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Copa del Rey | Real Madrid 2 - Atlético de Madrid 2

Fernando Torres justifica su vuelta en el Bernabéu

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Torres rompe la sequía en el Bernabéu y forja sociedad con Griezmann

Si había algún aficionado al que el fichaje de Fernando Torres le generaba dudas, tras el derbi copero se le han disipado todas. Los dos goles del Niño en las dos primeras jugadas de cada parte cortocircuitaron todo el dispositivo que había manufacturado el Real Madrid —y sobre todo el madridismo— con el fin de remontar el 2-0 de la ida. [Crónica del Real Madrid 2 - Atlético de Madrid 2 de Copa

La llegada de los equipos a Concha Espina fue la que se reclamó desde la plantilla merengue, un infierno en medio de la lluvia para el Atlético y un impulso para los jugadores blancos, cuyo objetivo era hacerles creer que se puede ganar a este Atlético en esta temporada —algo que no se ha producido en ninguno de los cuatro partidos en los que ambos equipos se han enfrentado—.

Ha tenido que volver Torres a casa después de siete años en el extranjero para saborear las mieles de un triunfo ante el eterno rival. En su primera etapa no supo lo que era ganar al Real Madrid en siete temporadas, en esta segunda ya sabe lo que es ganar, lo que es empatar y cómo sabe el dulce del dejarles fuera de la Copa del Rey. Todo en menos de un mes y además con él como goleador y gran protagonista.

En el Vicente Calderón, el día de su debut, estuvo impotente pero detonó la jugada del primer gol antes de abandonar el césped. En Chamartín ha sido el gran protagonista de la función.

Griezmann jugó un papel fundamental

No habían llegado a su butaca muchos de los asistentes al Bernabéu cuando Fernando Torres metió a la caja, al primer toque como mandan los cánones del delantero, el primer balón que llegó a sus pies.

El francés Antoine Griezmann puso la magia tras aprovecharse de la indecisión de Pepe y con un pase de genio volvió loco a Sergio Ramos, que no sabía ni dónde estaba Torres ni por dónde le iba a llegar el pase.

Ante el gol, el Santiago Bernabéu rugió con fuerza enrabietado, convencido de que aún era posible la remontada. Había que meter cuatro goles y cosas más difíciles se habían visto en ese escenario.

El Real Madrid creyó a su hinchada y su asedio a la portería de Oblak de ahí hasta el descanso fue incesante. Tan insistente como desafortunado.

De nuevo en el primer minuto, y de nuevo a pase de Griezmann, apareció Fernando Torres para matar al rival y levantar a su equipo de esa defensa numantina a la que se habían visto obligados a dedicarse durante más de media hora.

Esta vez la magia la puso el Niño al tirar el desmarque, al esperar el pase del galo sin meterse en el fuera de juego y al dejar sentado a Pepe con un amago. Su remate a portería no fue tan voraz como el del primer gol pero sirvió para batir a Keylor Navas y ganarse así la pitada que le dedicó el Bernabéu al abandonar el campo.

Algo con lo que sueñan todos los jugadores colchoneros que se forman en la cantera rojiblanca y que por fin Torres ha conseguido. Hasta la noche copera no sabía lo que era marcar en el coliseo blanco.