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Bayern de Múnich | Tribunales

Hoeness, la caída de 'míster íntegro'

  • El presidente del Bayern Múnich pasa de "alemán ejemplar" a defraudador fiscal
  • Hoeness fue muy crítico con las presuntas ayudas públicas a clubes españoles
  • El dirigente denunció el proyecto de poner un impuesto las grandes fortunas

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Uli Hoeness, condenado por fraude fiscal

El presidente del Bayern de Múnich, Uli Hoeness, condenado este jueves a una pena de tres años y medio de cárcel por fraude fiscal, se había construido una imagen de 'míster íntegro' a la cabeza de uno de los grandes clubes europeos de fútbol, hasta que se ha encontrado en el centro de un gran escándalo.

Estrella del fútbol alemán desde hace 40 años, tanto en su época de jugador internacional como de dirigente, Uli Hoeness, a sus 62 años, es conocido por sus ocurrencias públicas.

El Bayern de Múnich llegó hasta su consagración europea, sin arruinarse y con las arcas llenas, a años luz de las deudas abismales del Real Madrid y el Barcelona. El mismo Hoeness que se permitió el lujo de condenar e instigar la investigación europea por ayudas ilegales a clubes españoles.

El asunto del fraude fiscal persigue a Hoenes desde el mes de abril de 2013. A pesar de sus contratiempos, accionistas, dirigentes y aficionados le habían mostrado hasta el momento un apoyo incondicional.

Ovacionado en la asamblea general del club en noviembre, donde se le aclamó, al grito de "¡Uli, eres el mejor!", el ahora controvertido presidente juró entre lágrimas: "serviré al club hasta mi último aliento". Ese que parece haber llegado con la sentencia de este jueves.

El presidente del Bayern ha ofrecido a las cámaras en multitud de ocasiones su colérico y enrojecido rostro en medio de declaraciones intempestivas; de hecho, ironías de la vida, en una de sus legendarias 'salidas', denunció en un plató de televisión el proyecto de la derecha radical de imponer un impuesto a las grandes fortunas. "Entonces, los ricos se irán a Austria o a Suiza y no se recogerá nada en absoluto" de ese dinero, declaró.

Este jueves, Ulrich Hoeness está en el ojo del huracán de uno de los más grandes escándalos de la historia del deporte alemán, condenado por un fraude fiscal superior a 27 millones de euros al no declarar ingresos bursátiles desviados a Suiza.

El asunto ha sido tanto más escandaloso por cuanto, en un país donde el fútbol es deporte rey, Hoeness pasaba por un "alemán ejemplar, un modelo para todo el país", según lo definía no hace mucho el semanario Der Spiegel.

Al éxito con una simple receta

Mánager general del Bayern de Múnich durante 30 años antes de convertirse en presidente del club bávaro, este hijo de un charcutero del sur de Alemania, recibido a cenar por la mísmisima Angela Merkel, dirige con mano de hierro el club más laureado del fútbol germano.

Hoeness ha hecho del Bayern uno de los clubes más prósperos del planeta, con unos ingresos récord de casi 400 millones de euros en la temporada 2012- 2013, y un triplete histórico, al ganar la Bundesliga, la Champions y la Copa alemana.

Entre los grandes éxitos de su carrera figura la contratación en 2007 del jugador francés Franck Ribéry. Gracias a Hoeness y su calculadora, la entidad bávara se convirtió en un modelo económico para otros clubes que caían en manos de millonarios rusos, jeques árabes, o estaban plagados de deudas. Su receta era tan simple como la de no gastar más de lo ingresaba.

Ese mismo principio económico es el que aplicó en su fructífera empresa de salchichas. Instalada en Nuremberg, esta empresa salida de la nada fabrica en la actualidad salchichas al curry para el gigante McDonald's y despacha 10.000 toneladas de producto al año.

Al éxito como hombre de negocios, Hoeness unió el mérito, con toda discreción, de ser el principal mantenedor de organizaciones caritativas. Participa en las fiestas de Navidad de las peñas deportivas, ayuda discretamente a un jugador en dificultades o a un club, como hizo con su gran rival, el Dortmund, al borde de la quiebra en 2005.

El 'alemán ejemplar' tiene también un impresionante historial como jugador del equipo bávaro entre 1970 y 1979, con tres Copas de Europa y otras tantas victorias en la Bundesliga. Además, fue campeón de la Copa del Mundo en 1974 y de Europa en 1972, pero tuvo que dejar los terrenos de juego a los 27 años por culpa de una lesión de rodilla.

Único superviviente de un accidente de avión en 1982, se ha presentado a menudo como el aficionado número uno del Bayern. "El club es la obra de mi vida. tengo puestas en él todas la fibras de mi corazón y siempre será así", dijo en más de una ocasión.