La dinastía de los Spurs: el éxito de la paciencia y el buen hacer
- Cinco anillos en 15 años convierten a los Spurs en la dinastía más longeva
- Popovich, Duncan y Kawhi Leonard (MVP), protagonistas del anillo
- LeBron James, solo en los Heat, se enfrentó al mejor equipo de los últimos años
No le ha hecho falta a San Antonio Spurs grandes traspasos ni competir por los mejores agentes libres del mercado para construir la dinastía más longeva de la historia de la NBA.
Cinco anillos de campeón en 15 años, conseguidos a base de trabajo constante, una organización coherente con sus principios y una plantilla confeccionada en torno a una misma columna vertebral complementada con trabajadores del baloncesto.
Un modelo de franquicia y de equipo que ha ganado adeptos en las últimas dos temporadas. No sólo por haberse enfrentado en dos finales consecutivas a Miami Heat, el equipo más odiado de la liga, también por la evolución de su juego de un estilo defensivo, más propio del Este, a un corte perfil mucho más ofensivo, divertido y ameno.
Gregg Popovich, el hombre serio de las pocas palabras (famosas son sus breves respuestas a los periodistas en los tiempos muertos); Tim Duncan, uno de los jugadores más callados e inexpresivos de la liga; y Kawhi Leonard, el hombre al que solo se vio sonreír con el título de la NBA y el premio a MVP en las manos, representan a la perfección el espíritu de los Spurs.
La leyenda viva del mejor 4 de la historia
Quince años hace ya, y parece que fue ayer, del primer anillo conseguido por Tim Duncan en las Finales del 99 entre San Antonio Spurs y New York Knicks. Por aquel entonces formaba tándem interior, Las Torres Gemelas, con David "El Almirante" Robinson, buque insignia de unos Spurs que habían sorprendido barriendo (4.0) a Los Angeles Lakers y Portland Trailblazers en su camino a las finales.
Ya entonces, con tan solo 23 años, Tim Duncan se erigió como figura dominante en la pista, con aquel inolvidable e infalible tiro a tabla. MVP de aquellas Finales y piedra angular de una carrera que le coloca en lo más alto del Olimpo de la mejor liga del mundo, ante el temor generalizado de que pueda anunciar su inminente retirada (cuestión que, por el momento, se ha negado a abordar).
A sus 38 años, Duncan ofrece sobre el parquet la sensación de que podría jugar hasta que él quisiera. La potencia física nunca fue el punto fuerte del apodado "The Big Fundamental", pero su juego académico y su sabiduría con y sin el balón en las manos le han convertido en referente absoluto y el espejo en el que se miran muchos de los jugadores jóvenes que llegan a la liga.
Después de cinco títulos de la NBA, tres MVP's de las finales y dos MVP's de temporada, considerado ya el mejor ala-pívot de la Historia, la presencia de Duncan es indiscutible a la hora de elaborar la lista de los más grandes de este deporte.
"Thanks for pushing me", Popovich
Así agradecía Kawhi Leonard, MVP de las finales, a Gregg Popovich la bronca del técnico en el tercer partido de la final, en el que pidió a Kawhi, golpes en el pecho incluídos, que diese un poco más de sí. El partido terminó con la máxima anotación de Kawhi en su carrera, 29 puntos.
Así es 'Coach Pop', un entrenador duro, exigente y sin contemplaciones. Que siempre exige más a sus jugadores, pero que sabe ganarse el cariño y el respeto de todos los que pasan por sus filas... y los que no.
Popovich ha sabido, a lo largo de sus 18 años al frente de San Antonio Spurs (el período más largo para un entrenador en el mismo equipo en los cuatro deportes mayoritarios de EE.UU.), ir modificando su estilo en función de los mimbres de su plantilla. Lejos ha quedado el estilo austero y 'amarrategui' de sus primeros anillos, con puntuaciones bajas, defensas duras y escaso despliegue ofensivo. El quinto anillo de sus Spurs se basa en el movimiento del balón, en un juego combinativo de ataque como no se recuerda en la historia reciente de la NBA.
