El Girona choca (dos veces) contra el lado más cruel del fútbol
- La increíble remontada del Zaragoza deja al Girona en Segunda
- Los catalanes ya perdieron el ascenso directo en la última jornada
- El tercer clasificado de Segunda ha perdido una oportunidad histórica
De tocar el cielo a morder el polvo. Al Girona se le ha escapado una oportunidad histórica de subir a Primera División de forma cruel. Rozó el ascenso directo pero un polémico empate contra el Lugo lo frustró. En los play-offs, pese a su espectacular goleada en Zaragoza, acabó hincando la rodilla ante una inesperada remontada de los maños. Y el sueño se esfumó.
No pudo ser, el Girona continuará la próxima temporada en Segunda División pese a su gran temporada. El conjunto catalán vivió su primera gran decepción en la última jornada de liga, cuando vio como la diferencia de goles empapó a los asturianos en sidra y se vio obligado a guardar el cava en Montilivi.
Una victoria contra el Lugo en aquel partido les hubiera dado el ascenso directo y nada pudo salir peor. Eran equipo de Primera en el minuto noventa, pero un tanto gallego en el tiempo añadido echó abajo el ascenso. Luego llegaron la lluvia de objetos, la suspensión del partido y la ira contra un rival que no se jugaba nada.
"Nos han robado. Estoy enfadado por cómo han celebrado el gol y cómo han salido riéndose de nosotros cuando cuando se iniciaban los 40 segundos (finales del partido)", dijo Becerra. El partido se terminó jugando pero el resultado no se movió. Para colmo, el Sporting, con el que igualaba a puntos, goleó al Betis 0-3 y alimentó por igual sospechas y enfado gerundense.
Tras la debacle, el Girona se levantó para iniciar la fase de ascenso con un imponente 0-3 en Zaragoza. De nuevo hervía la ilusión por subir a Primera, aunque restaba el partido de vuelta y una final donde esperaba la UD Las Palmas. A nadie se le pasaba por la cabeza no jugársela contra los canarios. Pero el Zaragoza obró la machada, se fue de Girona con un 1-4 y dejó a los locales hundidos, tras un segundo mazazo definitivo que acabó con una aventura que nadie sabe cuando volverá a repetirse.