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Olimpismo | Madrid 2020

El futuro de Madrid, pendiente de los Juegos

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Los deportistas españoles son optimistas con Madrid 2020

Madrid, Tokio y Estambul. Tres ciudades, tres proyectos y tres futuros abiertos a las bondades de los Juegos Olímpicos, que acostumbran a cambiar los aires de la ciudad organizadora hasta convertirla en un lugar más habitable, ecológico y capacitado para los grandes eventos. ¿Se acuerdan de Barcelona antes de 1992? ¿Como se transformaría Madrid si consigue los juegos? [Sigue en directo la candidatura Madrid 2020, 7 septiembre en RTVE.es].

Los Juegos Olímpicos de Barcelona siguen siendo una referencia para casi todo. La 'Ciudad Condal' exprimió las posibilidades que ofrece la cita olímpica para cambiar su cara industrial por la actual, la de una ciudad moderna y abierta al mar, referencia turística mundial con servicios de primera calidad y capacitada para organizar eventos de alto nivel.

En ella se fijan desde entonces las ciudades candidatas a albergar unos Juegos. Sin embargo, en el caso de Madrid, con una gran parte de la inversión ya realizada y con una ciudad menos necesitada de una revolución, el objetivo es otro. Los llamados Juegos del 'low cost', con el 80% de las instalaciones ya construidas, centra su legado en el espíritu deportivo, la recuperación económica y el aprovechamiento de una nueva zona de la ciudad.

Después de años de grandes inversiones, con la remodelación de la M-30 y la consiguiente recuperación del entorno del Manzanares, la construcción de infraestructuras punteras como la Caja Mágica, símbolo de las intentonas olímpicas de la capital, y la mejora en la accesibilidad para las personas con discapacidad a pie de calle, Madrid busca en los Juegos más oportunidades económicas que arquitectónicas.

Objetivo: legado deportivo y reacción económica

En su dossier, Madrid apunta en primer lugar a un legado deportivo, a la creación de una cultura que genere "más oportunidades para que todos puedan participar en la actividad física y deportiva". Así, Madrid 2020 señala una reutilización casi total de las infraestructuras olímpicas para los clubes y federaciones madrileñas. Prueba de ello ha sido la transformación paulatina de las calles de Madrid, por las que han empezado a florecer los tan olvidados carriles-bici, una pincelada del llamado Plan Estratégico Futuro de Ciudad Madrid 2020.

Sin embargo, en el apartado económico, son muchas las voces escépticas ante los beneficios que los Juegos pueden aportar a Madrid. La capital es actualmente la ciudad más endeudada de España (8.231 millones de euros) y, en pleno azote de la profunda crisis económica y financiera, la candidatura cree poder encontrar en los Juegos un impulso para salir del agujero. Lejos de la opinión italiana, que renunció a seguir adelante con su candidatura de Roma 2020 por la crisis, la española ha preferido apostar fuerte por su proyecto.

"Madrid ya disfruta del legado de los Juegos Olímpicos". Lo dijo Ana Botella, alcaldesa de la capital, que ha apuntado una y otra vez a la inversión ya realizada como el principal caballo de batalla de la candidatura madrileña. "El presupuesto de organización de los Juegos es mayor que el de infraestructuras, y eso es porque Madrid lleva diez años preparando la ciudad para los Juegos", sentenció la edil, que ha subrayado sin cesar el beneficioso impacto económico que podría atraer la competición deportiva por excelencia.

El 'Nido' de Pekín 2008, un lastre convertido en atracción turística

La ilusión de los responsables de la candidatura se basa en experiencias pasadas, como la exitosa Barcelona '92, o en estudios como 'Un legado duradero', de la consultora Deloitte, que apunta a una "aceleración del desarrollo económico, politíco y social" de las ciudades que acogen acontecimientos del nivel de unos Juegos Olímpicos. Aunque los datos, en algunos casos, han llevado a las ciudades candidatas a disparar sus gastos antes y después de los Juegos.

La importancia del legado, por ejemplo, ayudó a que Londres volviera a ser olímpica en 2012. El futuro de la ciudad fue uno de los asuntos centrales de la candidatura inglesa, en la que presumían de destinar al legado 75 centavos de cada libra esterlina gastada en infraestructuras.

El buen trabajo de Londres en cuanto al legado no tuvo nada que ver con el de Pekín 2008, que sufre pérdidas por la infrautilización de sus imponentes sedes olímpicas. El espectacular 'Nido', el estadio olímpico chino, se ha convertido en un atractivo turístico que costará tres décadas amortizar, según su gestora. Un lastre más para unos Juegos que costaron más del doble de lo previsto. El símbolo, junto a numerosas sedes semiabandonadas, ha pasado de símbolo de los Juegos a símbolo del fracaso en el legado de los Juegos de 2008, un ejemplo a olvidar para el futuro de las tres sedes que pujan por ser olímpicas en 2020.