ganar un Tour", rememora Pedro Delgado su 'historia de amor y odio' con la ronda gala, en la que en el 84 se rompió una clavícula; en el 85 logró su primera victoria de etapa, pero enfermó; en el 86 repitió triunfo parcial y sufrió la muerte de su madre; y en el 87 estuvo muy cerca de ganar, aunque lo impidió un Stephen Roche en estado de gracia.
Ganar una carrera nunca es fácil, en el 88 Perico tuvo que lidiar contra los rivales y contra el extraño positivo del Probenecid a cinco días de su llegada triunfal a París. "Nunca tuvo que salir mi 'positivo'. He tenido que andar explicando algo de lo que no tengo que dar explicaciones y que yo gané en buena lid", dice tajante el corredor.
"Luis Puig y el Consejo Superior de Deportes fueron a París a ver qué pasaba, porque era un producto que daba positivo en el COI pero no en la lista de la UCI. Hay que recordar que en aquella época el ciclismo profesional no era deporte olímpico y no tenía las mismas reglas", explica el segoviano.
Por eso, cuando el 24 de julio Delgado subió al último podio en París "la sensación era de rebeldía. Pero, ya llegas con ganas de enterrar el hacha de guerra y a disfrutar del momento en que se produce el silencio en los Campos Elíseos y oyes el himno nacional. Yo levitaba", dice.
Antes y después del ciclismo español
La victoria de Pedro en 1988 fue la constatación de una nueva era que se había iniciado a comienzos de los años 80, cuando Perico y Ángel Arroyo irrumpieron en la escena internacional. El equipo Reynolds llegó al Tour de 1983 de la mano de un debutante José Miguel Echavarri con un elenco de auténticos 'desconocidos' para el ciclismo mundial.
Pronto conocerían en Francia a un Ángel Arroyo, que se hizo el rey del Puy Dôme en una cronoescalada inolvidable, con Delgado, segundo; la valentía de Perico Delgado y su exhibición en la bajada del Peyresourde; pero también a los Julian Gorospe, José Luis Laguía o Celestino Prieto. Arroyo y Delgado acabaron por ser las alternativas a Hinault, Fignon y Lemond, los dominadores de la época.
Hasta entonces, el ciclismo patrio vivía del recuerdo de las gestas de Bahamontes, primer ganador español del Tour en 1959, y del pulso de Luis Ocaña con Eddy Merckx, con la victoria del conquense en la ronda gala de 1973, aunque la participación de españoles en el Tour solo era una aventura cargada de inconvenientes.
Desde que Miguel María Lasa ganó su última etapa, en Biarritz, en 1978, los ciclistas españoles contaron por estrepitosos fracasos sus apariciones en el Tour. Los equipos que acudían a Francia iban con la derrota firmada en la hoja de inscripción, con el sufrimiento cogido en los imperdibles que sujetaban el dorsal de los corredores. "Nadie daba un duro por nosotros. Decían que estábamos locos. la verdad es que había mucho miedo, era pasar los Pirineos y la mentalidad de muchos corredores españoles se venía abajo", dice Perico.
El Tour de Perico
1988 fue el año de Perico. 3286 kilómetros, divididos en 22 etapas, en la mitad de las cuales Delgado vistió de amarillo. Se enfundó el jersey en Alpe d'Huez y ya no lo soltó. "Era un maillot amarillo diferente. Igual que en el año anterior Roche era un peligro, aquí ya no veía un peligro tan inminente. Yo sabía que ya había puesto la carrera a mi favor", recuerda Perico.
Al día siguiente logró el triunfo en la cronoescalada de Villard de Lans y, tras el día de descanso, impuso su ley en los Pirineos. "Aprovechaba en los finales de las etapas que acaban arriba para atacar y poner cada día un poquito más de tierra de por medio", declara, pícaro, como siempre, el segoviano.
En Luz Ardiden, otra estocada más a los Rooks, Fabio Parra, Pensec y Theunisse, hombres fuertes de aquel año. "Ese día vislumbré el poderío de Miguel Indurain en montaña. Hasta entonces se había demostrado como contrarrelojista, pero ese día me hizo los puertos que subimos antes de una manera formidable", confirma Perico.
El triunfo de Delgado acabó con todos los sinsabores de una década y media mediocre y significó el espaldarazo definitivo para que el ciclismo nacional viviera a continuación los mejores 10 años de su historia. "Veía que la desgracia en ese Tour llegaba sin saber por donde. Ya en la recta final de París, Herminio Díaz Zabala me dio la mano y entonces cogí un bache y cvasi me caigo", afirma el segoviano.
"Los años pasan y, afortunadamente, en el ciclismo español hay un repunte que se sigue manteniendo 25 años después". Delgado se convertía en el tercer ciclista español en ganar un Tour. Tras él vendrían los cinco éxitos de Indurain, y las victorias de Óscar Pereiro, Carlos Sastre y Alberto Contador. Delgado podría haber repetido triunfo en 1989 de no haberse despistado en la etapa prólogo de Luxemburgo.