'Pop', maestro descubridor de jugadores, continúa dando lecciones de cómo construir una plantilla completa y sin fisuras. Tras de sacarse de la manga los robos del Draft de Manu Ginóbili (elección nº57 en el Draft de 1999) y Tony Parker (elección nº 28 en el de 2001), ha convertido a hombres como Danny Green, Boris Diaw o Patty Mills en jugadores clave a ambos lados de la cancha.
Como ocurre con Tim Duncan, también Popovich se enfrenta a la posibilidad de dejar los Spurs, e incluso dejar la NBA. Pero el mundo del baloncesto mantiene sus dedos cruzados con la esperanza de que aún queden por delante varios años más de 'Pop' y sus Spurs.
Kawhi, el joven tímido de las manos gigantes
Con 22 años, musculoso, con unas manos gigantescas, pero con una cara infantil y una actitud tímida, Kawhi Leonard se ha abierto un hueco entre las estrellas de la NBA en tan solo tres años. Y lo ha hecho de la manera más silenciosa y tranquila posible.
Drafteado por Indiana Pacers pero descubierto y fichado al instante por los Spurs (otro más en la lista de Popovich), Kawhi es un alero de 2.00 m, fuerte y alético, aunque no excesivamente plástico, con una ética de trabajo y una seriedad por encima de lo normal.
En su segunda temporada como profesional, en las Finales de 2013, se enfrentó al reto de defender, ni más ni menos, al jugador más dominante de la liga en los últimos años: LeBron James. Y lo cumplió con creces. Pese a la derrota, Leonard consiguió hacer que el Rey James se sintiera lo más incómodo posible con una defensa pegajosa y sin fisuras.
Este año Kawhi ha mejorado paulatinamente y en la sombra, tanto defensiva como ofensivamente. Su escasa aportación en los dos primeros encuentros de las Finales (9 puntos en cada uno), le costó unas injustificadas críticas que han caído en el olvido con su explosión en los tres últimos encuentros, en los que ha sido el máximo anotador de los Spurs.
Pero lo mejor, y quizá lo peor, de Kawhi es que no parece ser consciente de lo gran jugador que es y puede llegar a ser. Su techo es desconocido, casi como su sonrisa, que solo ha aparecido cuando, por fin, ha podido abrazar los trofeos de campeón de la NBA y MVP de las finales.
Los Heat, bajo sospecha
Dos anillos en cuatro finales seguidas no parecen suficiente para el mastodóntico proyecto que reunieron los Heat en el famoso verano de 2011 con la creación del 'Big Three'. Quizá sea justo, quizá no, pero a este equipo se le exige ganarlo todo y quedar segundo no es una opción.
Esta temporada 2014 termina con el amargo sabor de haber visto a unos Heat a medio gas en temporada regular, e intermintentes en Playoffs. Superados ampliamente por el juego colectivo y la dirección desde los banquillos de sus rivales, los subcampeones vuelven a Miami con la cabeza gacha y la sensación de que puede tratarse del fin de un ciclo breve pero intenso.
LeBron James, eterna y duramente sometido al escarnio popular, queda de nuevo bajo la pesada sombra de haber perdido más finales (3) de las que ha ganado (2). Cinco presencias en lo más alto no bastan para un jugador llamado a situarse en el podio de los más grandes de la Historia de la NBA.
"Han sido mejores, así es como se supone que debe jugar un equipo", han sido las palabras con las que 'King James' ha felicitado a los Spurs. Unas palabras que parecen exigir cambios en la franquicia para volver a ser aspirantes a todo el próximo año ante la posibilidad de salir de Miami en busca de una situación mejor, ya que James termina esta temporada su contrato con los Heat.
“Han sido los mejores, así es como se supone que debe jugar un equipo“
Con unos promedios de 28,2 puntos, 7,8 rebotes y 4,6 asitencias, LeBron ha vuelto a estar solo ante el peligro, como ya le ocurrió en la final de 2007, entonces en Cleveland Cavaliers, también contra los Spurs. Ninguno de sus compañeros ha estado a la altura de la situación, tampoco Dwayne Wade y Chris Bosh, miembros del 'Big Three', y LeBron parece harto.
En las próximas semanas, probablemente, volvamos a asistir a un culebrón de ofertas, rumores, idas y venidas sobre el futuro de James, que podría buscar un anillo más en Miami o volver a cambiar de aires para tratar de instaurar un nuevo reinado.