Las otras guerras del fútbol
- Los Mundiales pueden revivir viejas rivalidades entre países
- Argentina-Inglaterra tras la guerra de las Malvinas, un claro ejemplo
- EEUU-Irán en 2002 fue otro choque con tensión política
- Estos han sido algunos de los enfrentamientos internacionales más polémicos
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Históricamente, los mundiales de fútbol han provocado enfrentamientos entre selecciones con rivalidades que van más allá del aspecto deportivo. Partidos como el Argentina-Inglaterra en 1986 tras la guerra de las Malvinas o el enfrentamiento en 2002 entre EEUU e Irán en plena guerra diplomática entre ambos países, son algunos ejemplos donde la rivalidad política fue protagonista en la grada y el terreno de juego.
El fútbol, y más concretamente las competiciones internacionales, despiertan emociones muy ligadas al sentimiento nacionalista de cada país, convirtiendo a este deporte en una especie de 'guerra suave' entre países históricamente enfrentados. En este contexto, los rituales –los himnos nacionales, la afición ondeando su bandera con la cara pintada con los colores del país o los cantos colectivos- junto con el lenguaje bélico utilizado en el mundo del fútbol –lanzar un misil, asediar al equipo contrario- contribuyen a la épica que caracteriza estos partidos.
Durante la historia de los mundiales han sido muchos los partidos en los que países con una tensión diplomática latente han tenido que enfrentarse para librar algo más que un partido de fútbol.
Argentina-Inglaterra (México, 1986)
El partido fue disputado tan sólo cuatro años después de la guerra de las Malvinas (1982). La derrota de Argentina provocó la caída del régimen militar de Videla, mientras que la Inglaterra de Margaret Thatcher salió fortalecida. Su victoria favoreció la reelección de 'La dama de hierro' en las elecciones de 1983.
El conjunto argentino pudo saborear una dulce venganza en el terreno de juego imponiéndose por 2-1 a los ingleses. Inglaterra era militarmente superior a Argentina y así lo demostró durante la guerra. Sin embargo, el fútbol ofreció a los argentinos la manera de vengarse allí donde mejor se desenvolvían: sobre el césped. Además, Maradona marcó dos goles que han pasado a la historia de los mundiales: el de 'la mano de Dios' y el 'gol del siglo
España-Italia (Italia, 1934)
El partido disputado en la ciudad de Florencia enfrentó a la España republicana con la Italia fascista de Benito Mussolini en un contexto de tensión internacional y preguerra.
El Mundial celebrado en Italia significó una oportunidad única de brillar para el régimen italiano, que ansiaba ganar la competición. Así, el duelo se pareció más a una guerra que a un evento deportivo. Hasta un total de 11 jugadores acabaron lesionados –siete españoles y cuatro italianos- en un partido en el que la pasividad del árbitro ante el juego violento del equipo 'azzurro' fue notable. La premisa de Mussolini 'vencer o morir' se hizo realidad.
China-Japón (Copa de Asia, 2004)
El encuentro entre China y Japón durante la final de la copa de Asia en 2004 es un claro ejemplo de cómo un partido de fútbol puede reavivar fantasmas de guerras pasadas.
Durante el partido, aficionados chinos lucieron carteles con el número 300.000, en referencia al número de personas asesinadas por el ejército japonés en 1937. Otros seguidores chinos vistieron trajes militares al estilo japonés en señal de hostilidad hacia el conjunto nipón. El partido se disputó bajo fuertes medidas de seguridad y se resolvió a favor de Japón por 3-1.
Senegal-Francia (Corea y Japón, 2002)
El partido inaugural del Mundial de Corea y Japón supuso una de las grandes sorpresas de la competición, y para muchos, una revancha histórica. Se enfrentaban la excolonia (Senegal) y la antigua metrópoli (Francia), y el equipo africano se impuso contra todo pronóstico por 1-0 al campeón de la anterior edición mundialista (1998). El combinado senegalés jugó con la motivación de debutar en un Mundial y de enfrentarse al país que en el pasado dominó su territorio. Otro aspecto curioso de este choque es que el conjunto francés estaba formado por jugadores estrella con procedencia colonial como Zidane, Desailly o Vieira.
Irán-EEUU (Francia, 1998)
Este partido ha sido, probablemente, el encuentro con más importancia geopolítica de la historia de los mundiales. Prueba de ello fueron las declaraciones del entonces presidente de la federación de fútbol americana, Alan Rothenberg, tras conocer el enfrentamiento entre ambos equipos. “Es la madre de todos los partidos”, señaló. Y no le faltaba razón. Por un lado, el régimen de los Ayatolás soñaba con derrotar a la bestia imperialista americana. Por otro, los estadounidenses no querían sufrir una derrota, que a pesar de ser simbólica, llenaría de orgullo a los iraníes.
“Es la madre de todos los partidos“
Pese a los intentos de sacar réditos políticos del partido por parte de ambos gobiernos, los jugadores mostraron una actitud amistosa, alejada de las tensiones entre ambos países. Al inicio del encuentro, los miembros de la selección iraní entregaron un ramo de rosas a sus rivales y éstos correspondieron con un banderín. Los prolegómenos del partido concluyeron con una foto con los jugadores de ambos equipos posando conjuntamente mientras el estadio respondía con una sonora ovación. En lo deportivo, Irán se impuso por 1-0, mientras que en el plano geopolítico, el partido tuvo más éxito en la reparación de las relaciones entre ambos países que décadas de diplomacia.