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Baloncesto | NBA

Los Golden State Warriors y su camino a la leyenda: historia de un récord

  • Los de San Francisco consiguen el récord de victorias en una temporada
  • El acierto en los traspasos y las buenas elecciones en el draft, claves de su éxito
  • Curry, Thompson y Green han firmado los mejores números de sus carreras

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Los Golden State Warriors, historia de un récord

En marzo de 2012, hace poco más de cuatro años, la directiva de los Golden State Warriors -por entonces uno de los peores equipos de la NBA- adoptaba una decisión muy controvertida: enviar a su estrella y máximo anotador, Monta Ellis, a Milwaukee a cambio de un alero polémico como Stephen Jackson y del pívot australiano Andrew Bogut, un número 1 del Draft demasiado castigado por las lesiones para alcanzar el estrellato que presuponía su alta elección.

Los aficionados de la bahía de San Francisco mostraron su disconformidad por el traspaso de su estrella y los Warriors entraron en caída libre, perdiendo 22 de los 27 encuentros que restaban para el final de la campaña. Sin embargo, aunque nadie lo imaginaba, en ese momento se estaba cimentando un equipo de leyenda: el de los Golden State Warriors de las 73 victorias en una sola temporada.

Porque aquella decisión fue la base de todo lo que vendría después. La marcha de Ellis dio los galones necesarios a un base de aspecto aniñado y con un físico aparentemente poco adecuado para el baloncesto de élite pero que ya empezaba a firmar buenos números individuales: Stephen Curry.

Nacen los Splash Brothers

Hijo de un exjugador de la NBA, Dell Curry -un escolta de buena mano que durante los 90 defendió la camiseta de varias franquicias, sobre todo la de los Hornets de Charlotte-, Stephen Curry se había ganado cierta fama de jugador de cristal debido a la lesión de tobillo que le apartó de las canchas durante la temporada 2011/2012.

Pero su técnico, Mark Jackson, creyó en él y en otro joven escolta novato llamado Klay Thompson -también hijo de un ex NBA, Mychal Thompson, pívot de los Lakers de Magic y Jabbar-: juntos formaron la sociedad conocida como los Splash Brothers, considerados ya como uno de los mejores dúos base-escolta de la historia.

Aquel mismo año los Warriors aprovecharon el Draft para terminar de apuntalar el futuro. De este modo llegaron a la franquicia el alero Harrison Barnes (número 7) y un desconocido ala-pívot de apenas 2,02 metros elegido en el número 35 y que pasó desapercibido para el resto de los equipos: Draymond Green.

Los mimbres de los Warriors campeones estaban empezando a ensamblarse. Esa misma temporada 2012/2013 consiguieron un récord positivo (47-35) y estuvieron a punto de dar la campanada en play-off, poniendo en apuros a los San Antonio Spurs que finalmente los eliminaron en las semifinales de la Conferencia Oeste (4-2).

Llega Iguodala y... primer revés

En la 2013/2014 sumaron un nuevo efectivo: el alero Andre Iguodala, una estrella emergente en sus años en Philadelphia y Denver que supo asumir su papel de sexto hombre saliendo desde el banquillo para, sin eclipsar el brillo de los Splash Brothers, potenciar el nivel de un equipo que ya empezaba a sonar como favortio.

Sin embargo, los Warriors cayeron esa temporada en la primera ronda de play-off ante Los Angeles Clippers (4-3) y parecía que el proyecto de baloncesto atractivo que pregonaban Curry, Thomson y compañía era poco más que una utopía.

Pero faltaba el movimiento final, la decisión que terminó por convertir a un equipo vistoso y alegre en una leyenda de la NBA: la llegada de Steve Kerr al banquillo del Oracle Arena.

Kerr, un suplente con cinco anillos

De Kerr se puede decir que, a lo largo de su carrera, supo estar en el lugar preciso en el momento adecuado. Un escolta tirador que disputó más de 900 partidos en la NBA pero que apenas fue titular en una treintena de ellos. Eso sí, defendiendo las camisetas de equipos como los Bulls de Jordan (con los que logró tres anillos, en 1996, 1997 y 1998) y los San Antonio Spurs de Tim Duncan (donde logró otros dos títulos de campeón de la NBA, en 1999 y 2003).

