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Ciclismo | Vuelta 2016

Quintana y la montaña contra Froome y el reloj

  • El colombiano tiene 58 segundos de ventaja sobre el británico
  • Este miércoles, etapa con final en el alto de Peña Cabarga
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Tras los Lagos, el duelo entre Quintana y Froome se traslada a Peña Cabarga

El pelotón de la 71 Vuelta a España afrontará en la cima cántabra de Peña Cabarga su cuarto final consecutivo en alto, aunque lo hace tras haber vivido la primera jornada de descanso de la carrera.

La undécima etapa llevará a los ciclistas desde la localidad asturiana de Colunga hasta Peña Cabarga con un recorrido de 168,6 kilómetros, en los que la única dificultad orográfica será la ascensión final.

Una complicación añadida al final en alto, en un puerto corto pero con rampas que salvo algún ligero descansillo está prácticamente siempre por encima del 11 % y que llega hasta el 19 %, será que la carrera discurrirá toda la etapa muy próxima al litoral lo que en caso de soplar aire puede provocar la formación de los siempre temidos abanicos.

Será una nueva oportunidad para que los aspirantes al triunfo, el colombiano Nairo Quintana y el británico Chris Froome, tengan un nuevo pulso para hacerse con el jersey rojo que distinguirá en Madrid al vencedor de la 71 Vuelta a España.

Quintana quiere emular a Froome en el Tour

Quintana y Froome llegaron como principales referencias a la salida del orensano balneario de Arnoia y tras diez etapas lo han confirmado. El duelo que no se pudo vivir el pasado julio en el Tour de Francia, por la enorme superioridad que mostró el británico frente a sus rivales, se espera que se haga realidad en la carrera española.

Entre otros convidados al duelo colombiano-británico, van a estar el incombustible Alejandro Valverde, compañero de Quitana, que afronta su tercera gran vuelta de la temporada en una espectacular forma; el colombiano Esteban Chaves (Orica) y el madrileño Alberto Contador (Tinkoff).

Al de Boyacá le encantaría poder emular la actuación que protagonizó el ciclista de origen keniano por las carreteras francesas este verano, aunque ya sabe que esa situación no va a ser fácil que se repita.

El intento de hacer doblar la rodilla al cartesiano ciclista británico deberá ir acompañado de una soberbia actuación en la que el colombiano, si quiere repetir la histórica victoria de su paisano Lucho Herrera, que ganó la Vuelta en 1987, deberá exprimirse hasta el límite de sus fuerzas.

En el coruñés Mirador de Ézaro, el triunfo, aunque pírrico, fue para Froome por seis segundos. Allí, en la tercera etapa, fue el primero en golpear al rival.

Quintana consiguió devolverle los golpes y con mejor acierto en el leonés alto de La Camperona y en los míticos Lagos de Covadonga. El balance 58 segundos en total a su favor. Exactamente la misma que refleja la clasificación, una vez sumadas y restadas las diferentes bonificaciones de las llegadas.

Prácticamente todos coinciden en el peligro que encierra el británico ya que "va a ir a más", algo que incluso él mismo ha afirmado, por ello Quintana nada más vestirse de rojo junto a los lagos Enol y Ercina expresaba cautela con su adversario. "Querría tener tres minutos a mi favor antes de la contrarreloj", dijo.

Esta segunda parte del recorrido de la Vuelta apenas deja espacio para el respiro, con etapas encadenadas sin fin de media montaña y algunas de ellas con final en alto.

Todo lo demás será terreno abonado para acosar al adversario. La cántabra Peña Cabarga abrirá boca tras la jornada de descanso, además de ser el cuarto final consecutivo en alto.

Junto a la contrarreloj de Xabiá y Calpe, las jornadas que más temen los ciclistas son las otras dos calificadas por los organizadores de alta montaña, como la que finalizará en el francés col d'Aubisque tras una jornada extremadamente dura con 5.200 metros de desnivel positivo acumulado, y el penúltimo día el final en el alicantino alto de Aitana.

Aunque con estos no se concluirán las llegadas en cuesta, ya que quedarán pendientes el de la estación invernal aragonesa de Formigal y el inédito alto castellonense de Penyagolosa en Llucena.

Montaña contra reloj

Se inicia una guerra de guerrillas. Cada segundo tendrá su peso en oro. Mientras Quintana tratará de establecer una ventaja en torno a los 3 minutos, ó más, para llegar con ciertas garantías a la contrarreloj de Calpe, de 37 kilómetros. Froome, por su parte, tendrá que minimizar los daños en los puertos para que decida su mejor aliado, el reloj.

Sabe Froome que le tocará perseguir al colombiano en cada llegada en alto. Tiene preparada su estrategia para los casos de urgencia, es decir, no perder los nervios, regular su ritmo, mirar el potenciómetro que tanto le gusta y mover el "molinillo" hasta que el cuerpo y los vatios aguanten.

Montaña contra reloj. Esa es la cuestión en una Vuelta que disfrutó en Asturias su primera jornada de descanso. La general está apretada. En un minuto viven los inquilinos del podio, donde Alejandro Valverde, en su tercera grande consecutiva en el año, figura segundo. El murciano será un ayudante de lujo para Quintana ante un Froome que no tiene el Sky dominador del Tour.

La última semana será de infarto si la carrera sigue igualada. El inédito Más de la Costa, en Castellón, una subida de 4 kilómetros con rampas del 23 por ciento puede causar estragos. Será la última opción antes de la cronometrada de Calpe, la cita que ocupa la mente de Froome, su tabla de salvación si quiere saldar su cuenta pendiente con la Vuelta.

Si después del examen cronometrado siguen las dudas, el Alto de Aitana, la víspera de la llegada a Madrid, hará de juez. Entonces tanto Quintana como Froome habrán echado su cuentas. Las cartas están repartidas. Unas en los puertos, otras las lleva las manecillas del reloj. El reto ahí queda.

Este miércoles el pelotón vuelve a rodar en la undécima etapa entre Colunga y Peña Cabarga, de 168,6 kilómetros. Final en alto con 5,9 kilómetros con pendiente media del 9,8 por ciento y máxima del 18.