Los atletas se anticiparon al 'Brexit'
- El deporte británico tiene muchas particularidades
- El fútbol inglés tuvo grandes enfrentamientos con la FIFA y la UEFA
- El 'Team UK' de atletismo ha competido contra el 'resto de Europa' con frecuencia
El primer sábado de 2017 el parque Holyrood de Edimburgo volvió a acoger una de las mejores carreras de cross del mundo. EE.UU. quedó primero, por delante de Europa y Reino Unido.
En algunas grandes competiciones internacionales, en paralelo a la prueba individual, los atletas de un mismo país suman sus tiempos o puestos para una clasificación conjunta. Pero es raro que los equipos sean en unos casos por nacionalidades y en otro por continentes. La particular distribución de los atletas en esos equipos se repite en este cross de la capital escocesa desde 2011.
Y es que el atletismo se ha adelantado en cierto modo al Brexit, la salida de la Unión Europea por parte del Reino Unido cuya negociación se inicia formalmente este miércoles.
Incluso en la Copa del Mundo de Atletismo, una extinta competición organizada por la IAAF (la federación internacional), Reino Unido compitió entre 1989 y 2002 separada de Europa.
Una situación parecida a la que se vivió durante décadas con la Copa Ryder de golf, que desde 1926 hasta 1970 enfrentaba a las selecciones británica y estadounidense. Luego cambió el formato y pasó a enfrentar al equipo de la superpotencia americana contra un combinado europeo.
Esta particularidad británica es extensible a muchísimos deportes. Por supuesto también en el fútbol; un juego cuyas reglas modernas se dictaron en Londres en 1863 por parte de la recién fundada The Football Association.
La primera Copa de Europa sin "los campeones del mundo"
Dominadores durante décadas y ganadores de los primeros partidos internacionales, los ingleses recelaron de la primera gran competición que se organizó fuera de las islas, la Copa de Europa, una idea que surge precisamente justo después de un doble enfrentamiento en diciembre de 1954 entre un equipo de las Midlands y sendos rivales de Budapest y Moscú. Según recuerda la propia UEFA, un diario británico saludó el triunfo de Wolverhampton como si se hubiera proclamado “campeón del mundo”, a lo que el francés L’Equipe reaccionó proponiendo la competición que ha derivado en la Liga de Campeones, pero que en su primera edición no contó con los campeones ingleses por razones que no han quedado muy claras.
Conviene recordar que la federación inglesa había abandonado años atrás la FIFA por diferencias surgidas en torno al estatus de los equipos considerados oficialmente amateurs. Por esta razón, Inglaterra no participó en los Mundiales de 1930, 1934 y 1938.
En tenis se da una de las peculiaridades que más destaca a simple vista, concretamente en Wimbledon, el elitista club de las afueras de Londres que acoge el torneo más antiguo del mundo. Allí, entre otras tradiciones, todos los jugadores deben vestir de blanco.
Por su parte, muchos amantes de las motos tienen otro acontecimiento fetiche en un territorio semiautónomo entre Gran Bretaña e Irlanda: Man. En las carreteras de esa isla se disputa cada año Tourist Trophy, la prueba de carretera más prestigiosa y peligrosa del mundo.
Otra particularidad se da en el baloncesto, deporte en el que los británicos están sorprendentemente lejos del nivel de sus colegas de la Europa continental. No obstante, es habitual que Londres sea la sede de varios partidos de la mejor liga del mundo, la NBA.
Relación transatlántica
Algo que también ocurre con la NFL, la liga de fútbol americano que apenas tiene implantación más allá de Norteamérica. No obstante, como declaraba al Telegraph Maria Patsalos, de un bufete londinense, "la NFL considera a Londres como puerta a Europa", algo que “ahora puede reconsiderar” con el Brexit.
Ajenos en su mayoría a los debates políticos, los deportistas británicos estrechan a su manera la histórica relación especial transatlántica. Y es que en los Juegos Olímpicos de Río 2016, el Team UK se aupó a la segunda posición del medallero, solo por detrás de los Estados Unidos, que se llevó 46 oros. Los británicos sumaron 27 (los mismos que Alemania y Francia juntas, que fueron las dos siguientes naciones europeas).
Algo similar pasó en los últimos Juegos de la Mancomunidad, la Commonwealth, celebrados en Glasgow en 2014 y en los que Inglaterra superó por primera vez desde 1986 a Australia. Veremos si los oceánicos se toman la revancha en Auckland 2018 en un acontecimiento en el que tienen cabida deportes poco frecuentes fuera del antiguo Imperio británico, como los bowls (bolos sobre hierba), el netball o incluso el squash. Por no hablar del críquet, que solo formó parte del programa de esos Juegos en una ocasión.
Y volviendo al deporte rey de los Juegos y a la prueba de cross de Edimburgo. La carrera masculina de este año se anunciaba como un duelo entre el británico Mo Farah, de origen somalí, y los demás; pero el supercampeón se hundió en la parte final y la victoria la disputaron su compatriota Callum Hawkins y el estadounidense Leonard Korir. En la recta final fue este, de origen keniano, el que se impuso al joven representante del Reino Unido y criado en Escocia... un país en la encrucijada del Brexit. Y una competición paradójica donde las haya.