Carroll y Reyes acaudillan una victoria visceral del Madrid en Tel Aviv
- Los blancos se imponen al Maccabi en el Palacio de los Deportes por 86-75
- El pívot español, con 18 puntos, y el alero norteamericano, con 16, claves
Ficha técnica:
86 - Real Madrid (27+19+20+20): Rudy (9), Reyes (16), Ayón (11), Carroll (18) y Llull (11) -equipo inicial-, Rivers, Bourousis (2), Slaughter (3), Maciulis (6), Nocioni (6) y Rodríguez (4).
75 - Maccabi Tel Aviv (13+27+14+21): Linhart (3), Pargo (14), Randle (17), Schortsanitis (3) y Smith (12) -equipo inicial-, Ohayon, Haynes (6), Tyus (6), Cohen (2) y Alexander (12).
Árbitros: Christos Christodoulou (GRE),Recp Ankarali (TUR) y Matej Boltauzer (ESL). Randle (min.38) y Alexander (min.40) fueron eliminados por cinco personales.
Incidencias: Partido correspondiente a la duodécima jornada del Grupo E del Top 16 de la Euroliga disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard Center) ante 12.183 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del avión estrellado el pasado martes en los Alpes.
Jaycee Carroll, autor de 18 puntos, y Felipe Reyes, de 16, acaudillaron una victoria visceral del Real Madrid sobre el Maccabi, por 86-75, que asegura matemáticamente el factor campo a favor en los cruces de cuartos de final.
Hay partidos vitales, otros trascendentales y otros que sin ser demasiado importantes se decantan por la vía visceral para alcanzar un nivel impropio de determinadas alturas de la competición.
El Real Madrid salió dispuesto a jugar desde las profundidades de su estómago, desde las tripas. Después de haber perdido la final de la Euroliga de la temporada pasada y de haber perdido en Tel Aviv en la primera vuelta, era lo que les pedía el cuerpo a los jugadores.
Las gradas también entendieron desde el comienzo que poco importaba que el Real Madrid estuviera ya clasificado para los cuartos de final y que el factor campo también estuviera muy cerca de conseguirse. Lo que había que hacer era ganar y ganar. Sin concesión alguna.
La actitud defensiva del Real Madrid y su superioridad bajo los aros, pese a la presencia de la mole humana de Sofoklis Schortsanitis comenzó a dar sus primeros réditos, 11-4 (min.3).
Todos jugaban convencidos de que había que ganar. El balón circuló fácil en ataque y en defensa nadie escurrió el bulto. El 20-7 (min.7) siguió haciendo justicia y también el 27-13 con el que finalizó el primer cuarto, triple incluido desde casi el centro del campo en el cierre del periodo de Rudy Fernández.
Pero el Maccabi, actual campeón de Europa, no es un equipo cualquiera y en el segundo acto demostró sus hechuras de grande de Europa. Con una defensa en zona que comenzó a ajustar en el primer cuarto, y con una circulación de balón espléndida, recortó diferencias muy rápidamente.
El Madrid volvió a cometer el mismo error que en Tel Aviv, sentirse muy superior al rival y lo pagó caro. También se centró demasiado en Schortsanitis y en que cometiera la tercera personal. El Maccabi endosó un parcial de salida de 4-16 (min. 14.45) que igualó el luminoso, 31-29, y dejó al equipo español con malas vibraciones.
El juego se tornó táctico, sin concesiones, y el Madrid supo aguantar la situación hasta marcharse al vestuario con el marcador en franquicia, 46-40 y la sensación de que había dejado escapar una ventaja real en el marcador y moral sobre el parqué. Y que debía volver a ponerse el mono de trabajo.
Jaycee Carroll que había estado muy acertado en el inicio del partido volvió a mostrarse letal en los albores del tercer periodo (52-42, min 21.30), mientras que Felipe Reyes se pegaba, casi literalmente, con un Schortsanitis que poco después iba al banquillo con cuatro personales, incapaz de aguantar la tensión de su lucha con el capitán internacional español, (57-44, min.22.30).
El resto del cuarto fue de trabajo, de intensidad, de intercambio de canastas y de jugadores recios hasta el 66-54 de final del tercer cuarto.
Los jugadores de Laso no bajaron el ritmo, tampoco los de Guy Goodes y el encuentro se mantuvo en un nivel alto de lucha y bajo de vistosidad, en el que el Madrid salvaguardó su ventaja, 78-66 (min.35).
Un exceso de celo en el uso del silbato por parte de los árbitros alargó innecesariamente un partido que ya tenía un ganador claro, el Real Madrid que con esta victoria se asegura, matemáticamente, el factor campo a favor en los cruces de cuartos de final.