Brasil, la cantera del fútbol mundial

• El país sudamericano exporta un millar de jugadores al año
• "Europa da independencia económica", afirma el agente Wagner Ribeiro
• Actualmente, 5.000 brasileños juegan fuera del país; 471 en Europa

Dos niños juegan al fútbol en un campo de la favela Rocinha, en Río de Janeiro.

Que el fútbol se vive con pasión en Brasil es un hecho evidente que atrapa a sus visitantes desde que ponen un pie en este país, sobre todo en pleno Mundial. Y que el fútbol es la forma de vida de muchos brasileños es, además, una realidad que consigue dar un futuro próspero a futbolistas de toda clase y condición.

El futbolista brasileño es, por excelencia, un atractivo incomparable para los clubes de todo el planeta y este país es líder en exportación de uno de sus activos más preciados. Cada año, una media de 1.000 jugadores abandonan Brasil para ganarse la vida detrás de una pelota por todos los rincones del mundo, según datos de la Confederación Brasileña de Fútbol.

“Muchos futbolistas buscan en Europa independencia económica“

"El objetivo para muchos futbolistas brasileños es conseguir independencia económica y eso lo pueden conseguir en Europa", afirma a RTVE.es Wagner Ribeiro, el agente de moda en el país. Ribeiro tiene en su agenda a Neymar o Lucas Moura, y conoce a la perfección como se mueve el mercado mundial de fichajes, desde los humildes jugadores que saltan de las favelas de Río de Janeiro a ligas menores de todo el planeta, a las estrellas por las que suspiran los grandes clubes europeos.

"Antiguamente eran los argentinos los más valorados, pero con el paso de los años la importancia de los jugadores brasileños ha ido creciendo, y la situación económica de Argentina ayuda, los clubes venden más rápido y por menos dinero. Los clubes brasileños están más estructurados económicamente", explica Ribeiro mientras acompaña a la familia de Neymar durante el Mundial.

"Me han pedido jugadores hasta de la liga bielorrusa"

La estrella de la 'canarinha' protagonizó el traspaso del año en Europa el verano pasado, pero solo es uno más de los 471 brasileños que se ganan el pan en el 'Viejo Continente' en ligas tan potentes como la española o en otras menores. "Me han pedido jugadores hasta de la liga bielorrusa", nos cuenta Giuliano Bertolucci, agente brasileño de jugadores como David Luiz.

"Brasil tiene una enorme cantidad de jugadores, muchos terminan dejando el país y se hacen un hueco en otros mercados, especialmente en Europa, pero los que tienen éxito, lo logran por sus propios méritos", dice Bertolucci sobre la sobreabundancia de jugadores brasileños y el alto interés que despiertan por todo el mundo, donde actualmente juegan 5.000 en ligas tan exóticas como la bielorrusa, la vietnamita o la de las Islas Feroe.

“Brasil tiene una enorme cantidad de jugadores“

Ribeiro recuerda la primera vez que le llegaron ofertas de Japón, ahora ya "con un mejor mercado". Después, indica, llegó mucho interés de "los clubes ucranianos y, hoy en día, se está haciendo fuerte el mercado árabe". En muchos casos, jugadores prácticamente desconocidos en Basil, acaban destacando en sus países de acogida, como Diego Costa, que ha desarrollado su carrera en España y ha disputado el Mundial con la Roja.

Brasil lucha por retener a sus figuras

El fútbol alegre de los brasileños y su histórica calidad ha abierto las puertas de muchos jugadores al extranjero, una tendencia similar a la que han vivido los jugadores españoles en los últimos años gracias al tirón de los éxitos de la selección y del famoso 'tiqui-taca'.

En Brasil, a pesar de la inevitable diáspora, se lucha por mantener a sus figuras el mayor tiempo posible en la liga brasileña. Sin embargo, y a pesar del progreso económico del país, Europa sigue siendo un potente imán futbolístico y económico para los jugadores.

"Pero en algunos años la situación se equilibrará", afirma Ribeiro, que cree que llegará el momento en el que los grandes jugadores brasileños se queden en Brasil, como Fred, el delantero de la selección que regresó a su país para jugar en el Fluminense. Un caso, de momento aislado, para un país que vive una auténtica 'fuga de piernas'.