Brasil recibe el Mundial acorazado por sus altas tasas de criminalidad
- Brasil tiene una tasa de casi 28 muertes violentas por cada 100.000 habitantes
- El Gobierno brasileño ha invertido casi 400 millones de euros en seguridad
- Se han desplegado unos 57.000 soldados, así como 100.000 policías
- Ya se ha registrado una serie de robos a periodistas y cámaras acreditados
Brasil, uno de los países de América Latina con más alta tasa de criminalidad, acoge a partir de este jueves el Mundial de fútbol con un gran despliegue de seguridad para proteger a los cientos de miles de turistas extranjeros y brasileños. La inversión del Gobierno de cara al Mundial asciende a 1.170 millones de reales (cerca de 400 millones de euros) en seguridad pública y 700 millones de reales (unos 235 millones de euros) en defensa, según datos oficiales.
Y, como otra garantía de seguridad, el Gobierno autorizó a la Fuerza Aérea a derribar "aviones hostiles" que puedan amenazar el Mundial, según un decreto publicado en el Diario Oficial.
Mediante la medida, firmada por la presidente brasileña, Dilma Rousseff, la jefe de Estado delega la autoridad que tiene para autorizar el ataque de aviones al Comando en Jefe de la Fuerza Aérea hasta el 17 de julio próximo, cuatro días después de la final del Mundial.
Unos 57.000 soldados, así como 100.000 policías federales, estatales y locales, junto a fuerzas estatales de seguridad, han sido desplegados para la cita deportiva. No en vano, Brasil tiene cifras de criminalidad que invitan por lo menos a ponerse en alerta.
En 2012 se registraron 56.337 homicidios en el país, según un reciente informe elaborado con datos oficiales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), lo que supone una tasa de cerca de 28 muertes por 100.000 habitantes.
“En Brasil la muerte no es un tabú“
"En Brasil la muerte no es un tabú. Tenemos que cambiar eso", afirmó a Efe el sociólogo Renato Sergio de Lima, vicepresidente del consejo de administración del Foro de Seguridad Público.
De Lima puntualizó que "la violencia no alcanza a todos por igual" en Brasil y suele cobrarse más víctimas entre los "jóvenes negros y pobres de la periferia", por lo que los aficionados al fútbol estarán relativamente seguros mientras permanezcan en las zonas turísticas, donde se concentra la Policía.
Recomendaciones de seguridad
La clave para estar más seguro, según el especialista, es ser un "turista informado" y evitar circular por áreas peligrosas, como las favelas y barriadas marginales donde operan bandas de narcotraficantes armadas con fusiles y metralletas.
Para contribuir a informar a los extranjeros, varias embajadas han dado instrucciones de seguridad a sus ciudadanos. En términos generales, aconsejan evitar los barrios que no son turísticos, las calles vacías y mal iluminadas, además de no llevar joyas u objetos de valor a la vista.
Una recomendación habitual es no ofrecer resistencia en un atraco y entregar al ladrón todo lo que pida, para prevenirse de que este haga uso de la violencia, lo que es frecuente en el país.
Entre otras medidas, Bélgica ha alertado a sus ciudadanos que si viajan en automóvil, no abran las ventanillas para responder a preguntas de los transeúntes "aunque parezcan inocentes" debido al gran número de atracos a vehículos que se registran en las grandes ciudades.
En los días previos al Mundial, ya se ha registrado una serie de robos a periodistas, fotógrafos y cámaras acreditados, que también se han convertido en el blanco de los ladrones, como es habitual en eventos de repercusión planetaria en casi cualquier país del mundo.
Un equipo de la Agencia Efe fue víctima de un robo en la localidad de Porto Feliz, en el interior de Sao Paulo, donde se aloja la selección de Honduras. Un taxista se dio a la fuga con las cámaras de foto y vídeo de los periodistas, pero horas después la Policía recuperó el equipo de imagen una vez que fue denunciado el robo.
Centros de control
Para dar agilidad a las tareas de seguridad y reforzar la vigilancia de las calles, se incluyó en el operativo de seguridad del Mundial la instalación de quince centros de control, doce de ellos en las ciudades sede de la competición y otros tres en otras donde se entrenan algunas selecciones.
Estos centros sirven para coordinar la acción de las policías en el país y pueden suponer un "legado" para la seguridad, puesto que en Brasil no hay tradición en la integración del trabajo de las policías, según dijo De Lima.
"Hay 700.000 policías en Brasil, entre civiles, militares, guardias municipales. Ese número no es suficiente para atender a toda la demanda. Claramente la coordinación de esfuerzos ayudaría a no sacar los policías de un lugar para atender otro, dejando áreas desprotegidas", explicó el sociólogo.
Según De Lima, el desafío de mejorar la seguridad pública en Brasil es "mayor que el Mundial", exigirá todavía ingentes inversiones y el debate quedará para después del evento deportivo.