El Khimki gana la Eurocopa al derrotar al Herbalife Gran Canaria
- Los rusos se han impuesto con mucha facilidad a los canarios (83-64)
- El equipo de Rimas Kurtinaitis ganó en la ida por 25 puntos de ventaja
- Ficha técnica:
83 - Khimki Moscú (27+18+23+15): Rice (16) Vyaltsev (7), Davis (16), Monia (2), Ilnitsky (2); Sheleketo (5), Koponen (13), Augustine (18), Pateev (2) y Pópovich (2).
Entrenador: Rimas Kurtinaitis.
64 - Herbalife Gran Canaria (18+12+16+18): Bellas (5), Tavares (17), Kuric (8), Báez (6), Newley (12), Urtasun (5), O Leary (2), Paulí (3), Kendall (6) y Oliver (0).
Entrenador: Aíto García Reneses
Árbitros: Pukl (Eslovenia), Jovcic (Serbia) y Foufis (Grecia).
Incidencias: partido de vuelta de la final de la Eurocopa de baloncesto disputado en el Centro de Baloncesto de la Región de Moscú ante unos 8.000 espectadores.
El Khimki ruso ganó la Eurocup de baloncesto al derrotar al Herbalife Gran Canaria por (83-64) en el partido de vuelta de la final de esa competición europea.
El equipo dirigido por el lituano Rimas Kurtinaitis no dio opción al conjunto español y llevó el mando desde el pitido inicial con el pívot estadounidense Augustine como máximo anotador del partido con 18 puntos, aunque fue Rice quien se llevó el MVP de la final.
El milagro no pudo ser y el equipo canario no pudo recuperar la desventaja de 25 puntos del partido de ida, un pesada carga para sus esperanzas.
El "Granca" necesitaba un partido perfecto para lograr su primer trofeo europeo, pero los locales no estaban dispuestos a dejarse sorprender por el equipo español, al que le pudo la presión, tanto en la ida como en la vuelta.
Como había adelantado su técnico, Kurtinaitis, legendario jugador soviético y lituano, el Khimki salió a por todas desde el primer minuto y llevó siempre el mando en el marcador.
El equipo canario consiguió mantener el control de la zona en los primeros minutos gracias al gigante caboverdiano Tavarés, que machacó en dos ocasiones el aro rival, pero se cargó pronto con dos faltas personales, por lo que tuvo que irse al banquillo.
Esto fue aprovechado por el Khimki para poner en la cancha a Augustine, quien junto a su compatriota Davis se hicieron los amos y señores de la zona.
Fue entonces cuando Aíto García Reneses, un técnico curtido en mil batallas, decidió cambiar el quinteto titular, quien con Urtasún a la cabeza, consiguió frenar momentáneamente la sangría hasta concluir el primer cuarto con un (27-18).
En el segundo cuarto, el Gran Canaria no logró superar la defensa rival y estuvo sin anotar durante más de tres minutos, lo que obligó a Aíto a pedir un tiempo muerto.
El Herbalife no carbura
Con todo, el ataque del "Granca" siguió sin carburar y sólo dos canastas exteriores de Kendall y otra de Báez rompieron la sequía visitante.
Al final del segundo cuarto regresó a la cancha Tavares en un intento de frenar a Augustine, que lleva hasta entonces diez puntos sin apenas fallo.
Pero el daño ya estaba hecho y el Khimki -con 32 puntos de la troika compuesta por Rice, Augustine y Davis- se fue al descanso con una ventaja casi definitiva de quince puntos (45-30).
Sin duda, no fue por falta de apoyo, ya que medio centenar de ruidosos aficionados canarios animaron a destajo a sus jugadores desde el pitido inicial con el ya clásico: "Pío, pío".
El Herbalife arrancó la segunda parte con el quinteto inicial y la dupla Báez-Kuric pareció mucho más metida en el partido que en los primeros dos cuartos.
Tavares demostró que el Herbalife no estaba dispuesto a rendirse con un soberano tapón ante un gancho del estadounidense Davis.
Pero Rice, internacional con Montenegro, no estaba dispuesto a dejar que el "Granca" se subiera a las barbas del equipo local y no dejó de martillear la canasta visitante con tiros exteriores y entradas a canasta.
La presión adelantada ideada por Aíto provocó un momentáneo cruce de cables en el ataque ruso, lo que sumado al descanso que Kurtinaitis dio a Rice, supuso un descanso para el equipo amarillo.
El problema es que su ataque seguía siendo romo, por lo que el Khimki incrementó su ventaja al final del tercer cuarto hasta los 22 puntos (68-46).
El último cuarto Kurtinaitis dio descanso a sus titulares y echó al ruedo a los segundos espadas, lo que permitió al Gran Canaria reducir la desventaja y terminar con dignidad su primera final europea con Tavares como máximo anotar con 17 puntos.
El Khimki, cuyo presupuesto sería la envidia de muchos equipos españoles, demostró ser superior tanto sobre el papel como sobre la cancha.
De esta forma, el equipo de la Región de Moscú se proclama campeón de la Eurocopa por segunda vez en su historia, ya que en la temporada 2011-12 ya había levantado este trofeo al batir en la final a otro equipo español, el Valencia Basket.
Precisamente, ese partido fue disputado por Víctor Claver, quien milita desde hace unas semanas en el club ruso, al que llegó procedente de la NBA, aunque no estaba inscrito en la Eurocopa.