Tanto tiempo en el banquillo le permitó a Kerr aprender de dos de los técnicos más laureados del baloncesto NBA: Phil Jackson y Gregg Popovich. Tanto que, sin ni siquiera experiencia como técnico asistente, los Warriors le ofrecieron el puesto de entrenador titular de una de las plantillas más atractivas de la Liga.

Los resultados fueron inmediatos: los Warriors empezaron la temporada 2014/2015 arrasando, con Curry a un nivel increíble y el resto del equipo -Thompson, Barnes, Iguodala, Bogut- rindiendo por encima de los pronosticado.

Green y Livingston, de secundarios a estrellas

Pero, sobre todo, con dos nombres propios, dos historias personales cargadas de esfuerzo y sacrificio que dan más valor, si cabe, al récord de la franquicia californiana. Por un lado, el de Draymond Green, cuyo potencial pasó desapercibido para la NBA -excepto para los Warriors-. Demasiado bajo para jugar como interior, Green ha ido mejorando cada año su pase y su tiro hasta convertirse en uno de los jugadores más completos, con medias esta temporada de 13.8 puntos, 7.4 asistencias y 9.6 rebotes por partido.

El otro nombre a destacar es el de Shaun Livingston: llamado a ser uno de los grandes bases de la liga por su altura (2,01 metros) y su visión de juego, Livingston sufrió en 2007 una gravísima lesión de rodilla que le puso al borde de la retirada. Vagó de franquicia en franquicia, recayendo una y otra vez de su dolencia hasta que en 2013 los Brooklyn Nets le firmaron por un año en el que demostró que aún podía ser válido para el baloncesto profesional.

Steve Kerr también creyó en él y conveció a los Warriors para que le ofrecieran un contrato de tres años y hacer de Livingston el relevo -y en varias fases del juego el complemento- de Stephen Curry.

Curry MVP y campeones ante los Cavaliers

La temporada 2014/2015 casi fue un paseo para los de San Francisco. Mejor equipo de la temporada regular (67 victorias por 15 derrotas, mejor récord histórico de la franquicia), Curry elegido MVP casi por unanimidad e incluido en el mejor quinteto de la NBA, Klay Thompson en el tercero, Draymond Green seleccionado en el mejor equipo defensivo y, sobre todo, campeones de la NBA 2014/2015 después de imponerse -no sin más dificultades de las previstas- a unos Cleveland Cavaliers muy mermados por las lesiones y entregados por completo a un LeBron James inmenso pero insuficiente.

Durante el verano la directiva de los Warriors consiguió renovar a Draymond Green ofreciéndole un contrato digno de la estrella en la que se había convertido contra todo pronóstico, conservando de este modo el bloque campeón. Algunas voces empezaron a especular con la posibilidad de que los de San Francisco bajaran el pistón respecto a la temporada anterior, calmada ya su 'hambre' de títulos con el anillo obtenido ante los Cavaliers.

Camino del récord

Pero Curry y los suyos dejaron con la boca abierta a todo el mundo con su arranque de temporada: un 24-0 de inicio, pulverizando las marcas anteriores (15-0 de los Washington Capitals de la 48/49 y de los Houston Rockets 93/94). Fue entonces cuando empezó a fraguarse la posibilidad de que los Warriors batieran un récord hasta ahora inalcanzable: las 72 victorias y 10 derrotas en temporada regular que consiguieron en la 1995/1996 los Chicago Bulls de Michael Jordan, Scottie Pippen y... Steve Kerr.

Los Warriors solo han tropezado en nueve ocasiones: ante Milwaukee Bucks (108-95), Dallas Mavericks (114-91), Denver Nuggets (112-110), Detroit Pistons (113-95), Portland Trail Blazers (137-105), Los Angeles Lakers (112-95), San Antonio Spurs (87-79), Boston Celtics (106-109) y Minnesota Timberwolves (117.124) . Todas ellas, excepto las dos últimas, lejos del Oracle Arena donde han estado muy cerca de hacer pleno de victorias.

