El Barça se lleva la Copa del Rey y se pone a un paso del triplete
- Messi, con dos tantos, lidera a los culés y Neymar completa la faena
- Un gol de Iñaki Williams maquilló el resultado para el Athletic
- El Barcelona levanta su 27º título de Copa y le espera la Champions
- Así hemos contado el Athletic 1 - Barcelona 3
Ficha técnica:
1 - Athletic Club: Herrerín; Bustinza, Etxeita, Laporte, Balenziaga; Iraola (Susaeta, min.57), San José, Beñat (Iturraspe, min.74), Rico (Ibai, min. 74); Williams y Aduriz.
3 - FC Barcelona: Ter Stegen; Alves, Piqué, Mascherano, Alba (Mathieu, min.77); Busquets, Iniesta (Xavi, min.55), Rakitic; Messi, Suárez (Pedro, min.77) y Neymar.
Goles: 0-1, min.20: Messi. 0-2, min. 36: Neymar. 0-3, min.74: Messi. 1-3, min. 79: Williams.
Árbitro: Velasco Carballo (Comité Madrileño). Mostró cartulina amarilla Piqué (min.42), Iraola (min.43), Balenziaga (min.58), Williams (min.67), Iturrasè (min.86), Neymar (min.87) y a Busquets (min.90).
Incidencias: Unos 95.000 espectadores asistieron a la final de la Copa del Rey jugada en el Camp Nou. Presidió el partido Felipe VI. En el palco de honor se encontraban, entre otras personalidades, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, el lehendakari vasco Iñigo Urkullu; el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert; así como los alcaldes de Barcelona, Xavier Trias, y el de Bilbao, Ibon Areso.
El FC Barcelona recupera su mandato en la Copa del Rey, alzando su 27º trofeo frente al 'virrey' Athletic (23 títulos), que un año más se tuvo que rendir a su 'bestia negra' de las finales del torneo.
2009, 2012 y 2015. Tres finales entre ambos en seis años y las tres para el mismo equipo. Y en las tres un mismo protagonista: Leo Messi. El argentino dinamitó también esta última final con su magia.
En un año que ha llegado a estar en entredicho y se ha visto fuera del Barça en las portadas, el técnico Luis Enrique Martínez está a un paso de repetir la gesta del 'triplete' de su amigo Pep Guardiola.
La otra cara de la moneda es la de Ernesto Valverde, que se quedó con la miel en los labios como antes Caparrós y Bielsa. No consuela su gran temporada en la Liga regular.
Ambos equipos con sus mejores galas, salvo la novedad de Bustinza en la defensa del Athletic como lateral derecho. Ambiente de gala entre dos rivales que se respetan y dos aficiones que conviven deportivamente, todo listo para la fiesta.
Sin novedad en la pitada
Tampoco faltó la anunciada, fuerte y debatida hasta la saciedad pitada el himno de España. Hasta en eso hubo hermandad entre las aficiones. Sin sorpresas antes del partido.
A pesar de jugarse en el Camp Nou, el Athletic ejercía de local, su afición copaba mayoritariamente las gradas y su equipo salió a presionar como si estuvieran en el viejo San Mamés.
No obstante, un gol anulado a Neymar por fuera de juego y un disparo de Suárez que tuvo que despejar con el pie Herrerín presagiaban igualdad.
La táctica del Athletic era presionar, ir al choque y contener la prevista mayor posesión que iba a tener el Barça. Naufragaba su estrategia de balones en largo a Iñaki Williams para que este prolongara y pudieran montar la jugada.
Messi rompe la final
Hasta que apareció Messi para deleitar con una arrancada desde la banda derecha, caño incluido a Mikel Rico, driblando a tres rivales a la vez, recortando en el área y fustigando con la pierna izquierda para batir a Herrerín por el palo corto (minuto 19). No hay táctica que pare aquello.
El argentino estaba en todas partes, para desesperación de su "sombra" Balenziaga. El ataque del Barça pasaba por él ya fuera en el remate, el último o el penúltimo pase, como en uno que envió en profundidad a Suárez y el guante de Herrerín evitó que Neymar aprovechara la asistencia.
Incluso a balón parado. Saca Messi con rosca al área y la volea de Piqué la salva espectacularmente Herrerín. El '10' desató el ciclón blaugrana y la grada rojiblanca casi enmudeció viendo asfixiados a los 'leones'.
El tridente barcelonista se gustaba, pero las ocasiones no cuajaban. Tuvo que meterse Rakitic para hacer pared con Messi y enviar a Suárez, para que este no fallara en el pase de la muerte a Neymar (minuto 36).
Tardó 40 minutos en hacer algo notable en ataque el Athletic, con una volea al larguero de Williams. El sueño de la gabarra se diluía en solo una mitad del partido. Pero el mejor de largo de los "locales" era el meta Herrerín, sacando una falta directa de Messi antes del descanso.
El homenaje de Xavi
El portero rojiblanco siguió teniendo trabajo en la segunda parte, incansable, esperando la reacción de los suyos. En los banquillos el primero en reaccionar fue Luis Enrique dando la alternativa a Xavi Hernández por Iniesta. Tan claro lo veía que preparaba los homenajes, aunque también influyó el gemelo dolorido del albaceteño.
Más triste fue la despedida de Iraola, que después de doce años vistiendo la zamarra rojiblanca dejaba su sitio a Susaeta sin poder saborear la ansiada Copa. El público bilbaíno trataba de dar aire y se hacían notar en la grada del Camp Nou más que los propios del Barcelona.
A fuerza de agresividad consiguieron al menos los de Valverde romper un poco el ritmo del partido y que el asedio del Barça fuera más llevadero.
El partido estaba en el último tramo tan dormido, que se adormeció la defensa del Athletic y Messi se coló entre tres centrales para rematar un centro raso y tímido de Alves (minuto 73).
Veinte minutos por delante para pensar en guardar la ropa. Por eso, Luis Enrique guardó a Suárez y Alba para que entraran Pedro y Mathieu.
Imposible soñar con gestas cuando Leo Messi está delante. Ni siquiera con el gol de Williams (minuto 79) peinando de cabeza un centro de Balenziaga desde la izquierda. Despertó el Athletic buscando un segundo esperanzador; un esfuerzo elogiable.
Y habría sido un final muy bello si no hubiera existido el recuerdo de la final de 1984, con el calentón de ánimos final. Neymar vuelve a ser el señalado como provocador por intentar una filigrana que no sentó nada bien a los rojiblancos.
Todo quedó en agua de borrajas cuando sonó el pitido final y los dos equipos se dieron la mano. Lo que empezó con deportividad no podía terminar de otra manera.