Giraldo y Nishikori jugarán una inesperada final del Godó
- El colombiano se ha impuesto a Nico Almagro, verdugo de Nadal, 7-5 y 6-3
- El japonés se ha impuesto con autoridad a Gulbis por 6-2 y 6-4
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El colombiano Santiago Giraldo y el japonés Kei Nishikori disputarán su primera final del Trofeo Conde de Godó tras tumbar respectivamente al español Nico Almagro (7-5 y 6-3) y al letón Ernests Gulbis (6-2 y 6-4).
Ambos se cuelan contra pronóstico en una final que, a priori, parecía esperar a David Ferrer y Rafa Nadal, pero ambos fueron eliminados por sorpresa. Almagro, verdugo de Nadal en cuartos, no pudo confirmar su buen momento ante su rival de este sábado.
Después de dar el golpe de efecto el viernes derrotando al rey del Godó, Rafa Nadal, número uno del mundo, la "bestia" de la tierra batida, Almagro debía asomarse a su segunda final consecutiva en Barcelona eliminando a Giraldo, a quien había vencido las cinco veces que se había cruzado con él en el circuito.
Pero si contra Rafa Nadal el murciano no tenía miedo a ganar, frente al colombiano sí tuvo miedo a perder. A Almagro, que se sabía favorito, le corrió menos la bola en la pista que veinticuatro horas antes y Giraldo lo aprovechó para jugar más cómodo de los esperado.
Tuvo dos bolas para romper el saque del español en el quinto juego y las desperdició, pero no falló en el duodécimo, donde hizo el 'break' que le dio la primera manga (7-5).
Almagro, en cambio, necesitó llegar al tercer juego del segundo parcial para tener su primer oportunidad de rotura en todo el partido. En realidad no tuvo una, sino cuatro, hasta que logró un 'break' que Giraldo lo devolvió en el juego siguiente.
El tenista sudamericano, sólido, concentrado, minimizando errores, siguió avanzando en el partido. En semis, apenas estuvo una hora en pista por la lesión de Kohlschreiber, y se le veía fresco. Por lo menos, más fresco -sobre todo mentalmente- que su rival, que ayer se acercó a las tres horas de partido en su duelo con Nadal.
Almagro insistía sobre su revés, pero no encontraba hueco para soltar la derecha paralela y ganar los puntos decisivos. Con 4-3 en el electrónico, Giraldo volvió a romper el saque del español. Definitivamente Almagro estaba contra las cuerdas. Y ambos tenistas jugaron a no perder el último juego.
El colombiano envió larga de derechas su primera bola de partido, y el español, que buscaba que fuera su oponente el que fallara los puntos en lugar de ganarlos él, también malogró una bola de 'break' poco después.
Al final, Santiago Giraldo acabó a lo grande, con un punto directo de saque, en su segunda oportunidad para llevarse el partido. Mañana la espera Nishikori, cuarto cabeza de serie y verdugo de letón Gulbis. La primera final extranjera desde 1996.
Nishikori, con autoridad
Nishikori, decimoséptimo jugador mundial y cuarto cabeza de serie del torneo, recurrió a su eficiencia nipona para derrotar a un Gulbis que, cuando no tienen el día, regala demasiados puntos a su adversario.
Y ciertamente Gulbis, noveno cabeza de serie, no lo tuvo hoy ante el tenista de Shimane, un sólido 'pasabolas', como vulgarmente se conoce en el circuito a ese tipo de jugador que arriesga poco, que pelea cada punto y que vive de la precipitación y el fallo de su oponente.
El letón, más talentoso, sabía del peligro de Nishikori, pero hasta hoy no lo había sufrido en sus carnes más que en el Challenger de Bermuda, hace ocho años, cuando ambos jugadores eran unos adolescentes imberbes.
En su primer enfrentamiento en el circuito ATP, Gulbis aguantó el intercambio los cinco primeros juegos, pero cuando Nishikori le hizo el 'break' en el sexto, el letón tiró los dos siguiente juegos, que perdió en blanco, para ponerle en bandeja el primer set (6-2).
Gulbis, vencedor este año en Marsella, aguantó mejor el tipo en la segunda manga, donde alternaba golpes ganadores con constantes errores no forzados.
Eso le alcanzó para mantener el parcial igualado hasta el 4-4, pero entonces Nishikori le rompió el servicio de nuevo y ganó el suyo para cerrar el partido. El japonés se ha colado en la final -segunda de la temporada tras la que ganó en Memphis- sin apenas hacer ruido.