Un dato importante, los Warriors solo han marcado menos de 100 puntos en seis partidos, todos ellos saldados con derrota: únicamente en su tropiezo en Denver y en las derrotas en casa ante los Celtics y los Wolves los de Steve Kerr superaron la centena y se marcharon de vacío. Y otro apunte más: siete de sus partidos se han decidido en la prórroga -en Boston, con doble prórroga- y en seis de ellos –solo cayeron ante Minnesota- los de San Francisco terminaron imponiéndose, a veces con tiros imposibles de Stephen Curry, que ha convertido en algo normal esta temporada clavar triples de nueve metros como si lanzara tiros libres.

Una marca con nombres propios

Si nos fijamos en las estadísticas individuales vemos que el récord tiene nombres propios. Por supuesto, Stephen Curry, que ha firmado los mejores números de su carrera: 29.9 puntos por partido -máximo anotador de la liga regular-, 8.5 asistencias, 5.5 rebotes y 212 robos. Con un total de 402 triples conseguidos –casi 5 por encuentro-, es el líder histórico en esa faceta, batiendo su propia marca de la pasada temporada (285). Ha igualado a Donyell Marshall y a Kobe Bryant como el jugador con más triples anotados en un partido (12), una marca que antes o después caerá. Solo en 13 de los 79 encuentros disputados –ha descansado en tres ocasiones- ha conseguido menos de 20 puntos y en una única ocasión bajó de 10 -ante Denver, con solo 5 puntos-. Por el contrario, en 40 ocasiones ha logrado 30 o más puntos, en 13 ha superado los 40 y en tres, los 50, con los 53 que le endosó el 31 de octubre de 2015 a los New Orleans Pelicans como tope de la temporada.

Pero también Klay Thompson (22.2) y Harrison Barnes (11.7) están logrando esta campaña las mejores medias anotadoras de sus carreras. Y, por supuesto, Draymond Green, que ha mejorado todas sus estadísticas de la temporada anterior y ha logrado 13 'triples-dobles' -dobles dígitos en tres estadísticas en un mismo partido-, el segundo tras Russell Westbrook. Green es el paradigma del jugador total, capaz de jugar en las cinco posiciones del campo gracias a su capacidad de pase, intensidad reboteadora y tiro de larga distancia.

¿Y ahora qué?

Está claro que lo logrado hasta ahora por los de Steve Kerr les hace desde ya un sitio en la historia. Pero también hay que reseñar que una marca así no vale de nada si no viene acompañada del anillo de campeón.

Otros diez equipos en la historia han logrado 67 o más victorias en una temporada, incluyendo los Warriors de la 14/15. En ocho ocasiones terminaron proclamándose campeones pero en dos oportunidades (Boston Celtics en la 72/73 y Dallas Mavericks en la 06/07) se quedaron sin premio final.

Golden State va a tener un enorme obstáculo en el camino que se llama San Antonio Spurs, que también ha logrado completar la mejor temporada de su historia. La franquicia texana ha logrado reunir un equipo potentísimo, en el que siguen los veteranos que hicieron posibles los anillos de 2003, 2005, 2007 y 2014 (Parker, Duncan y Ginobili) pero en el que ya sobresalen otros hombres como LaMarcus Aldridge y Kawhi Leonard. Todos ellos dirigidos por Gregg Popovich, el mejor entrenador en activo y sin duda uno de los grandes de la historia de la NBA.

Se da la circunstancia de que, al ser ambos equipos de la Conferencia Oeste, Warriors y Spurs no podrán cruzarse en la final de la NBA y solo lo harían en una final de conferencia, lo que imposibilita que podamos ver la que, a priori, sería el mejor enfrentamiento de la historia. Pero ya habrá tiempo de detenerse en esa circunstancia.