Chris Froome salda su cuenta pendiente con la Vuelta
- El británico gana por fin una carrera que llevaba peleando desde 2011
- Ha sido escoltado en el podio por el italiano Nibali y por el ruso Zakarin
- Engrosa su palmarés con un doblete tras sumar tres segundos puestos
Como un bonito cuento se cierra el círculo de Chris Froome (Sky) con la Vuelta ciclista a España al ver al británico con el rojo en lo más alto después de tres segundos puestos (2011, 2014 y 2016). Queda saldada una deuda pendiente con la ronda española, esa en la que se dio a conocer al gran público.
Fue en 2011 y ese ciclista nacido en Kenya pero que competía como británico mantuvo un pulso hasta el penúltimo día con el cántabro Juanjo Cobo. Acabó segundo en su primera participación, le venció Cobo por 13 segundos, pero se ganó el reconocimiento de la afición. No interpretó el típico papel del extranjero al que todos odian porque puede arrebatarle el triunfo al de casa gracias a su entrega y caballerosidad.
En 2014 repitió resultado, esta vez por un minuto y 10 segundos ante el ídolo local: Alberto Contrador —el de Pinto se impuso también en la Vuelta de 2012, donde Froome terminó cuarto—.
Después de verse obligado a abandonar en 2015 por una caída, su empeño no cejó y en 2016 peleó contra el de Pinto y contra Nairo Quintana. La gloria se la llevó finalmente el colombiano por un minuto y 23 segundos. Froome no se iba a detener hasta ganar la ronda española, lo avisó.
Entre ese 2011 y hoy, se ha entretenido venciendo nada más y nada menos que cuatro Tours de Francia. Por fin, en Madrid, ha lucido flamante el maillot rojo —primer británico que lo hace—. Consigue así un hito, ganar en el mismo año Tour y Vuelta, que solo alcanzaron Bernard Hinault en 1978 y Jacques Anquetil en 1963 —los franceses lo hicieron cuando la Vuelta se disputaba antes de la ronda gala—.
Dominio de Andorra a Madrid
Su anhelada victoria final ha sido incontestable. Desde la tercera etapa, la primera de montaña, marcó territorio. Antes de finalizar los 158,5 kilómetros que unieron Prades y Andorra La Vella, puso a su potente equipo a trabajar para posteriormente atacar y demostrar, por mucho que hubiera ganado el Tour de Francia un mes antes, quería su Vuelta.
Líder 19 de las 21 etapas, todas menos las dos primeras jornadas -una contrarreloj por equipos y una llana-. Vencedor de etapa en dos ocasiones, una de final en alto en Cumbres del Sol y la otra en la única contrarreloj individual, en Logroño.
No ha bajado su ventaja respecto a sus perseguidores de los 59 segundos desde la undécima etapa. Tan solo ha pasado un momento de crisis, en la duodécima jornada cuando padeció dos caídas en la bajada hacia la meta en Antequera y perdió entonces 42 segundos con Contador y 20'' con Nibali; los dos corredores, sobre todo el primero, que más pusieron a prueba con sus ataques la firmeza de líder del Sky.
Y en las durísimas e impactantes rampas del Alto de Los Machucos, primero el madrileño y después el italiano sometieron al corredor británico a un ejercicio de supervivencia que completó agarrado a la rueda de su compañero Mikel Nieve. "Si soy sincero, me gustaría no volver a ver nunca Los Machucos", dijo Froome tras un día duro bajo el cielo encapotado de Cantabria.
Superado ese momento, sólido y sin riesgos, el sábado en el Alto de L'Angliru demostró de nuevo una ambición incontenible. “Quisimos cazar a Alberto para ganar la etapa pero estaba muy fuerte”, confesaría después de llegar 17 segundos más tarde que el de Pinto.
Merecido ha sido en el último día el homenaje que le ha brindado la afición española. Reconocieron el esfuerzo de un campeón que no se arruga en decir públicamente que le encanta esta carrera, que es la gran vuelta que más le ha costado ganar.
Ya puede llevarse a su casa de Mónaco el maillot rojo de la Vuelta, ese que se enfundó por primera vez tras una crono, un 29 de agosto de 2011, y que ha perseguido casi sin pausa.